Según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) pertenecen a unas 40 nacionalidades diferentes

Unos 5 mil refugiados viven en la Argentina

A partir del conflicto sirio varios ciudadanos de ese país buscan reunirse con parientes que ya están aquí. La nación tiene una importante tradición humanitaria en dar asilo. Lo más difícil para los refugiados es la inclusión laboral y el acceso a la vivienda.

Las imágenes de los últimos días mostraron los terribles momentos que pasan miles de ciudadanos sirios tratando de alcanzar las fronteras que los libere de la guerra en su tierra. En esta carrera desesperada la palabra "refugiado" es la más anhelada por miles de desplazados. Buscan ser reconocidos como tales en naciones como Alemania, con la intención de ser protegidos por el alcance de leyes internacionales.

La Argentina tiene una importante tradición de dar ayuda a quienes son perseguidos por razones políticas, religiosas, étnicas o que ven peligrar sus vidas por guerras. Aunque está lejos geográficamente del conflicto en Siria, el país adhirió a tratados internacionales y desde hace años recibe gente que necesita ayuda de todas partes del mundo.

En colaboración com el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) varias ONGs trabajan para ayudar a las personas que se acercan en forma desesperada para buscar amparo.

Una de estas instituciones es la Comisión Argentina para los Refugiados y Migrantes (CAREF) que trabaja en el país hace más de 40 años. "El tema de los refugiados en la Argentina no es nuevo. Caref ya tiene varias décadas. Empezamos tratando de ayudar a quienes llegaban desde Chile tras el golpe de estado de Pinochet", señala a La Prensa Gabriela Liguori, coordinadora general de Caref.

La especialista agrega que eran tiempos difíciles para llevar adelante estas tareas. "Era difícil que les garantizaran derechos a personas de afuera ya que no se garantizaba a nadie, ni a los ciudadanos argentinos. Fueron tiempos muy arduos y difíciles donde quienes trabajaban en esta tarea ponían el cuerpo".

MAS GARANTIAS
Caref se formó a partir de la iniciativa de iglesias protestantes. También participó la iglesia católica, e instituciones de Cuyo, Bahía Blanca y Neuquen, bajo el paraguas de Acnur.
Con la llegada de la democracia a los países de la región, incluida la Argentina, la posibilidad de garantizar el ingreso de refugiados se hizo más fácil.

"Igual el estado argentino siempre estuvo al frente de la protección de refugiados. Adhirió a las convenciones del 51 y el 67 y en 2006 sancionó la ley 26165 de protección al refugiado"", expresa Liguori.

La investigadora indica que esta ley es muy importante porque incorpora las normas internacionales de protección al refugiado. "Lo único, lamentablemente nunca fue reglamentada, pero se está poniendo en práctica y es un gran avance".

Liguori recuerda que el refugiado es aquella persona "que ante un conflicto en su tierra, donde corre riesgo o es perseguida al llegar a otro estado puede pedir refugio en el marco de una protección de alcance internacional".

En el caso de Argentina se pide protección a la Comisión Nacional de Refugiados (Conare). Se analiza el caso y de ser aprobado la persona pasa a tener derechos de refugiado.

LOS ALCANCES
La especialista señala que al poseer carácter de refugiado se le debe ayudar a que sea incluido socialmente y a la integración en términos regionales.

En estos puntos, Liguori cree que el estado aún debe hacer más esfuerzos. "La inclusión laboral, el acceso a una vivienda no es algo fácil para los refugiados. Es decir que comparten los temas difíciles de la población en general".

En cuanto a los solicitantes, Liguori explica que muchos llegan como víctimas de desplazamientos internos dentro de sus países. "Esto ocurre, por ejemplo, con gente de Colombia. También hay refugiados de Haití, India, Cuba y Siria". 

Liguori destaca en este último caso, lo hecho por el gobierno argentino de facilitar el visado humanitario de ciudadanos sirios a la argentina. Hoy hay 233 refugiados sirios viviendo en el país. "Familiares o allegados que están en Argentina de personas que viven en Siria pueden pedir reunirse con ellos y se hace un trámite acotado".

En el caso de América, son muchos los colombianos que han pedido ser refugiados en el país, pero no siempre se les otorgó. También aparecen varias personas procedentes de Haití, principalmente luego del terremoto.
Luego están aquellos que piden asilo por conflictos internos que no son del continente. Hay gente de Ghana, Sierra Leona, Bangladesh, entre otras nacionalidades.

TOMAR CONCIENCIA
Liguori cuenta que en general los refugiados residen en las grandes urbes del país, como Buenos Aires, Córdoba y Rosario. "Suelen tener trabajos variopintos, de acuerdo a las posibilidades. Para los profesionales es muy difícil seguir con su profesión, hay que hacer todo un trabajo de validación de título".

"La vida de un refugiado no es fácil -agrega-, hay que entender que suelen pasar por situaciones traumáticas. Por eso necesitan mucha contención de parte de los estados".

Liguori reflexiona que la dramática situación que vive el pueblo sirio "deja en evidencia cuanto nos falta para avanzar en términos globales solidarios. Es importante reflexionar que implica ser un refugiado, sus padecimientos. El tener que salir con lo puesto y el morir en el intento por buscar un lugar en paz".

La coordinadora general de Caref expresa que "las fronteras se han convertido en espacios de expulsión de inmigrantes. Solo se las piensa en términos de seguridad. Vemos cuanta gente desaparece en la frontera mexicana, los problemas en el tríángulo norte. El mundo vive una crisis humanitaria delicada".