Biografía de una mujer atribulada

Yo fui la espía que amó al Comandante

Por Marita Lorenz
Ariel. 270 páginas

La vida de Marita Lorenz es una vida de novela. De novela negra y de novela de espías. Algunos pasajes de Yo fui la espía que amó al Comandante tienen su contrapartida en The shot, de Philip Kerr, donde aparecen las tramas que querían cobrarse las vidas de Fidel Castro y John Kennedy, dos momentos claramente vinculados a la biografía de Lorenz. Precisamente, uno de los principales atractivos de la obra es la trayectoria rocambolesca de la autora, desde su paso por los campos de concentración nazi al final de la Segunda Guerra Mundial, a su condición de amante de los dictadores latinoamericanos Fidel Castro y Marcos Pérez Jiménez y a su colaboración con la CIA, el FBI o la DEA.

En el libro, Lorenz relata cómo conoció a Castro a bordo del barco de su padre, que había atracado en La Habana en 1959 y al que el flamante líder cubano se había acercado por curiosidad. "Fue amor a primera vista", asegura la autora, a quien Fidel llamaba alemanita y que se quedó tan enamorada que volvió a Cuba para vivir con él. Castro llegó a decirle que sería la primera dama de Cuba, un título que nunca le atrajo: se contentaba con quedarse cerca de él.

Lorenz no siente rencor, odio ni sospecha hacia Castro por lo que pasó con su hijo, Andrés, después de que la drogaran cuando su embarazo ya estaba avanzado y despertara horas más tarde con fuertes sangrados, pensando que le habían provocado un aborto. Volvió de inmediato a Estados Unidos, y Castro no le dijo que su hijo estaba vivo hasta que regresó a Cuba para intentar asesinarlo. 

Cuando echa la vista atrás, la mujer asegura que sólo se arrepiente de una cosa: no haber escuchado a Fidel y haberse quedado en Cuba el día que frustró la misión de la CIA para matarlo.

Matías Lucas