Siete días de política

El proyecto opositor de Macri excluye a Massa y de Narváez

Para evitar un fracaso como el de la Alianza arma un proyecto limitado a su liderazgo más el aparato radical. No habrá así un frente "anti K". Estrategia para llegar al poder y conservarlo.

A poco más de dos meses de las PASO el escenario electoral comenzó a despejarse. Por lo menos por el lado opositor, porque en el oficialismo quedan varias incógnitas por despejar. El candidato opositor con más chance, Mauricio Macri, ya perfiló su estrategia: irá con una oferta propia y no con un frente que integre a Sergio Massa.

El miércoles dijo con todas las letras "Massa no es parte de nuestra propuesta". Fin del debate. Un debate alentado por quienes quieren asegurar la derrota "K" a cualquier costo y por el propio Massa que ve caer a plomo su intención de voto desde hace ya varios meses.

¿Por qué Macri se niega a un pacto con Massa? Por varias razones. Tenía ante sí dos alternativas. Una, formar un frente opositor compitiendo el Frente Renovador, vale decir, lo que hoy piden Massa y Francisco de Narváez. La segunda, conformar una coalición con la UCR, en la que su liderazgo no estaría en discusión. Como contraprestación los radicales podrían conservar su estructura traccionados por la candidatura presidencial de Macri.

Esta variante cuenta con el visto bueno de Jaime Durán Barba, el principal asesor del jefe de gobierno porteño. Conlleva el riesgo de luchar en soledad contra todo el aparato oficialista (nacional + bonaerense), pero tiene la ventaja de presentar a Macri-UCR como una opción netamente opositora. Un entendimiento con el peronismo refugiado detrás de Massa diluiría esa imagen.

La decisión de sostener un claro perfil opositor se funda en la convicción de que un sector mayoritario de la sociedad -cerca del 60%- quiere un cambio. Un cambio en favor de la tolerancia, de no criminalizar a la oposición, de aceptar que el que disiente no es un aliado de los "buitres", un oligarca o un genocida.

Para que el cambio no atemorice a quienes quieren conservar parte del actual estado de cosas hace falta generar la convicción de que algunas ventajas no serán eliminadas -planes, subsidios- y que la gobernabilidad no será puesta en riesgo. ¿Cómo lograrlo? En principio diciéndole no a un frente opositor amplio con el peronismo massista.

El apoyo del aparato bonaerense renovador se diluiría al día siguiente de que los intendentes del conurbano consigan la reelección. En segundo término, fortaleciendo el liderazgo de Macri, es decir, poniendo todos los resortes del poder presidencial en sus manos, lo que significa una fórmula presidencial PRO sin mezcla.

Esta idea también proviene de Durán Barba quien ha ratificado sus opiniones con hechos. Consiguió diluir la alta imagen negativa que mostraba Macri en sus comienzos y hoy es el dirigente que domina sin ninguna oposición el distrito electoral más exigente del país.

El fortalecimiento del liderazgo de Macri fue progresivo y poco tiempo atrás superó una prueba de fuego al aplastar la desobediencia de Gabriela Michetti. La senadora se negó a seguir sus órdenes y terminó arrastrada por una avalancha de votos, a pesar de que Macri no la enfrentó personalmente sino representado por Horacio Rodríguez Larreta.

Sobre el futuro de la gobernabilidad también tuvo declaraciones interesantes el reelecto gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey. Tras obtener el 50% de los votos afirmó que intentará que los gobernadores del NOA negocien en conjunto su apoyo al próximo presidente, sea quien sea. También recordó que los peronistas suelen alinearse rápidamente detrás de quien firma los cheques.

Bajo estas circunstancias Macri confía en que las PASO funcionen como una primera vuelta, en quedar cara a cara con Daniel Scioli para la general y que parte de los votos obtenidos por Massa y Margarita Stolbizer se canalicen hacia él. En cuanto a la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal ya ronda los 20 puntos de intención de voto y el arrastre de Macri podría sumarle otros 10.

Si todo funciona como algunos de sus asesores predicen, Macri iría a una final con Scioli que también tiene problemas que resolver. Uno no menor es el del candidato a vicepresidente. El otro es la candidatura a gobernador de Buenos Aires. La presidenta apoya a Aníbal Fernández que tiene un 70% de imagen negativa. Su otra preferencia es Julián Domínguez, de muy bajo nivel de conocimiento. Martín Insaurralde y el matancero Espinosa, los dos peronistas más fuertes fueron vetados por ella.