Nos ocupamos del bienestar 250 gatos en estado de abandono

"La tarea de los voluntarios del Jardín Botánico es enorme"

Hace un año que formo parte del grupo de voluntarios que se encarga de cuidar, en todos los sentidos posibles, de los gatos que son abandonados en el Jardín Botánico Carlos Thays de la ciudad de Buenos Aires. 

Siempre amé profundamente a los animales y, sobre todo, a los gatos -es una especie de herencia familiar-, por eso disfrutaba escuchando y leyendo historias acerca de personas que dedicaban su tiempo y esfuerzo para salvarlos del abandono. Hasta que que decidí que no me alcanzaba con escuchar y leer, quería hacer. Tomada la decisión tardé pocos minutos en contactarme con los voluntarios de Botánico y me uní a este grupo increíble de personas que lleva acabo un inmensa tarea, que muchas veces es minimizada.

La Comisión Proteccionista Gatos Botánico funciona desde 2006 y es independiente de las autoridades del jardín. Gracias a ellos desde ese año hasta hoy la colonia de gatos disminuyó notablemente, de más de 500 gatos el Jardín cuenta en la actualidad con 86. Este descenso se debe a las castraciones que se realizan -todos están esterilizados y se los reconoce por una marquita en la oreja- y a las adopciones -unas 150 por año-, que se impulsan desde las redes sociales (www.facebook.com/hacefelizaungato y www.facebook.com/comisiongatosbotanico), la folletería y el "boca a boca".

Cabe destacar, que estos 40 rescatistas no reciben un centavo del Estado, ni nacional ni porteño. Cualquier costo en la atención veterinaria para los 250 gatos de los que se ocupan por año es costeada desde su propio bolsillo y con la ayuda de donaciones particulares.

La organización es impecable y existen grupos para cada tarea: finanzas, tránsitos, voluntarios para alimentar, comunicación, protectores, legales, adopciones e, incluso, una tienda con productos cuyas ganancias son para solventar algunos gastos.

Los gatos son alimentados todo el año. Cada día de la semana tiene un grupo que, llueva o truene -sin exagerar-, reparte la comida donada por Whiskas en cada sector del parque. A esta tarea me sumé yo. Lo que más me sorprendió en mi primera recorrida fue el recibimiento de los gatos, que al escuchar las rueditas de los carros en los que cargamos el alimento comienzan a aparecer desde las plantas y a bajar desde los techos y árboles. Nunca falta el que nos acompaña, como una especie de anfitrión, durante todo el recorrido, mechando mauillidos y paseos entre nuestras piernas. 

Eugenia Pascual, Matilde Pascual, Pamela Nieves, María Soledad Grau, Florencia del Carril, Laura Martino y Carolina Bohorquez son mis compañeras de los sábados y con quienes aprendo cada detalle, desde los cuidados médicos hasta los nombres de cada uno de felinos del parque.

"No están bien viviendo en el Botánico, no tienen donde refugiarse y quedan a merced de cualquier peligro, Necesitan de un dueño que les de cariño", asegura Eugenia.

Los momentos de felicidad se dan con cada adopción (controlada mediante un contrato con el adoptante), pero los de angustia y dolor son muchos. Es que abandonan más de 100 gatos por año, preñadas o con crías, con discapacidades, ancianos, con problemas de conducta.

Además, hay que lidiar con los ataques de perros que ingresan a través de algunas rejas y matan a los gatos más nuevos que, acostumbrados a vivir en un hogar, se ven completamente indefensos. Por esta razón estamos pidiendo al gobierno de la Ciudad la colocación -o el permiso para hacerlo- de un entramado en el enrejado para prevenir no sólo las muertes si no también el abandono.

Muchas veces con éxito y otras tantas no, buscamos cambiar el destino de estos animalitos ignorados por gran parte de la sociedad. Puede ser que, para muchos, seamos las "locas de los gatos" y capaz que así sea, pero les aseguro que es una locura que cura la indiferencia y el abandono.