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"Tinieblas para mirar" reúne todos los cuentos inéditos del autor de "Santa Evita". Los textos fueron descubiertos por el hijo del escritor entre miles de manuscritos sin clasificar.

Periodista estrella, gestor directo del boom de la literatura latinoamericana, constante biógrafo extraoficial de Perón, novelista de éxito planetario. Por cinco décadas Tomás Eloy Martínez ocupó los dos lados del mostrador de la producción cultural argentina (y, por qué no, de todo el orbe de habla hispana), con una obra que interesó por igual a lectores profanos y expertos de la academia.

Ahora la aparición de Tinieblas para mirar, un libro que reúne todos sus cuentos hasta ahora inéditos, concentra una vez más la mirada sobre el método insignia del autor de Santa Evita: sacar el mayor provecho ficcional de acontecimientos de la crónica diaria o del pasado histórico más o menos reciente.

Aunque bosquejado por su autor poco antes de su muerte, el 31 de enero de 2010, los textos descubiertos por su hijo Ezequiel entre "miles de documentos, manuscritos y hojas sin clasificar" no son reflejo de un libro que hubiera estado preparando sino la reunión de cuentos y crónicas, 14 en total, algunas desconocidas hasta esta edición de Alfaguara, escritas entre las décadas de 1960 y 1980, y ordenadas según climas o temas comunes.

TODOS LOS RELATOS

"No hay más relatos, estos son todos", anticipó Ezequiel Martínez, creador de la Fundación TEM que desde 2011 custodia el legado de su padre y promueve el periodismo latinoamericano, en especial entre los jóvenes, a partir de actividades y del acceso público a un archivo que contiene todo el material bibliográfico y audiovisual del autor de Lugar común la muerte. 

Los que quedan fuera "son textos empezados pero sin terminar, inconclusos por alguna razón, sueños o ideas que luego incorporó en alguna otra obra, como la mañana del 10 de diciembre de 1996, cuando escribe que antes de despertarse por completo pensó en el romance entre Idea Villariño y Juan Carlos Onetti, "una idea que tal vez sea la semilla de un cuento o una novela". 

"Fue un trabajo exhaustivo -explica Ezequiel Martínez- la mayoría de los textos que reúne el libro los encontré en su computadora, en una carpeta titulada "Cuentos" en la que estaba trabajando en sus últimos tiempos, por 2008, pero hay otros que hallé más tarde en viejos folios, hojas tipeadas a máquina y corregidas a mano". 

Estos textos tienen, algunos, hasta cuatro versiones actualizadas y esa fue la primera decisión que Ezequiel Martínez debió tomar a la hora de la edición: las líneas que leerán los lectores en esta compilación son las últimas de cada original. 

"Lo único que se corrigió fueron errores de tipeado y la puntuación cuando era evidente que no se trataba de decisiones estilísticas de mi padre", asevera en torno al volumen donde se encuentran los primerizos "Habla la Rubia" y "La inundación", de 1961. 

DESDE EL EXILIO

De esa primera camada son mayormente los cuentos que Tomás Eloy escribió desde el exilio en Venezuela (1975-1983), como "Confín", publicado en 1982 en el diario Ultimas Noticias de Caracas, que es el que abre este nuevo volumen, una vigorosa metáfora sobre la Argentina, cuya realidad nunca dejó de indagar desde sus "ficciones verdaderas".

"En mi país, nunca terminamos nada. Las casas donde vivimos están revocadas a medias o tienen sólo las armazones de la fachada o están llenas de cuartos sin tapiar que se construyen para nada. Tenemos estaciones, pero no hemos aprendido a discernirlas. Entre el verano y el otoño o quizá entre el otoño y la primavera, las cosechas se pudren en los campos", escribió en ese texto. 

A éste se suman "Exilio", publicado en el mismo periódico un año después y, ya con el nuevo milenio, "Vida de genio" y "Purgatorio", al que había titulado "La puerta de Europa" para el diario El País de España; "Bazán", que dieron a conocer La Gaceta de su Tucumán natal y luego el sello Eloísa Cartonera, y "Colimba", una ficción autobiográfica que difundió el New York Times Syndicate donde colaboraba con el título de "Primavera del 55". 

Mientras que "El lugar", la más breve de las narraciones y la que cierra el libro, enfrentó a Martínez con escritos preliminares de su padre que explican la esencia de los textos configurados en ese período:

"Empecé a temer que jamás podría volver a mi país (...) Me sentía atrapado en un ser que no era el mío, en casas y paisajes fugaces donde nada perduraba" y "de esas confusiones nacieron algunos de estos ejercicios narrativos". 

"Creo que, metafóricamente, Tinieblas para mirar son cosas encontradas en la oscuridad de un archivo a las que finalmente se puede dar luz", finaliza Ezequiel Martínez, como los datos ganados pacientemente por su padre a la historia reciente para dar forma a tantas ficciones verdaderas, o esas "cosas" (películas, cuadros, documentos) que alberga la Fundación TEM en el primer piso de Carlos Calvo 4319 para que quien quiera conocer los escenarios, el punto de partida, de la obra de Tomás Eloy Martínez.