Crítica: "Muerte en Buenos Aires" es un thriller con el estupendo aporte de "Chino" Darín

Un raro aprendiz de policía

"Muerte en Buenos Aires". Argentina, 2014. Dirección: Natalia Meta. Guión: Natalia Meta, Laura Farhi, Gustavo Malajovich y Luz Orlando Brennan. Fotografía: Rodrigo Pulpeiro, Guillermo Nieto y Marcelo Lavintman. Música: Daniel Melero. Actores: Demian Bichir, Ricardo "Chino" Darín, Carlos Casella, Mónica Antonópulos, Emilio Disi, Hugo Arana y Humberto Tortonese. Presenta: DCA. Duración: 92 minutos. Calificación: Para mayores de 16 años.

La directora Natalia Meta ingresó por la puerta grande del cine con esta "opera prima" que asombra por su despliegue técnico, un guión que continuamente da giros que sorprenden y un equipo actoral que entendió muy bien el mensaje de la joven cineasta, que en definitiva fue hacer una especie de "guiño" a los filmes policiales.

Porque "Muerte en Buenos", si bien se ubica en el género policial, no rehuye un humor sutilmente sarcástico y cierta dosis de parodia a la novela negra.

EL DUO PERFECTO

Ambientada en la década del 80, en el ambiente gay de una Buenos Aires que tiene cierto glamour en sus locales frecuentados por distintas generaciones, el filme aborda la investigación del asesinato de un hombre de la clase alta porteña, que fue encontrado muerto en su casa. Hasta el lugar del crimen es asignado un policía novato el agente Gómez, apodado "el Ganso" (Ricardo "Chino" Darín), quien más tarde trabaja como ayudante del inspector Chávez (Demián Bichir), un veterano que no se lleva demasiado bien con uno de sus jefes, el juez Morales (Emilio Disi) y con el torpe comisario San Filippo (Hugo Arana).

La dupla Gómez-Chávez, es el mayor atractivo de esta historia. Ambos personajes se convierten en la clásica pareja de policías que se complementa a la perfección, cuando el segundo, le pide al novato, que sirva como carnada para ubicar a un taxi boy, al que se sospecha culpable del asesinato.

Para eso Chávez instigará a Gómez a que se mezcle en el ambiente gay porteño, con sus locales de bailes eróticos y jóvenes, entre los que se mueve el coreógrafo Kevin "Carlos" González (Carlos Casella), del que todos saben fue el amante del hombre asesinado.

RECURSOS DRAMATICOS

Natalia Meta recrea con muy buenos recursos dramáticos, ese clásico juego del gato y el ratón, en el que se intenta descubrir al posible criminal. A la vez que desarrolla muy bien, mediante un acertado lenguaje narrativo, los distintos secretos que esconden cada uno de esos policías, jueces y familiares del difunto, todos inmersos en un marco de corrupción y negocios sucios, de los que ninguno parece ajeno.

La directora no deja de asombrar por su conocimiento del oficio, que llama la atención en una debutante en el largometraje. También es cierto que contó con un equipo de actores de primer nivel, en el que se lucen un soberbio Demián Bichir y Mónica Antonópulos, en el papel de su ayudante, la agente Dolores Petric. Una mención aparte merece Ricardo "Chino" Darín, capaz de jugar los distintos "dobleces" que esconde su personaje, con excelentes matices interpretativos. En el mismo nivel se ubica Carlos Casella, como el sospechoso del crimen.

Calificación: Muy buena