Crítica: "El quinto poder" y el universo de Julian Assange y su agencia WikiLeaks

Los secretos no existen más

 

"El quinto poder" (The fifth estate). Coproducida entre Estados Unidos y Bélgica, 2013. Dirección: Bill Condon. Guión: Josh Singer. Fotografía: Tobias A. Schliessler. Música: Carter Burwell. Actores: Benedict Cumberbatch, Daniel Brühl, Carice van Houten y Moritz Bleibtreu. Presenta: Buena Vista. Duración: 124 minutos. Calificación: Para mayores de 13 años.

Nada volverá a ser lo mismo desde la aparición de los WikiLeaks, la web que, impunemente desnudó el mundo secreto de poderes políticos y económicos, hasta ese momento inexpugnables. De esto habla "El quinto poder", poniendo nombres y apellidos y presentando a su creador Julian Assange (Benedict Cumberbach), chico australiano universitario que abandonó la física y las matemáticas para orientar su propia carrera de programador, hacker y activista social. El que con desparpajo virtual ofrecía el secreto de la información como arma popular.

Con Daniel Domscheit-Berg (Daniel Brühl), quien luego sería su socio y posteriormente detractor, dieron vida a una plataforma en internet que permitió acceso libre a documentos clasificados, desde los más elementales a los más complejos, capaces de hacer visible la corrupción bancaria (Banco suizo Julius Bar), la gubernamental africana, o el aquelarre afganistano provocado por cuestionables procederes de Estados Unidos.

GENEROSO Y AMORAL
Basado en el libro "Inside WikiLeaks" de Daniel Domscheit-Berg y "The Guardian WikiLeaks", de David Leigh y Luke Harding, "El quinto poder", es un filme desparejo, caótico, ambiguo, como el mismo Assange, esa suerte de Andy Warhol de la virtualidad, tan controversial como autoritario y democrático, generoso y amoral.

El director Bill Condon ("Dioses y monstruos") logra imprimir en ciertos momentos de la narración, un ritmo virtual febril con mútiples secuencias de pantalla y duplicación al infinito de la imagen de Assange, más una serie de artilugios visuales que intensifican el ritmo general del relato.

La película tiene actuaciones remarcables empezando con este Benedict Cumberbatch, como Assange, suerte de hermano gemelo del original, que en la realidad conjuga realidades opuestas como interpretaciones premiadas en el cine y el teatro británico, asumiendo desde papel del investigador Stephen Hawkins, o el detective Sherlock Holmes, pasando el período en la vida real en que enseñó inglés en un monasterio tibetano. A su lado el talentoso Daniel Brühl como Daniel Domscheit-Berg; David Thewlis como el periodista Davies y los veteranos Stanley Tucci y Laura Linney, representando el poder y la diplomacia de la Casa Blanca.
Calificación: Muy buena