Su declaración se conoció al día siguiente del reportaje en el que llamaba a no obsesionarse con ese tema

Francisco ratificó la condena al aborto

"Todo niño condenado a ser abortado tiene el rostro de Jesucristo", expresó durante una audiencia con ginecólogos católicos. Exhortó a los médicos a ir contra la corriente y defender el valor de la vida.

Ciudad del Vaticano - El papa Francisco exhortó a los médicos católicos a ser fieles a sus convicciones y negarse a practicar abortos, exactamente al día siguiente de que criticara a la Iglesia por lo que llamó obsesión con temas morales como el aborto, el matrimonio homosexual y el uso de anticonceptivos.

Hablando durante una audiencia con ginecólogos católicos promovida por la Federación Internacional de las Asociaciones Médicas Católicas, el Papa denunció la "cultura del deshecho" que justifica disponer de una vida. "Todo niño que no ha nacido, pero injustamente es condenado a ser abortado, tiene el rostro de Jesucristo, el rostro del Señor"", afirmó.

Por eso llamó a los facultativos a respetar sus convicciones y traer más vidas al mundo. "Los objetos tienen un precio y pueden venderse pero las personas tienen una dignidad que no tiene precio y vale más que cualquier cosa", dijo.

LA PARADOJA

El Santo Padre recordó a los ginecólogos que el hecho de ser ellos católicos "comporta una mayor responsabilidad (...) para contribuir a reconocer en la vida humana la dimensión trascendental, la impronta de la obra creadora de Dios desde el primer instante de su concepción".

"La situación paradójica se ve en el hecho de que, mientras se atribuyen a las personas nuevos derechos, a veces, supuestos, no siempre se tutela la vida como valor primario y derecho primordial de cada hombre. El fin último de la actuación del médico es siempre la defensa y la promoción de la vida", mantuvo Jorge Bergoglio.

Y este compromiso "de nueva evangelización requiere a menudo ir a contracorriente, con tu propia vida", enfatizó.
Por eso, advirtió, la atención a la vida humana en su totalidad se ha convertido en los últimos tiempos en verdadera "prioridad del magisterio de la Iglesia, particularmente a aquella mayormente indefensa, es decir, al discapacitado, a los enfermos, al recién nacido, a los niños y a los ancianos".

"No existe una vida humana más sagrada que otra, como no existe una vida humana cualitativamente más significativa que otra", concluyó.

Bergoglio pronunció esas frases tajantes apenas al día siguiente de que se divulgara una extensa entrevista con publicaciones jesuitas en la que pidió a la Iglesia que sea más compasiva con abortistas, homosexuales y divorciados y se concentre menos en las reglas y los preceptos morales.

Esos comentarios parecieron contradecir la prédica de todo el magisterio reciente de la Iglesia, en especial los de sus dos antecesores inmediatos, Juan Pablo II y Benedicto XVI, quienes hicieron de la crítica al aborto y al matrimonio homosexual una bandera de su lucha más amplia contra la influencia perniciosa de lo que calificaron de "relativismo moral". (AP, EFE y ANSA)