Afirman que el BCRA "no tendrá más opciones que acelerar la devaluación" después de octubre

Según la consultora M&F, el Gobierno querrá evitar la devaluación el período pre-electoral para no dar una imagen negativa, pero luego de octubre tendrá que hacerlo "para corregir desequilibrios fiscales" causados en la etapa de campaña.

El Banco Central "no tendrá más opciones que acelerar la devaluación del peso" después de las elecciones generales del 27 de octubre, tanto por "un contexto internacional cada vez más incierto" como por la evidencia que demuestra que los países de América Latina acentúan medidas de esa naturaleza en los períodos post electorales.

A esa conclusión arribó la consultora Management & Fit en su último informe de coyuntura, en el que repasa la experiencia de diferentes países de América Latina, donde es "contundente" la evidencia que muestra que "la devaluación del tipo de cambio se desacelera hasta frenarse casi completamente en el período pre-electoral", pero "luego vuelve a cobrar impulso, particularmente entre los 4 y 5 meses posteriores a una elección".

Además de esa evidencia empírica, en el informe de M&F se añade como otra de las razones que impulsaría esa medida en la Argentina al "contexto internacional cada vez más incierto, donde comienzan a incrementarse las probabilidades de subas de tasas de interés, baja de precios internacionales, salida de capitales en (países) emergentes y mayor devaluación de sus monedas".

"Si el BCRA desea sostener la competitividad cambiaria no tendrá más opciones que acelerar la devaluación del peso, tal como ha venido haciendo de manera reciente", indicó el análisis de Matías Carugati, economista jefe de la consultora.

Por lo general, sostiene, "el gobierno aumenta el gasto público y/o reduce impuestos antes de las elecciones, intentando estimular la economía y así mejorar sus posibilidades de obtener un resultado favorable, lo que genera un deterioro del resultado fiscal".

"Una vez transcurridas las elecciones, el gobierno (o la oposición, si ganó las elecciones presidenciales) recompone el resultado fiscal (reduce gastos y/o aumenta impuestos) para mantener unas finanzas públicas sustentables", añadió el informe.

En cuanto a las reservas internacionales, para M&F, "en una economía que se enfrenta a distintas distorsiones, el gobierno de turno evita cualquier tipo de ajuste pre-electoral a costa de sacrificar reservas", pero "una vez transcurridos los comicios, se procede a la recomposición del stock por medio de los ajustes económicos necesarios".

Al respecto, cabe señalar que la primera medida de carácter económico tomada después de las elecciones de octubre de 2011 fue la restricción a la compra de dólares, conocida popularmente como "cepo cambiario", aunque sin resultados satisfactorios en cuanto al intento de detener la caída de las reservas del BCRA, a razón de más de 500 millones de dólares mensuales desde entonces.

El informe destaca que las "grandes devaluaciones son políticamente costosas", ya que "poseen (inicialmente) un impacto negativo sobre el PBI, reducen ingresos (medidos en moneda extranjera) y vuelven más regresiva la distribución del ingreso".

"Si el gobernante se preocupa por conservar su poder, entonces estas consecuencias lo incentivan a evitar devaluaciones en el período pre-electoral, posponiéndolas hasta que las elecciones hayan pasado", advierte.
Asimismo, M&F destaca la posibilidad de "la devaluación post-electoral como política para corregir desequilibrios fiscales generados por el ciclo presupuestario o para recomponer las reservas".

"Este ciclo se caracteriza por estabilidad cambiaria antes de las elecciones, seguido de correcciones una vez transcurridos los comicios", añade.

Al respecto, M&F precisó que "la evidencia encontrada en la literatura a favor de este ciclo político es contundente, particularmente en economías en desarrollo".