En busca de la excelencia científica

La doctora Ruth Ladenheim explica los desafíos del plan Argentina Innovadora 2020. El programa busca asociar el conocimiento al sector productivo, enriquecer cadenas de valor y generar empleo. El Ministerio de Ciencia y Tecnología recibe como presupuesto el 0,65% del PBI.

En una economía que busca diversificarse, agregarle valor a las cadenas productivas, con un alto nivel de consumo y un claro perfil exportador en el sector agropecuario -más allá de algunos ejes que rechinan, como la inflación de dos dígitos y el atraso cambiario-, el ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación afronta su propio desafío: lograr que el quehacer científico potencie la producción y esto se traduzca en desarrollo.

El campo científico tecnológico recibe en la actualidad el 0,65% del PBI, lo cual implica una mejora si se tiene en cuenta que hace diez años contaba con el 0,4%. Y aunque está lejos de los niveles de financiamiento que exhiben potencias como Estados Unidos (2,82%), Alemania (2,90%) o Corea del Sur (3,74%), ha logrado ponderables avances. Uno de sus pilares es el Plan Argentina Innovadora 2020, un ariete de la política oficial.

“El Plan Argentina Innovadora 2020 es una propuesta de acciones que vinculan la producción de conocimiento con el desarrollo -resalta la doctora Ruth Ladenheim, secretaria de Planeamiento del organismo-. El plan pretende ser una agenda de oportunidades de desarrollo basada en la aplicación de conocimientos: la investigación, el desarrollo y la innovación. Estar de la mano con el sector productivo.

-¿Cuál sería el impacto en el terreno de la economía real?

-El objetivo es transformar la matriz productiva, que sea más diversificada, con bienes y servicios más intensos en tecnología. Esto se logra trabajando del lado de la ciencia, pero también del lado de las empresas. El plan tiene dos ejes: en uno se establece una política de fortalecimiento de las capacidades de hacer ciencia en la Argentina, más los recursos para la investigación científica. Buscamos que haya niveles de excelencia, que se capaciten lo mejor posible nuestros recursos humanos.

-¿Cuál es el segundo eje del plan?

-Tiene que ver con el sector productivo. Trabajamos con el sector productivo de una manera orientada, estableciendo prioridades. Hay un despliegue muy grande de instrumentos de financiamiento, como créditos, subsidios, crédito fiscal. Se implementan a través de la agencia, que es un organismo desconcentrado que depende del Ministerio. Es el órgano a través del cual nosotros ejecutamos esta política.

CREDITOS

¿Cómo se instrumentan estos créditos al sector privado?

-Son competitivos, se abren convocatorias y se evalúan cuáles son los mejores proyectos. La innovación del plan nacional es que cruza sectores estratégicos con tecnologías prioritarias. ¿Cuáles son esos sectores? El agroindustrial, la energía, medioambiente y cambio climático, salud, industria y desarrollo social. Del cruce de estas prioridades con las tecnologías como biotecnología, nanotecnología y TICS, surgieron 35 núcleos socio-productivos estratégicos. Son una serie de oportunidades para, aplicando conocimientos, lograr mayores niveles de desarrollo.

-¿Cuáles serían los ejemplos más gráficos de esta política?

-Dentro de agroindustria, procesamiento de alimentos. La idea es que Argentina mejore las cadenas de valor. Hay muchas, pero arrancamos también con la cadena láctea, porcina, fruta fina, harinas enriquecidas. En cada una de ellas hay una agenda tecnológica para impactar en el sector a través del conocimiento que se puede desarrollar en nuestro país.

-¿Cómo recibe la propuesta el sector privado?

-Este plan funciona como orientador, pero luego como herramientas de acción tenemos los instrumentos de financiamiento. Uno que es muy importante son los fondos sectoriales. Es un instrumento asociativo, un financiamiento de gran magnitud que puede ir desde los $ 4 millones hasta los 10 millones de dólares por proyecto. Pero tiene un requisito: debe asociarse el sector público científico-tecnológico (Conicet, INTI, INTA u otras instituciones) con privados. Es una forma de dar un incentivo muy grande para que se generen los consorcios. El sistema de ejecución es tal que si no van avanzando en las diversas etapas, no reciben los fondos.

- ¿Qué condiciones impone el Estado a estos proyectos?

- Deben tener un horizonte de ejecución de cuatro o cinco años y tienen que ser de desarrollo, no de investigación. La investigación ya ocurrió en un paso previo. Lo que hay que hacer es poner en marcha en el mercado un producto, un proceso, algo que impacte, que genere empleo de calidad, calificado. Ya tenemos más de 50 consorcios formados.

EL RANKING

-¿Cómo está parada la Argentina en el campo de la ciencia? ¿Cuánto se puede hacer y cuáles son los límites?

-Tenemos muchos niveles de excelencia en materia científica. Tuvimos premios nobeles en biociencias, tenemos un buen desarrollo actual en materia científica. Con esta inversión que hace el Estado en el campo científico y tecnológico nuestros científicos muchas veces trabajan en centros de investigación que están al nivel del primer mundo. Argentina juega un rol importante. Hay una publicación, Scientific Medical, que nos ubica en el puesto 31 entre las naciones con mayor desarrollo científico del mundo. Tenemos ciencia aplicada a los radares, la energía nuclear, reactores de investigación. Hay señales importantes como la de la sociedad Max Planck de Alemania de abrir un instituto en el país.

-¿Se ha tomado como modelo algún país desarrollado en particular o se buscó crear un plan adaptado a nuestras particularidades?

-Un poco las dos cosas. En el tema desarrollo hay mucho escrito, y el desarrollo tiene mucho que ver con factores históricos, culturales, sociales, políticos. No hay una fórmula £nica de desarrollo, no es que hay que aplicar tal o cual modelo. Lo que plantea el plan es un objetivo de desarrollo basado en nuestros recursos. Hay muchas posibilidades de diversificar la matriz productiva, sobre todo agroindustrial, con recursos naturales que poseemos.

- ¿Cuáles serían los próximos pasos?

-Lograr implementar biorefinerías. Que es como refinerías de petróleo pero a partir de biomasa. Un país como Argentina, que es agroindustrial, tiene industrias en el sector que generan deshechos, subproductos que encima contaminan el medio ambiente. En el plan hay mucho de cómo aprovechar estos subproductos y transformarlos en coproductos, es decir que todo se puede aprovechar. Esto es en beneficio también de las propias empresas. Por eso los instrumentos financieros están pensados para disminuir el riesgo empresario a la hora de decidir por una innovación tecnológica. Lo seguro es más atractivo, que se animen, que tengan certezas porque están coinvirtiendo junto con el Estado. Y que las temáticas que identificamos tienen mercado, potencial en cuanto a compras públicas, mercado interno o exportaciones.

MEDICINA

-¿Cómo se lleva adelante este plan en el campo de la medicina?

-Lo que buscamos es vincular la ciencia con la industria farmacéutica y el sector hospitalario. Ahora estamos abriendo una convocatoria para financiar proyectos asociativos entre investigadores que trabajan en el campo aplicado a la salud y hospitales. Así como llegan a las empresas, también pueden llegar a la salud.

-¿También son comprendidos los laboratorios?

-Los laboratorios farmacéuticos también están muy vinculados a nuestro Ministerio. De hecho, los primeros consorcios público-privados fueron de laboratorios farmacéuticos. Hay uno dedicado a la producción de Factor 8, que es un factor de coagulación, difícil de producir, que requiere mucha infraestructura. Eso se está haciendo en la Argentina.

-¿Cómo funciona el sistema de patentes?

-Hay campos en los cuales las patentes están vencidas, entonces uno puede producir moléculas que tienen la patente vencida y entran como genéricos. Incluso se puede exportar. Después está cuando un país puede buscar su propio desarrollo y sus propias patentes, que es un gran desafío para nosotros. El plan lleva un poco el mensaje de premiar de una manera rigurosa la buena investigación tecnológica. Por eso los criterios tienen que ver con concretar contratos con empresas. Patentar, pero que la patente se licencie, porque el patentamiento sólo no alcanza. Además debe ser adquirida por una empresa para poder desarrollar y comercializar el producto.

-Una vez más, la alianza entre lo público y lo privado.

-Claro. Por ejemplo, hay una científica que se llama Raquel Chan, que desarrolló una semilla que contiene un gen que le confiere resistencia al stress hídrico, es decir que puede crecer en sequía. Eso ya lo tomó una empresa argentina, que estaba asociada con el Estado en este modelo, y lo está desarrollando.