Otra temporada y, pese a algunas buenas actuaciones, volvieron a sufrir condenas de los estamentos futboleros

Los árbitros contra todo el mundo

La crítica perniciosa sobre la actuación de los jueces de parte de los propios calificadores, dirigentes, técnicos y futbolistas, no sólo se hizo presente una vez más sino que se incrementó. Los destacados: Germán Delfino y el promisorio Diego Ceballos.

Presiones de todos lados. Desde sus calificadores. Desde los dirigentes de los clubes que se sienten perjudicados adrede, condenando sus actuaciones y buscando con ello lavar culpas propias en lo deportivo por malas campañas. Desde los técnicos (Caruso Lombardi el más claro ejemplo) que buscan resuello acusándolos. Desde los jugadores que hacen de la chicana un culto con su agresividad y con esa maldita costumbre de protestar todo y, lo que es peor, desconocimiento de los reglamentos. Desde la observación de la prensa a la hora de analizar jugadas polémicas con todo el tiempo del mundo, como se dice habitualmente todo ya con el diario del lunes es más fácil. 

Y ahí están ellos, los árbitros, contra todo ese mundo hostil que fecha a fecha los condena, para responder con las únicas armas: el silbato, tarjetas de dos colores y sus conocimientos de las reglas para aplicarlas. Claro que nada, mejor dicho a nadie, le importa y que sólo se piensa en la mala fe de esos jueces y no aquello de que errar es humano, como si los que critican fueran los paladines de la verdad.

De todos modos, la realidad de lo comentado no invalida aquel objetivo de analizar la labor de los soplapitos en un contexto general. Así es que se permite observar que, más allá de de las decisiones acertadas que tuvieron cada uno, se detectaron errores en las forma de conducir el juego. Es que, por ejemplo, la mayoría -por no decir todos- siguieron sacándose la propia responsabilidad al hacer descansar exageradamente sus fallos en intervenciones de los jueces asistentes, ya se trate de infracciones de campo o, precisamente, en las que es el mayor eje de las polémicas, cuando se equivocan muy seguido en acciones que derivan en goles mal convalidados o erróneamente anulados.

EL MAS APTO

Ahora, ingresando ya en el análisis puntilloso de cada uno de los jueces surge en primer término la labor que le cupo a Germán Delfino, -solamente se le puede reprochar aquellas polémicas actuaciones en La Bombonera en los partidos ante Racing y Arsenal-, quien volvió a asomar la cabeza como quizás el más apto, al demostrar autoridad, severidad y, lo que resulta elogiable, dirigir con el reglamento en la mano.

En el orden de méritos, probablemente, el promovido Diego Ceballos mostró solvencia y autoridad en sus arbitrajes, aunque se le notó cierta actitud algo exagerada en aquello de mostrar tarjetas. Seguidamente, el caso de Saúl Laverni merece un análisis especial, ya que esta vez su desempeño estuvo lejos de su ya conocida soberbia. Fue de menor a mayor dejando una imagen positiva en cuanto a un accionar que tuvo escasos huecos, al punto de no haber precisado el uso excesivo de los cartones amarillos para encaminar el juego. 

A continuación el grandote Néstor Pitana, el más nominado a la hora de las designaciones, tuvo más buenas -entre las cuales emerge entre otras la actuación que le cupo en la Súper Final entre Vélez y Newell’s, aunque sin razón alguna haya sido criticado por los futbolistas del Fortín- que malas actuaciones, dentro de las que, en
el cuaderno de las reprobaciones, estuvo aquella que tuvo en San Juan en el marco del Torneo Inicial donde, con sus fallos, terminó perjudicando sin quererlo claro está, a San Martín frente a Rafaela.

A renglón seguido, cabe ubicar a Mauro Vigliano que, aún con algunas flojas actuaciones, siguió su camino ascendente, solamente alterado por sus actuaciones en Boca frente a All Boys, donde no sólo no convalidó un legítimo gol de Borghello, sino que no expulsó a Schiavi en una jugada clara de último recurso.

En cuanto al veterano Pezzotta, cabe decir que va siendo cada vez menos confiable desde lo técnico, mostrando quizás el nivel más bajo de su largo y rico historial. No tuvo esa autoridad que siempre lo caracterizó y, muchas veces, se dejó llevar por su tendencia a sobreproteger a los referentes, tal como pasó con Cubero, quien en el partido frente a Racing en Avellaneda y pese al uso desmedido de la fuerza -incluido un artero codazo- tan sólo lo advirtió. 

Patricio Loustau, quien cuando debutó hace dos o tres años atrás asomaba con un buen perfil arbitral, pero que fue cayendo en la consideración. En ese orden, la más clara falla, fue aquella infracción penal polémica a favor de Rafaela ante San Martín por el Torneo Final.

Más abajo se ubica Diego Abal (propuesto para ser el árbitro argentino para el Mundial 2014 y que resultó reprobado, al punto que ahora se perfila Delfino como el más potable), mostrando numerosas falencias a la hora de aplicar criterios reglamentarios en particular sobre la disciplina y su tendencia a ignorar infracciones dentro del área.

En cuanto a Carlos Maglio, quien aunque su conocida simpatía por San Lorenzo no le impidió dirigir al Ciclón tres
veces, sus actuaciones, en lo general y fuera de su condición física -lentitud para transitar el campo de juego- no ameritaron grandes observaciones.

LOS OTROS

En el lote de los que más partidos dirigieron, a Pablo Díaz se le notó cierta personalidad. Empero exageró en el siga, siga..., pretendiendo erróneamente darle más agilidad al juego y, por consiguiente, no penar con firmeza las acciones violentas. En cuanto a Silvio Truco su desempeño fue irregular en una mezcla de actuaciones acertadas con las de las otras. Sin embargo, de cara a lo que vendrá, asoma como un árbitro llamado a ser de los mejores, calificación promisoria también que alcanza a Fernando Rapallini, quien emerge también como un juez con un buen futuro. Sobre el resto del plantel arbitral, cabe mencionar en primer término a Luis Alvarez quien, pese a
ser uno de los más antiguos, no fue tenido demasiado en cuenta por no haber adquirido los méritos necesarios. En tanto, Fernando Echenique, Darío Herrera, Mauro Giannini y Mariano González y, al igual que los recientes promovidos, deberán seguir  rindiendo examen.