Así interpretó la elección del papa Francisco el presidente del Pontificio Consejo para la Familia

Un gran signo de los tiempos

Los ojos del mundo están puestos en esta región para ver cómo cae la dictadura del materialismo, dijo el arzobispo Vincenzo Paglia. Denunció que el individualismo está envenenando la sociedad. Somos más libres, pero estamos más solos.

La elección del papa Francisco es "un gran signo de los tiempos", afirmó ayer el presidente del Pontificio Consejo para la Familia, arzobispo italiano Vincenzo Paglia, durante una conferencia de prensa en la Universidad Católica Argentina (UCA).
La reflexión de Paglia siguió a una pregunta de La Prensa sobre si veía un signo especial en la elección de un argentino en momentos en que nuestro país va dejando atrás su tradición católica para colocarse a la vanguardia del progresismo regional, con leyes como la del matrimonio homosexual y un proyecto de reforma del Código Civil que consagra importantes cambios en la familia.
El arzobispo, que llegó ayer a la Argentina para una breve visita de dos días, respondió que "así como en 1978 (con la elección del papa Juan Pablo II) los ojos del mundo se posaron en el este, en Polonia, y cayó el comunismo, hoy los ojos se dirigen hacia el oeste y tendrá que caer la dictadura del materialismo", en alusión a la llegada de Jorge Bergoglio al trono de Pedro.
"El primer continente que devino cristiano en la edad moderna tiene ahora la responsabilidad de ofrecer una nueva fuerza al entero mundo católico y cristiano", añadió. "Es una gran responsabilidad", admitió.
El arzobispo indicó que los proyectos legislativos que agreden a la familia no responden a un plan, sino a "una dictadura invisible", a "una mentalidad alimentada por numerosos ayudantes tontos", lo que dificulta su combate. "El nombre que está detrás no es otro que el diablo", dijo. "Su trabajo es dividir".

PRIMERA VISITA

Paglia viajó por primera vez nuestro país con motivo del 30 aniversario de la publicación de la "Carta de los derechos de la familia", un documento vaticano publicado en 1983 que el arzobispo repropuso ayer en la UCA.
El prelado consideró necesario reproponer ese documento, una tarea que describió como "una operación cultural importante" en esta época porque, "a pesar de la centralidad de la familia en la vida del pueblo, ni los gobiernos ni las instituciones públicas tienen en su corazón", a esta célula básica de la sociedad.
Denunció que en los últimos 20 o 30 años se hicieron muchos progresos en materia de derechos, pero con "un crecimiento exorbitante de un individualismo que está envenenando la sociedad".
"La justa conquista de la libertad se ha desligado de la exigencia indispensable de la solidaridad y de la comunidad", dijo. "El yo absoluto se está convirtiendo en el único punto de referencia".
"Por eso -continuó- se puede decir que somos todos cada vez más libres, pero también cada vez más solos". El arzobispo incluso habló de un individualismo religioso. "Cada uno piensa en salvarse a sí mismo".
En este contexto, "la familia es la primera piedra de tropiezo del egoísmo", aseveró. "Es por esto que la dictadura del individualismo se propone destruir a la familia, debilitándola, diluyéndola, haciendo decir que todo es familia. Pero si todo es familia, entonces nada lo es", alertó.
En cambio recordó que "la familia formada por padre, madre e hijos, y podría agregar abuelos y sobrinos, es la sociedad". La familia "es el amor entre padres, hijos y sobrinos, que construye una generación, una nación", apuntó.
Señaló que el Estado debe sostener a la familia porque "su función es construir una sociedad sólida, y no líquida, que va aflojando y diluyendo los lazos entre sus miembros".
"Hoy se hacen leyes de las cuales no se entiende cómo van a terminar", advirtió. "Una cosa es atender situaciones problemáticas, y otra es programar la sociedad de manera líquida", prosiguió.
Por ello, instó a que las instituciones públicas y los gobiernos, con sus respectivas legislaciones, "construyan sobre bases sólidas, no sobre arena, como son los contratos matrimoniales a término", y que pongan a la familia "como centro de la política, de la economía, de la cultura, hasta de lo urbanístico", porque hoy se construyen departamentos de dos ambientes que "expulsan" a los abuelos y en los que no caben más que uno o dos hijos.
"Tengo miedo -dijo el arzobispo- de que este mundo no atine a enseñar a los niños el valor de la familia", que, "con todos los problemas que pueda tener, es lo más lindo del mundo".
Paglia, que continuará mañana su gira por Chile, y ayer se preocupó por invitar a la peregrinación de la familias del mundo que tendrá lugar en Roma entre el 26 y el 27 de octubre próximo.