Crítica: "En trance", un filme de Danny Boyle sobre los misterios del robo de un cuadro

Un ladrón con la mente en blanco

"En trance" (Trance). Gran Bretaña, 2013. Dirección: Danny Boyle. Guión: Joe Ahearne y John Hodge. Fotografía: Anthony Dod Mantle. Música: Rick Smith. Actores: James McAvoy, Vincent Cassel, Rosario Dawson y Danny Sapani. Presenta: Fox. Duración: 101 minutos. Calificación: Para mayores de 16 años.

Las primeras escenas muestran una subasta de arte de alto nivel, en un ambiente sofisticado de Londres. El nivel económico de los compradores queda registrado en una llamada telefónica, o en un simple levantar de mano. Simon (James McAvoy) forma parte del plantel de la empresa rematadora, pero, aunque nadie lo imagine, también integra de alguna manera una banda de ladrones de guante blanco, que amplía su rubro con el robo de obras de arte.
Esta vez hay un Goya en juego y nada menos que su impresionante cuadro "Las brujas del aire" (1798). En medio del caos que se produce cuando irrumpe el grupo de ladrones en el remate, Simon corta la tela, la enrolla en su cuerpo y huye.

LA DESAPARICION
Después no recordará donde puso el cuadro, provocando la ira de la banda que cree que "el nuevo" los quiere engañar. Lo que viene después es una implacable persecución y tortura, a Simon. Los delincuentes son violentos y como final, o comienzo, para intentar averiguar qué sucedió con la tela de Goya, Franck (Vincent Cassel), el líder de los delincuentes, contrata a Elizabeth (Rosario Dawson), una impactante especialista en hipnosis para "extraerle" los recuerdos a Simon. A partir de ese momento se abre la "Caja de Pandora" y todo puede suceder.
El filme de Danny Boyle, el mismo de películas tan diferentes como "Slumdog Millionaire: ¿Quién quiere ser millonario?" o "Trainspotting", muestra un cuidado y moderno diseño de producción, dosifica la acción y tensión en la primera parte, cuidando el desarrollo del relato y la captación del argumento por parte del espectador.

UN LABERINTO
Por el contrario, la segunda parte, donde entra a tallar la bella Rosario Dawson (Elizabeth), se vuelve laberíntica, poco clara y se excede en cuanto a los límites entre la realidad, el sueño y la imaginación. Así si uno comienza a desconfiar de los personajes, también se ve obligado a preguntarse sobre los artilugios que es capaz de encerrar la mente. La maximización de estos elementos ligados a giros y visiones en desmedro de la claridad, contribuye a la confusión general. A esto se une un cierto tratamiento de la psicoterapia no necesariamente verosímil.
Con un buen nivel actoral, se destacan James McAvoy (Simon), el subastador y ladrón; Vincent Cassel (Franck), el líder de los delincuentes y Rosario Dawson (Elizabeth), la experta especialista en hipnosis.
Calificación: Buena