Crítica: "Puerta de Hierro, el exilio de Perón" es un filme valioso sobre un mito nacional

El ocaso de un gran político

Con una aguda y nada complaciente mirada, en la que se destaca un valioso trabajo de investigación, Víctor Laplace se permite mostrar la vulnerabilidad de un líder como Juan Domingo Perón, próximo a cumplir 77 años. Laplace en el papel del ex presidente y Federico Luppi, como el médico catalán Antonio Puigvert, se lucen en excelentes interpretaciones.

"Puerta de Hierro, el exilio de Perón". Coproducida entre la Argentina y España, 2012. Dirección: Víctor Laplace y Dieguillo Fernández. Guión: Víctor Laplace y Leonel D"Agostino. Fotografía: Diego Poleri. Música: Damián Laplace. Actores: Víctor Laplace, Victoria Carreras, Fito Yanelli, Javier Lombado, Manuel Vicente, Sergio Surraco y Natalia Mateo. Presenta: 3C Films. Duración: 108 minutos. Calificación: Para todo público.

En su triple papel de coguionista, codirector y protagonista, Víctor Laplace, que hace el papel de Juan Domingo Perón, cuenta -desde la ficción, a la que incluye una serie de datos históricos-, como fue la vida del ex presidente, durante su exilio en la quinta "17 de Octubre", en Puerta de Hierro, Madrid, España, desde fines de la década de 1950 a principios de 1970.
Con una aguda y nada complaciente mirada, en la que se destaca un valioso trabajo de investigación, Víctor Laplace se permite mostrar la vulnerabilidad de un líder como Perón, próximo a cumplir setenta y siete años.
El resultado es un lúcido aporte a uno de las facetas más oscuras del peronismo, cuando luego de la Revolución Libertadora, Perón se exilia en Panamá, país en el que le presentan a la bailarina Isabel Martínez (a quien el llamaría Chabela), con la que más tarde se casó y formó un hogar en España.

TRAMA INTIMISTA
"Puerta de Hierro...", es un filme intimista, que se propone retratar a un Perón filosófico, que se cuestiona y trata de entender los por qué de algunos comportamientos, como los derramamientos de sangre y las luchas políticas.
Pero a la vez se observa extremadamente vulnerable, cuando su mujer, Isabel Martínez, luego de un viaje a la Argentina, regresa convertida en una fanática de un líder espiritual llamado "Daniel", que no es otro que José López Rega (en una excelente composición actoral de Fito Yanelli), quien se "filtra" en la quinta "17 de Octubre", hasta lograr no solo manipular al matrimonio Perón, sino hasta convertir a Isabel en una fanática que mostraba su sesgo más demencial cuando no tenía a "Daniel" a su lado.
Laplace a través de su guión ilustra con trazos definidos esa relación y se ve a Perón como un hombre lúcido, pero cuyo cuerpo ya no le respondía -debido quizás a un cáncer- incapaz de impedir que López Rega dejará de apretar sus "tentáculos" en torno a la pareja. Ni siquiera su amigo Jorge Antonio (Javier Lombardo) logra convencer a Perón para que lo eche de la casa y lo cierto es que el ex presidente temía perder a Isabel si tomaba esa decisión.

ESCENA CONMOVEDORA
Otra escena memorable de la película, tal vez la más conmovedora, es la que enfoca la angustia de Perón cuando en el living de su casa y casi en penumbras, observa el cadáver ultrajado de Evita. Esta situación de una visible desolación adquiere el vigor dramático de una novela latinoamericana enmarcada dentro del realismo mágico.
Lo que entrega Laplace a lo largo de su filme, es que la quinta "17 de Octubre" fue el sitio de una serie de intrigas (por el que desfilaron desde Héctor J. Cámpora, hasta Rodolfo Galimberti y el gremialista Augusto Timoteo Vandor, entre otros), que más tarde signaron el regreso de Perón a la Argentina el 20 de junio de 1973, para que se postulara a una tercera presidencia, que ganaría por el sesenta y dos por ciento de votos, para morir
dieciocho días después, el 1 de julio de 1974.
Víctor Laplace en el papel de Perón y Federico Luppi, como el médico catalán Antonio Puigvert, se lucen en excelentes interpretaciones.
Calificación: Muy buena