Crítica: en "Efectos colaterales" Steven Soderbergh enfocó la depresión y sus riesgos

Notable "thriller" psicológico

Más allá de ciertas complejidades de la trama, que producen algún desasosiego, la música acompaña las acciones con buen ritmo y un tufillo hitchcockiano enrarece gratamente el ambiente.

"Efectos colaterales" (Side effects). Estados Unidos, 2013. Dirección: Steven Soderbergh. Guión: Scott Z. Burns. Fotografía: Peter Andrews. Música: Thomas Newman. Actores: Jude Law, Catherine Zeta-Jones, Rooney Mara, Channing Tatum y Laila Robins. Presenta: Diamond Films. Duración: 106 minutos. Calificación: Para mayores de 13 años.

Nadie podía imaginar que una pareja tan atractiva como la formada por Emily (Rooney Mara) y Martin (Channing Tatum) tenía problemas. El es un prestigioso ejecutivo; ella, la esposa ideal de un hombre exitoso. Tampoco él podía pensar que determinadas informaciones empresarias se convertirían en más que una amenaza para la compañía con la que competían y que la cárcel sería el natural refugio de su audacia.

Así, lo perfecto se deteriora y la mente afectada de la pobre Emily, con el paso del tiempo, necesita la asistencia de un psiquiatra como el médico Jonathan Banks (Jude Law), otro exitoso profesional, que le receta paraísos en forma de pastilla, publicitados como Ablixa.

Un entorno de laboratorios farmacéuticos dadivosos, sus lujosas reuniones para sus médicos obsecuentes que sólo piensan en recetar lo que les indican las empresas, crean una telaraña alrededor de pacientes, médicos y enfermedades.

Pero los medicamentos no sólo matan, pueden, al potenciar la depresión, ayudar a la destrucción, por eso Emily está caminando sobre la cuerda floja.

RECURSOS NARRATIVOS

Steven Sodenbergh ("Traffic") con su habitual elegancia de estilo, genera un "thriller" bastante impactante, con recursos genuinos en los primeros momentos, que tiende, en la segunda parte, a enrarecerse, desbordar lo hasta el momento creíble y verosímil y entrar en una complejo entramado que se disfruta, sin creerlo demasiado.

Hasta los mismos personajes, de aparentemente clara psicología inicial, asumen conductas predecibles y cercanas a los lugares comunes, que no se pensaban encontrar en el clásico policial del comienzo. En cuanto al ámbito de denuncia de laboratorios de la primera parte, se esfuma en la segunda donde apunta a objetivos menos comprometidos.

A pesar de algunos oscurecimientos temáticos, el dominio narrativo del director y excelentes actores como la sugestiva Rooney Mara (Emily); el versátil Jude Law (Jonathan Banks) y la contundente Catherine Zeta-Jones, en el papel de Victoria Siebert, la médica cínica, sacan adelante la historia.

Más allá de ciertas complejidades de la trama, que producen algún desasosiego, la música acompaña las acciones con buen ritmo y un tufillo hitchcockiano enrarece gratamente el ambiente.

Calificación: Buena