"El dólar blue alto vino para quedarse"

Aldo Pignanelli analiza el impacto que genera en la economía la escalada de la divisa en el mercado paralelo. Tarde o temprano, los precios toman como referencia la cotización más alta de la divisa extranjera, que permanecerá este año por encima a los siete pesos. La inflación, madre de todos los problemas. Las consecuencias de la emisión y el elevado gasto público.

El dólar se ha transformado en un nervio extremadamente sensible en la humanidad del ser argentino. Por eso es que ante las estrictas restricciones en el mercado oficial, los ahorristas no dudan en pagar caro el billete en el segmento paralelo e ilegal. Saben, la experiencia se los indica, que la divisa sube cuatro escalones y retrocede apenas uno. Pese a todas las dificultades, la moneda estadounidense continúa siendo una reserva de valor que muchos están dispuestos a conseguir, cueste lo que cueste.

El asunto, como tantos otros, divide a la sociedad en tirios y troyanos. El Gobierno pone paños fríos sobre la escalada del dólar blue argumentando que es pura consecuencia de la demanda estival. Pero hay quienes, en cambio, leen en este fenómeno las consecuencias de una política económica que hace agua, sobre todo por el flanco de la inflación. Aldo Pignanelli, ex presidente del Banco Central, se anota entre los últimos, analizando un panorama que surge complicado.

-¿Tiene relevancia la suba del dólar paralelo?

-Claro que la tiene, porque es un resultado de los desaguisados del gobierno en su política macroeconómica. Ha crecido el gasto público en forma muy sustancial en los últimos años, y este año en particular con un 32% de gasto y un ingreso del 26%. Entonces todas estas diferencias entre ingresos y egresos se están cubriendo con emisión monetaria, y eso presiona sobre la inflación, que a su vez presiona sobre el valor del dólar. Es evidente que hoy el dólar oficial a 5 pesos es la mercadería más barata que hay en la Argentina.

-El problema es conseguirlo.

-Hoy tenemos un dólar que la gente lo ve barato, entonces busca un refugio en la divisa. Llegó a pagar hasta $ 7,60, ahora oscila entre $ 7,40 y $ 7,50. Es un precio que probablemente baje un poco, pero son escalones que va subiendo el dólar.

-¿Se quedará en torno a los $ 7?

-Creo que todavía puede hacer una baja hasta $ 7,20 o $ 7,30, pero después va a recuperar fuerza porque no hay opciones en la Argentina con otros activos. El dólar alto, el blue, vino para quedarse un tiempo. Esto hasta que el Gobierno tome algunas decisiones de cambiar las expectativas y cambiar algunos registros macroeconómicos. No sé si lo va a llegar a hacer, pero si lo hace tal vez cambien las expectativas. Mientras siga esto de una inflación alta, que para enero se habla de cerca del 3%, con una proyección anual para el 2013 del 30%; más una fuerte emisión de moneda e incremento del gasto, la presión sobre el dólar seguirá.

ENCRUCIJADA

-¿Es una encrucijada? La inflación no bajará en el corto plazo y tampoco se vislumbra la apertura del mercado cambiario.

-Hay que pensar que al menos por este año el mercado cambiario seguirá igual. Continuarán las restricciones a las importaciones y va a seguir el cepo cambiario. Si no se cambian las expectativas y los fundamentals macroeconómicos de algunas variables, veo que la presión sobre el tipo de cambio va a permanecer.

-¿El efecto inmediato que puede sentir el consumidor es que la cotización del dólar blue se tome como referencia para fijar precios?

-De eso no cabe ninguna duda. Lentamente se van a ir acomodando los precios a este tipo de cambio. En cualquier economía del mundo los precios convergen hacia el dólar más alto y no hacia el más bajo. No va a ser de un día para el otro, pero poco a poco es así.

-En los últimos días, cuando se produjo la escalada en el mercado paralelo, el Gobierno lo dejó subir. ¿Qué lectura hace de esto?

-Lo dejó ir, creo que equivocadamente. Presumo que con un concepto que sería algo así como, bueno, el que quiera visitar Punta del Este que lo pague a $ 7,50. El que quiera viajar a Punta del Este, que le cueste. Me parece que es un error, porque es un mercado muy chico. El viajante argentino al exterior no es el único motivo, esto de la estacionalidad, aunque claro que ayuda. Todos los años, mientras vivamos en el Hemisferio Sur, en enero es verano y la gente sale de vacaciones en verano. Ahora, en enero del 2012, cuando todavía no estaban los grandes desaguisados, no hubo una disparada del dólar paralelo. Se mantuvo estable, igual que en diciembre de 2011.

-¿El Gobierno pudo haber inyectado algunos millones de dólares para calmar al mercado, desbaratando la suba brusca de la divisa?

-Probaron de inyectar varias veces, pero el problema es que el Central está comprobando que inyecta dólares y se los llevan. Y entonces se asusta y frena. No hay consistencia en la estrategia. Cuando uno quiere dar la lucha contra el dólar, hay que estar convencido hacia adonde se va. Porque si se dan mensajes contradictorios de un día para el otro, el mercado lo olfatea y te mata. Es decir, si el Gobierno quiere dejarlo ir, bueno, que se dispare. Ahora si lo quieren bajar, hay que bajarlo con todo. El Gobierno le tira con un misil a un pajarito y destruye todo lo que hay alrededor. Y a un barco le tira con una gomera. Ahí es donde están los errores macroeconómicos, los desequilibrios. El Central obedece órdenes y emite moneda. La emisión del 2012 fue un récord de las últimas décadas. El equivalente a más de u$s 20.000 millones en el año, y la mitad de eso fue en diciembre. Hasta agosto la cosa venía más o menos tranquila, pero después salieron con todo.

-¿No alcanzan los intentos del Central por absorber parte de la emisión?

-En la política monetaria los efectos no son inmediatos. Se ven un poco después. Ahora están recogiendo en el dólar paralelo la gran cantidad que se emitió durante todo el año pasado. Por más que ahora el Central salga a retomar, tratar de reabsorber parte de esos pesos que emitió, por la velocidad del circulante tal vez eso demore en verse. Ahí también el Central marca una senda un poco contradictoria: de pronto sale a secar la plaza, y al otro día supongo yo que alguien llama por teléfono y vuelve a la emisión. En marzo del 2012 el BCRA bajó la emisión a un 20% anual, pero de pronto en una semana volvió al ritmo del 40% anual.

-¿Qué sectores se benefician con el dólar oficial barato?

-Los importadores que pueden importar, sin ninguna duda. Y aquellos que compran bienes, por ejemplo los autos. Hoy se compran autos a un dólar de $ 5, y si el inversor tenía dólares guardados los vende a $ 7,50 y se ahorra un 35% del valor del automóvil, en términos de dólar. Con un dólar barato el que se beneficia es el sector importador e indirectamente algunos consumidores. Los grandes perjudicados son los exportadores y la industria nacional que tiene que competir con un dólar bajo. Por eso el Gobierno sale a frenar las importaciones y no a estimular el producto.

DEVALUACION

-¿Se acelerará en 2013 el proceso devaluatorio?

-Y, va a ir acompañando la inflación. Si la inflación se acelera como es de prever, el dólar blue lo va a seguir acompañando. No se va a retrasar.

-¿El oficial también seguirá esa tendencia?

-El dólar oficial se va a seguir retrasando. Porque el Gobierno está en la trampa de que si devalúa el oficial, cada vez se le va a ir más a precio, y luego lentamente los precios comenzarán a buscar el paralelo. Y en algún momento confluye la necesidad de la devaluación. Si el Gobierno no acomoda algunas variantes macroeconómicas y toma algunas decisiones de reinserción de la Argentina en el mundo, una devaluación le va a impactar sobre los precios.

-Eso implicaría un freno brusco sobre el consumo.

-No hay dudas de que ya se está dando. La inflación frena el consumo, acá y en cualquier parte del mundo. El Gobierno dice que no quiere hacer el ajuste, pero si no lo hace, le va a ajustar por inflación, que es la peor manera de ajustar porque lo pagan los que menos tienen. Los asalariados con ingreso fijo corren detrás de la inflación. Esto que dicen de que si los sindicatos siguen pidiendo se irá a un Rodrigazo, yo digo que si vamos a un Rodrigazo es porque el Gobierno hace las cosas mal. El sindicato lo único que pide es que, si hay 25% de inflación, se aumente eso. No piden el 50%.

-Se ingresa en un espiral ascendente de difícil resolución.

-Se entra en una carrera llamada puja distributiva, donde gana el que tiene más poder de presión. Los camioneros porque si paran no hay transportes, ganan los colectiveros, el subte. Ganan los sectores que pueden perjudicar a terceros y así sacan mayores ajustes salariales. Porque si para el comercio, que pare. Hay sectores clave que pueden paralizar el país.