Crítica: en "Curvas de la vida" brillan Clint Eastwood, Amy Adams y Justin Timberlake

En el ocaso de un entrenador

"Curvas de la vida" es la "opera prima" de Robert Lorenz, el director y productor estadounidense que siempre ha trabajado con Clint Eastwood.

"Curvas de la vida" (Trouble with the curve). Estados Unidos, 2012. Dirección: Robert Lorenz. Guión: Randy Brown. Fotografía: Tom Stern. Música: Marco Beltrami. Actores: Clint Eastwood, Amy Adams, John Goodman, Justin Timberlake y otros. Presenta: Warner. Duración: 111 minutos. Calificación: Para todo público.

La historia es previsible. Ex cazatalentos deportivo en decadencia, más hija de la que se desentendió luego de la muerte de su mujer: melodrama con muchas peleas intermedias y comprensión final.

Esta vez el protagonista con problemas visuales es Clint Eastwood (Gus), que reproduce mucho de su "Gran Torino".

La hija en discordia es una sola y no varios como en aquél filme, los antipáticos son los de la oficina Central "Los Bravos" de Atlanta, de los que depende el futuro del gran entrenador de béisbol, en situación de vejez (ahora se dice así) y hay un viaje a Carolina del Norte, que va a posibilitar, seguramente, la reconciliación de Gus, el padre y Mickey (Amy Adams), la hija y ¿por qué no? el conocimiento de un posible novio para la joven abogada, papel a cargo de Justin Timberlake (Johnny).

SIN SORPRESAS

La película tiene buen ritmo, se ve con agrado. Presenta una historia común, sin sorpresas, pero con un tema siempre al borde de lo emocional.

Es correcto el trabajo formal, hay un buen diseño de producción, ritmo acelerado y fundamentalmente la presencia de excelentes actores. Desde la simpática Amy Adams (Mickey), recordada por su papel de monja en "La duda", hasta Justin Timberlake (Johnny), el mismo de "Red social", como rival laboral del personaje que interpreta Clint Eastwood (Gus) y posible pareja de su hija. A todo esto se suma el recordado John Goodman (Pete Klein), actor fetiche de los hermanos Joel y Ethan Cohen.

"Curvas de la vida" es la "opera prima" de Robert Lorenz, el director y productor estadounidense que siempre ha trabajado con Clint Eastwood.

Calificación: Buena