"Con el FMI habrá una solución política"

Una condena afectaría la imagen del país a la hora de buscar capitales, asegura el economista José Siaba Serrate. Pero descarta un escarmiento. El futuro "Indice Nacional de Precios" zanjaría la cuestión.

Y un día volvió el Fondo. La prensa argentina le devolvió al Fondo Monetario Internacional, de manera inesperada, el sitio que hacía mucho no ocupaba en las portadas y que retomó la pasada semana luego de que su directora, la francesa Christine Lagarde, lanzara duras advertencias sobre la posibilidad de sancionar al país si no pone en regla sus maltrechas estadísticas.

Se habló, en un paralelismo con el fútbol, de tarjetas amarillas y rojas, de reglas a cumplir en un organismo en el cual todos sus miembros, al menos en la teoría, son iguales. También hubo un emplazamiento: tiene el Gobierno tres meses -hasta diciembre- para regular una situación que, a todas luces, no es muy transparente en lo que hace a la confección de índices.

El economista José Siaba Serrate echa luz sobre la relación de la Argentina con el Fondo, históricamente traumática, pero que ha cobrado otro cariz desde que en 2005 el otrora presidente Néstor Kirchner cancelara la deuda con el organismo. Sin dinero de por medio, ¿qué es lo que hay en juego?

TARJETA ROJA

-¿Qué relevancia hay que darle a la advertencia del FMI sobre una inminente tarjeta roja a la Argentina?

-Uno podría decir: perro que ladra no muerde. En el fondo este es un problema de larga data. Hasta ahora no se ha traducido en una decisión demasiado gravitante. Es evidente que se ha traspasado un mínimo umbral de tolerancia en el organismo. Realmente si se va a tomar una decisión, si existe la voluntad, la decisión se toma sin tanto tiempo de preámbulo o preaviso. Sobre todo si el asunto que dispararía esta determinación hace tanto tiempo que está en circulación.

-Se refiere a las estadísticas elaboradas por el Indec.

-El problema de las estadísticas del Indec hace bastante tiempo que está y no es muy difícil de detectar. Uno debe entender que si no han tomado una medida hasta ahora es tal vez porque también hay otros elementos en juego que probablemente también estarán presentes dentro de tres meses, que es el período que se ha dado para corregir las cifras.

-¿La medida concreta sería la suspensión del derecho a voto de la Argentina, o habría alguna otra repercusión?

-Sí, esto hablando en terreno hipotético, porque da la sensación de que una advertencia con tanto tiempo de antelación no se termine concretando y se llegue a una negociación intermedia. Se puede pensar que esta advertencia se realiza para abrir una etapa de negociación y se llegue así a una solución que beneficie a las dos partes.

-¿Que el Estado no le deba dinero al FMI relativiza el impacto de alguna sanción?

-Sí, pero no deja de ser un baldón a nivel internacional. Quedaría el antecedente.

-¿Se podría temer un efecto dominó sobre líneas de crédito del BID o el Banco Mundial?

-La verdad que supongo que no, porque las decisiones son independientes. Creo que lo que hay, en primer lugar, es un problema de imagen. Este es un tema conocido desde hace mucho tiempo, así que quizás la gran novedad es que antes se manejaba con cierto margen de maniobra política y ahora eso parece agotado. Finalmente va a haber una solución política. Las estadísticas argentinas tienen deficiencias serias y eso cualquier argentino lo sabe.

-¿El índice de precios a escala nacional puede llevar algo de tranquilidad?

-No lo sé, pero evidentemente puede ser una alternativa para zanjar esta cuestión y que el tema no pase a mayores.

LAS REGLAS

-¿El reclamo del organismo tiene que ver con tratar de poner a la Argentina a cumplir las mismas reglas que cumplen los otros miembros?

-Esa sería una buena razón para esta situación, pero también es cierto que hace mucho tiempo que no se cumple la revisión que manda el artículo 4 de la Carta Orgánica del FMI, y hay un conjunto de otras disposiciones que cumplen los países miembros del Fondo y que Argentina no, no es solamente el tema de las estadísticas.

-¿El deterioro de la imagen nacional en el mundo cobra mayor peso a partir de la necesidad de captar inversiones para YPF?

-Creo que no tanto, porque en rigor lo más importante es la decisión Argentina de estatizar parcialmente YPF. Realmente cualquier interesado en el negocio con Argentina conoce este antecedente, y queda advertido de la vulnerabilidad de las reglas del juego.

-Las palabras de Christine Lagarde reflotaron también el capítulo aún abierto con el Club de París. ¿Está en los planes del Gobierno resolver esta deuda?

-Estos son todos temas donde evidentemente la agenda tiene un atraso importante. La situación de Argentina podía ser entendible en el corto plazo, pero es cada vez más difícil de explicar a medida que el tiempo pasa y no se le da una respuesta.