Lo que ellas quieren saber

El doctor Roberto Elizalde, presidente de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Buenos Aires (Sogiba) y jefe de la división Ginecología y Mastología del Hospital Pirovano, enumeró en una entrevista con La Prensa las temáticas sobre las que más consultan las mujeres de hoy y lo que hay que conocer al respecto.

CONTROLES. La consulta más frecuente es, y debe ser, el control génito-mamario de salud. Esto implica algunos enfoques diferentes, no sólo acorde a la edad sino también al riesgo (según los antecedentes hereditarios o las enfermedades pasadas).

En líneas generales, el control debería hacerse una vez por año y consta de un examen clínico, el examen citológico génito-mamario, papanicolau y colposcopia. A partir de los 35 años, cuando hay un antecedente de riesgo familiar de primer grado (hermana o madre), se solicita una mamografía por año. Cuando no hay antecedentes, a partir de los 40 años, mamografía anual y ecografía.

ANTICONCEPCION. El método anticonceptivo no es una elección del médico, sino que éste está obligado a dar una charla explicativa a la pareja, que en definitiva es la que adopta el método que más se adapta a sus necesidades.

El imaginario colectivo respecto de la anticoncepción es que las pastillas anticonceptivas hacen engordar, traen celulitis y várices. Esta es casi una constante, todas tienen ese temor. Los anticonceptivos no tienen una relación directa con estas tres situaciones, en otros tiempos sí y esto quedó improntado en la sociedad.

Por supuesto, a la hora de elegir un método anticonceptivo hay que tener en cuenta las situaciones médicas: hay anticoncepción que no se puede dar porque hay enfermedades que la contraindican (por ejemplo, una hepatopatía, el antecedente de haber tomado un anticonceptivo y haber tenido algún inconveniente como cefaleas u otro tipo de problemas).

También está en el imaginario colectivo el anticonceptivo vinculado al cáncer. Esto es un mito, generado tal vez hace muchos años por otros tipos de anticonceptivos. Hoy los anticonceptivos no generan cáncer.
Cabe aclarar que si bien algunos de ellos se utilizan para ciertos tratamientos, como la endometriosis, no es un terapéutico universal.

En la actualidad está muy extendido el uso de anticonceptivos para regularizar el ciclo menstrual, pero en realidad se está regularizando de manera artificial. No es un tratamiento que después de determinada cantidad de tomas, permite que la paciente quede reglada regularmente. Mientras toma la pastilla sí, porque artificialmente se la lleva a un ciclo donde va a "pseudomenstruar" cada 28 días.

Algunas mujeres consultan sobre la relación entre los anticonceptivos y los accidentes cerebrovasculares. En efecto, existe un riesgo aumentado de sufrir un accidente cerebrovascular con determinada medicación anticonceptiva, que todavía es utilizada en el país. Esto los ginecólogos lo conocen perfectamente. Por ende, cada paciente debe consultar con su médico cuál es la opción más segura.

CICLOS MENSTRUALES IRREGULARES. Los trastornos del ciclo también constituyen un motivo frecuente de consulta. La primera situación que hay que lograr es sacarle la angustia a la paciente, ya que esto per sé no es una patología, sino una disfunción -que puede o no corresponder a una patología-. En general, se trata de disfunciones del eje hipotálamo hipofiso gonadal, que a veces no es necesario corregir y otras sí.
Además, dentro de la irregularidad del ciclo menstrual hay límites de normalidad. Hay que hacer algunos estudios hormonales porque el límite de la normalidad debe estar sustentado por estudios hormonales e imaginológicos. De esta forma, se determina si es una disfunción que es necesario corregir o no.

La periodicidad normal del ciclo menstrual es cada 28 días, más/menos 7. Es decir, que los ciclos que se producen cada 21 a 35 días son considerados dentro de los parámetros de normalidad. Para calcular cuánto dura el ciclo, se cuenta desde el primer día de la menstruación hasta el día previo a la siguiente menstruación.
Una mujer debiera ovular 13 veces en el año, pero es muy probable que alguna de esas ovulaciones no se produzca, y esto entra dentro de la normalidad en lo que hace al orden de frecuencia. Esto no debe generar ni preocupación ni angustia.

ENFERMEDADES DE TRANSMISION SEXUAL. El sida y el Virus del Papiloma Humano (HPV, por sus siglas en inglés) son las enfermedades que más preocupación generan hoy entre las mujeres.

El cambio de las pautas culturales -hoy hay un rápido acceso a las relaciones sexuales- ha traído aparejado un aumento de los casos de enfermedades de transmisión sexual. Cuantas más parejas se tienen, mayores probabilidades existen de contraer una enfermedad de transmisión sexual y mucho más si estas parejas son ocasionales.

Hay que saber decir que "no" o "sin preservativo, no", porque es una forma de preservar la vida propia y la del hombre.

Otra de las dudas que suelen presentar las mujeres tiene que ver con el advenimiento de la vacuna contra el HPV. El hecho de que se la haya puesto en el Calendario Nacional de Vacunación, para ser dada a los 11 años, marca una necesidad social. Esto no quiere decir que una chica de 15, 17 o 20 años no se la pueda dar. Toda aquella que no inició su vida sexual debería vacunarse.

En las mujeres que ya iniciaron su vida sexual, se piden estudios específicos y, si no hay presencia de HPV, la vacuna está bien indicada.

Aquellas que han tenido HPV se ven beneficiadas, en un porcentaje menor, y se les puede indicar también la vacuna.

MICOSIS. El hongo candida albicans es un habitante natural de la vagina. La vagina tiene una flora o biota que actúa como un mecanismo de defensa. Dentro de esa biota está la candida albicans, que bajo determinadas circunstancias -como la toma de antibióticos, la diabetes o la toma de anticonceptivos- sufre una exacerbación, lo cual produce prurito o picazón. La mayoría de las veces se recupera sintomáticamente, de forma espontánea. Después de menstruar, la sangre cambia el Ph vaginal y los hongos con el Ph dejan de expresarse -no es que no se tengan, sino que desaparece el prurito o picazón-.

A las mujeres diabéticas se les da medicaciones específicas que corrigen la cantidad de hongos, pero no se erradican. Sería un error creer que hay que erradicar la candida albicans de la vagina. Se debe buscar el equilibrio de la flora.

En los casos de micosis a repetición, cuando no están asociadas con las causas que mencioné, hay medicación preventiva y medicación terapéutica. La reiteración de la candidiasis, como la de cualquier enfermedad, genera una angustia mayor. Por lo tanto, además de la enfermedad, juega un rol importante la cuestión emocional, que va más allá de lo orgánico.

CLIMATERIO. Esta etapa tiene un síntoma capital, que son los sofocos. Personalmente, le llamo el S.O.S "Sofocos en oleadas que terminan en sudor". El S.O.S. también se refiere al pedido de ayuda que la mujer en ese período de su vida reclama.

Lo más importante es que las mujeres sepan que esos sofocos tienen tratamiento, habitualmente con hormonas -aunque existen ciertos riesgos que deben ser claramente advertidos y manejados con el médico tratante-. En ese sentido, hay una co-responsabilidad entre el médico y la paciente. Por lo tanto, se debe evaluar en cada caso la relación riesgos-beneficios. En ocasiones, el tratamiento puede ser por un corto período.

PAUTAS DE HIGIENE VAGINAL. Los consejos fundamentales son: higiene periódica (dos veces por día, no hay que abusar de la higiene vaginal porque barre con la flora defensiva natural); no usar duchas de bidet; no utilizar jabones que tengan alérgenos (perfumados, exfoliantes); no usar ropa interior irritante (lo ideal es la de algodón blanco, sin tintes); no usar pantalones demasiado apretados (ya que interfieren con la correcta humedad o sequedad y Ph de la zona).

Respecto de las toallitas femeninas de uso diario, existe una situación particular: muchas mujeres creen cuidarse mucho más si usan una toallita, pero la realidad es que no son necesarias. De hecho, el algodón cumple el mismo rol.