"Se necesita sintonía fina en el núcleo duro de miseria"

Crecimiento, la baja del desempleo y los programas sociales no alcanzan. La Asignación Universal por Hijo es un instrumento a reivindicar, dice Fabián Repetto, director del Programa de Protección Social del Cippec. Cuestiona que la pobreza se mida sólo por ingreso. La exclusión requiere políticas audaces.

El camino por recorrer es largo y sinuoso. Sin embargo, Fabián Repetto, director del Programa de Protección Social del Cippec (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento) considera que en mucho ha cambiado la foto social de la Argentina durante los últimos años de marcado crecimiento económico. El error, advierte, es intentar abarcar las dimensiones de la pobreza circunscribiéndose tan sólo a inciertas mediciones sobre el ingreso, dejando de lado otras que completarían el panorama.

-¿Cómo describiría el mapa de la pobreza en la Argentina?

-Respecto a la situación de la pobreza, efectivamente creo que ha habido mejorías en la situación social de la Argentina. Hay indicadores en los últimos años que lo muestran. Pero creo también que hay una mirada acotada de cómo es la situación de la pobreza porque se la está midiendo sólo por ingresos. El punto importante a resaltar es que si queremos tener una buena radiografía de la situación social y trabajar sobre esto para resolverla, hay que entender que la pobreza por ingreso es sólo una forma de medición, pero que hay otras que son igualmente importantes. Este es un primer punto donde reconocería los avances que hubo en los últimos años, y pondría el acento en que es peligroso quedarse fijado solamente al concepto de pobreza por ingreso.

-¿En materia de indigencia se registran cambios?

-Es lo mismo, en la medida que los dos están vinculados a la dimensión ingreso, en la medida en que hay mejoría en la distribución de los ingresos, si hay acceso al mercado de trabajo, o hay planes o programas como la Asignación Universal por Hijo, seguro que hay una disminución de la indigencia. Eso conduce a otra discusión que es cómo se mide y que tiene que ver con el índice de Precios al Consumidor. Al haber un problema fuerte de medición con el Indec, seguro que la brecha que se da entre las mediciones oficiales y no oficiales es importante. Lo que viene como error de arrastre es cómo se mide el precio al consumidor. Esto conlleva a que las definiciones de pobreza e indigencia por ingreso seguro sean muy diferentes en un caso y el otro.

-¿Cómo trabajan los especialistas cuando la brecha entre las cifras oficiales y las privadas es tan amplia?

-Creo que en alguna medida se reconoce como dato que hay dos mediciones, una oficial por ingreso poco creíble por la cuestión del Indec, y medidas no oficiales, donde quizás la de mayor referencia sea la que elabora la Universidad de La Plata, que es la más rigurosa en el sentido de cómo mide la pobreza, la indigencia y la desigualdad. Se reconoce que hay distintas fuentes.

-¿Este escenario dificulta la instrumentación de políticas?

-Por el lado de las políticas, independientemente de si la pobreza es del 7% o no, hay asignaturas pendientes y un largo camino por recorrer en la materia.

AL RESCATE

-¿Qué lugar le otorga a la Asignación Universal por Hijo en la mejora de la situación social?

-Es un lugar muy importante porque de alguna manera reconoce la responsabilidad del Estado en tratar de asegurar un ingreso mínimo en cada hogar, y esto es una buena noticia porque está planteado en un plano menos asistencial y clientelar que lo que eran históricamente otro tipo de intervenciones. Creo que es una buena noticia. Entre comillas, la mala noticia sería creer que este es el techo en lo social. Más bien debería ser un piso para construir otro tipo de intervenciones donde la Asignación Universal por Hijo sea un elemento más entre otros elementos. Reivindico fuertemente este instrumento, pero creo que se puede ir por más, hay potencial y Argentina está en condiciones de hacerlo.

-¿Después de tantos años de crecimiento económico, el resultado social debería ser mucho más auspicioso?

-Creo que el crecimiento económico seguro generó impactos positivos en la situación social. Basta ver la cuestión del desempleo, cómo ha bajado, o la distribución del ingreso, la pobreza y la indigencia. Hay buenas noticias por el lado de los indicadores sociales, aún con este tema de las mediciones, que no es un problema menor. Si se podría haber profundizado, creo que sí. En el Cippec pensamos que hay que acentuarlo en el sentido de construir un sistema integral de protección social. Ha habido muchas buenas medidas sueltas, no ha habido una concepción global de reforma de la política social, que Argentina está en condiciones de hacerla en los últimos años.

-Algunas encuestas muestran focos de pobreza irreductible. ¿Es tan irreversible la situación?

-Coincido, creo que definitivamente hay un núcleo que podríamos llamar de exclusión, de falta de acceso a la oferta estatal por desconocimiento, falta de incentivos y demás. Ahí está uno de los problemas neurálgicos que tiene la Argentina en materia de situación social. Con qué tipo de instrumentos novedosos enfrentar esta situación que en particular tiene que ver con grupos etários críticos, como los jóvenes. Por ahora los instrumentos que se han ensayado parecen no haber logrado los resultados esperados. Ese núcleo requiere de algún tipo de intervención que sea complementaria y más sofisticada. Implica una situación de sintonía fina.

EL TRABAJO

-¿Ni siquiera la creación de puestos de trabajo logra incluirlos?

-Aún creándose puestos de trabajo, se trata de población que no está en condiciones de acceder a ellos. Aunque se creen ofertas de salud y educación, en general no es gente que logre utilizar los servicios educativos y sanitarios. Hay un problema de acercar a esta población la oferta estatal, que ha mejorado en los últimos años, pero eso requiere de algún tipo de trabajo más coordinado entre los gobiernos. Mucho de esto tiene que ser hecho por los municipios.

-¿La calidad del trabajo creado ha servido para sacar a la gente de la pobreza?

-Si se entiende por calidad el acceso a la seguridad social contributiva, creo que ha habido avances importantes. Ha aumentado la población con obra social, pero sin dudas Argentina tiene una asignatura pendiente en el trabajo informal o el empleo no registrado, que es cercano al 35% de la población económicamente activa. Los puestos que se crearon son una buena noticia, la mala noticia es que aún queda mucho camino por recorrer en términos de informalidad laboral.

-¿La inflación es un palo en la rueda en las políticas contra la pobreza?

-Es un palo en la rueda porque habitualmente la inflación castiga más a los sectores que tienen menos poder de compra. En materia de alimentación, por ejemplo, se ven muy afectados.

-¿La problemática más severa sigue dándose en las grandes ciudades y su cordón suburbano?

-Definitivamente. Creo que en el Conurbano bonaerense, el Gran Rosario y el Gran Córdoba, y lo que son el NEA y el NOA, con sus características propias, representan los núcleos duros de pobreza y exclusión. Ahí hay que repensar en serio cómo se hace política social y cómo es una responsabilidad compartida entre la Nación, las provincias y los municipios.

-¿Cómo influyen la migración interna y externa?

-El Conurbano bonaerense sigue siendo receptor de la migración, tanto interna como externa desde los países limítrofes. Ahí el punto clave no es parar la migración por decreto, sino generar buenas políticas públicas en los lugares de origen, al menos en Argentina, para que la gente no emigre a las grandes ciudades.