Crítica: Música y palabras en la película francesa "Canciones de amor"

Esos amores que van y vienen

Todo es evanescente, libre, dispuesto a cambiar de forma en cualquier momento. Se puede entonar loas al amor presente, al Angel de la Bastilla o a la muerte y todo parece encajar en un París sin tiempo, donde todo es bello, joven y puede reiniciarse con libertad.

"Canciones de amor" (Les chansons d’amour). Francia, 2007. Dirección y Guión: Christophe Honoré. Música: Alex Beaupain. Actores: Louis Garrel, Ludivine Sagnier y Clotilde Hesme. Presenta: Mirada Distribution. Duración: 95 minutos. Calificación: Para mayores de 16 años.

Ismael es un seductor, parece querer a Julie, pero también gusta de Alice. Como el amor es libre y lábil, en este filme de Honoré, ellos prueban una relación de tres y pasan su vida cantando y dialogando. Sí, porque como
aquella "Los Paraguas de Cherburgo" de Demy, el amor puede expresarse cantando cuando nace, vive o se muere.

Ellos son jóvenes, lindos, libres, están en Paris y todo es posible. Pero nadie se ocupó de prohibir la muerte y ella aparece llevándose a Julie. Habrá tristeza, habrá una familia que irrumpe preocupada por Ismael, sin saber que Ismael puede consolarse con Alice, o con las hermanas de Julie, Yasmine y Jane o con el joven Erwann.

MUY LELOUCH, TAN VARDA

El fin es un juego, una cadena de amores que van y vienen, sin ataduras morales o códigos. París funciona
como cuadro melancólico con su invierno y sus árboles despojados y sus personajes reflejan conflictos actuales y pasados, muy Lelouch, muy Truffaud, tan Vardá.

Las canciones de Alex Baupain son bellas, poéticas y los actores cantan bien. Las entonan entre los diálogos, naturalmente, como si fueran simples palabras sin música. Todo es evanescente, libre, dispuesto a cambiar de forma en cualquier momento. Se puede entonar loas al amor presente, al Angel de la Bastilla o a la muerte y todo
parece encajar en un París sin tiempo, donde todo es bello, joven y puede reiniciarse con libertad.

Actores ideales en sus papeles. Louis Garrel jugador e inconstante, Ludivine Sagnier, la chica de "Gotas que caen sobre las piedras" y Chiara Mastroianni, con la ternura que refleja su apellido paterno y la lejanía de Catherine Deneuve, su madre en la vida real.

Calificación: Muy buena