Crítica: "Poesía para el alma" o cuando la palabra sirve de apoyo a la memoria que huye

La desolación y el desamparo

Excelente es la actuación de Junghee Yun, una gran actriz coreana, que logra hacer de este melodrama un filme de intensa y admirable emocionalidad.

Ficha técnica:
"Poesía para el alma" (Poetry). Corea del Sur, 2010. Dirección y guión: Lee Chang-Dong. Fotografía: Hyunseok Kim. Actores: Junghee Yun, David Lee, Hira Kim, Nae-Sanganh y Myeong-Sin Park. Presenta: Ifa. Duración: 139 minutos. Calificación: Para mayores de 16 años.

Miya es una mujer de algo más de sesenta años. Vive con su nieto, al que cuida y alimenta, pero prácticamente no tiene diálogo con él. El chico no habla, sólo ve televisión y parece despreciar esa casa y a su abuela, a la que ni siquiera mira. Sólo le habla para pedirle comida.

Ella tiene una hija, la madre del chico, que nunca los visita y con la que sólo habla por teléfono.
Miya casi no tiene diálogo con nadie y su vida resulta tan desoladora y tan carente de afectos, o de alguien que le dedique tan sólo un instante, que eso la obliga a querer hacer algo siempre postergado: aprender a escribir poesía.

Miya va a un taller y hace preguntas: ¿cómo se escribe una poesía? ¿cómo surge la inspiración? Su maestro le responde que el primer paso es la observación, pero eso también trae dolor, cómo el que le produce el tener que atender a un anciano hemipléjico al que ayuda a bañarse. Ese es su trabajo.

VIDA Y ARTE

"Poesía para el alma" es un filme que investiga en el lenguaje, en sus implicancias en la vida de todos los días, y paralelamente aborda el arte.

El lenguaje es un elemento esencial para alimentar la memoria. Por eso cuando a Miya se le diagnostica Alzheimer y su nieto comete un hecho delictivo en su colegio, el mundo parece derrumbarse ante ella.
A partir de ese momento su pequeña libreta y sus anotaciones, en la calle, en salidas por el campo, resultan una compañía invalorable.

Lee Chang-Dong, director y guionista utiliza la poesía para describir a una sociedad como la coreana, con sus propios códigos de aciertos y desaciertos. Pero si algo queda claro en el mensaje que intenta transmitir la película: una vez que se considera terminada la misión en la vida, es mejor despedirse en calma y silenciosamente.

Excelente es la actuación de Junghee Yun, una gran actriz coreana, que logra hacer de este melodrama un filme de intensa y admirable emocionalidad.

Calificación: Muy buena