Crítica: "D-Humanos" reúne a nueve cineastas con resultados desparejos

Cine sobre la realidad social

Ficha técnica:
"D-Humanos". Argentina, 2011. Documental. Dirección: Mariana Arruti, Carmen Guarini, Andrés Habegger, Pablo Nisenson, Ulises Rosell, y otros. Música: Leandro Drago. Presenta: Audiovisuales del Sur. Duración: 93 minutos. Calificación: Para mayores de 13 años.

Es un filme colectivo producido por Pablo Nisenson ("El grito sagrado", "Los espíritus patrióticos"), que cuenta con la participación de nueve directores conocidos (Miguel Pereira, Carmen Guarini, Andres Habegger, Ulises Rossell) y jóvenes desconocidos.

La consigna es la Declaración Universal de Derechos Humanos y bajo ese disparador se aglutinan observaciones sobre distintas circunstancias, que, de una manera u otra, vulneran los derechos humanos en la Argentina.

La selección cinematográfica abarca una temática variada, distintas miradas y formas de abordarla con resultados desparejos.

Polución ambiental, necesidad de fijar la memoria de la injusticia, precariedad económica, seguimiento y denuncia de la tortura, consecuencias sanitarias de carencias alimentarias, incorporación al Colegio Militar de la cátedra de Derechos Humanos, son puntos integrantes de la temática abordada por el filme.

LUGARES

"D-Humanos" fue filmada en lugares como la Villa 31, cárceles, comedores, radios comunitarias, la ciudad jujeña de Abrapampa y la formoseña de Clorinda.

Un filme de nueve realizadores, lógicamente, exhibe diferencias en cuanto a ritmo, mayor o menor intensidad en el abordaje argumental y resultados finales, alto y bajos en los lugares comunes. La experiencia en el caso de los realizadores ya conocidos por el público, muestra una mayor perfección técnica, pero no siempre un interés superior. Es el caso del muy interesante episodio -"La formación"- dirigido por la casi debutante Andrea Schwellemberg, que reflexiona y reportea cadetes y profesores, receptores de la cátedra de derechos humanos o emisores de la misma y que, a la vez, cuestionan la recepción de esa materia y la posibilidad de transformar la ideología de una institución como el Colegio Militar.

Hay cortos de particular interés como "Sangre en el plomo" de Miguel Pereira con su denuncia de la fundidora de plomo, que luego de treinta años en Abrapampa, Jujuy, dejó una devastación ecológica y sanitaria con ochenta por ciento de plomo en la sangre de sus habitantes. Y otros como el de Carmen Guarini, que con la utilización de elementos de construcción como las baldosas, evocan un horror que no puede olvidarse.

Calificación: Regular