"El balance es bueno por donde se lo mire"

Los 20 años del Mercosur, vistos por el economista Gustavo Segre. El bloque se integró política y económicamente. El intercambio saltó de U$S 2.000 millones a U$S 36.000 millones. No existen amenazas de ruptura. El sector automotriz domina la balanza comercial. Venezuela se sumará como socio.

Dos décadas transcurrieron desde que Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay se unieron en la conformación del Mercosur -el tratado se firmó el 26 de marzo de 1991-. Soplaban otros vientos políticos y económicos en la región, liderada por las presidencias de Carlos Menem, Fernando Collor de Mello, Luis Lacalle y Juan Carlos Wasmosy, respectivamente. ¿Qué cambió desde entonces y hacia dónde va el bloque? Esas son las incógnitas.

Las respuestas las tiene Gustavo Segre, economista especializado en el mercado común y miembro de la consultora Center Group.

-¿Qué balance hace del Mercosur a dos décadas de su creación?

-El balance es bueno por donde se lo mire. El motivo está, desde el punto de vista comercial, en que arrancamos el Mercosur con 2.000 millones de dólares de intercambio entre los países, y hoy estamos en 36.000 millones. El comercio regional se expandió por varias veces. Desde el punto de vista social, absolutamente mejor. Al punto que hoy en Argentina y Brasil hay una lista para extranjeros y otra lista para el Mercosur.

-¿La integración política y cultural vino a aceitar el mecanismo económico?

-Sin ninguna duda, al punto inclusive que cualquier persona que hoy quiera residir en el otro país no tiene que exhibir una justificación como lo hacía en el pasado.

-En 1991 el presidente de Uruguay, Luis Lacalle, dijo: "Abrimos un camino a una oportunidad, no a una certeza".

¿Se aprovechó esta oportunidad?

-Seguro. Y no tiene que ver solamente con las cuestiones internas. Las negociaciones del Mercosur con la Unión Europea no serían tan fuertes, en lo que se refiere a lo que el Mercosur está planteando, si estuvieran negociando Brasil por un lado, Argentina por el otro, y lo mismo con Uruguay y Paraguay.

LA MUTACION

-En dos décadas el grupo sobrevivió a una mutación ideológica y varias tormentas. ¿Eso habla de su fortaleza?

-Y de la maleabilidad que ha tenido, porque ha pasado por gobiernos de distintas características y por muchas tormentas, y las seguirá pasando. De hecho en este momento Argentina está protegiendo mucho su comercio internacional, y Brasil no lo está cuestionando tan severamente como podría. Entendiendo que Argentina necesita hacer algunos ajustes y que no le ha dado el tiempo o no ha tenido una política de Estado como para hacerlo. No son todas rosas, por supuesto, pero el equilibrio y el balance son absolutamente positivos.

-¿Cómo se puede avanzar en una mayor integración teniendo en cuenta la disparidad de las economías de Brasil y Argentina con respecto a sus otros dos socios?

-Con mucha creatividad. Brasil tiene claro que es una locomotora que está empujando al continente, no hace prevalecer su fuerza en las negociaciones. De hecho, las negociaciones no involucran el tamaño de las economías ya que cada país tiene un voto.

-Sin embargo, esporádicamente surgen quejas de los socios más chicos.

-Eso es normal, pero no tiene que ver con algo motivado por Brasil, sino que tiene que ver con su tamaño. Creo que Argentina debería trabajar en una política de aumento de las exportaciones hacia Brasil porque hoy está desaprovechando un mercado increíble que es demandante de productos. Hoy Argentina, a través de su Gobierno, está muy enfocado en cerrar su economía. Me parece bien que haya un programa para sustituir las importaciones, es permitido en las reglamentaciones de la OMC, pero tiene que tener un sustento por detrás. Si no genero mayor productividad, lo que estoy haciendo es crear inflación. La demanda continúa aumentando, pero la oferta no acompaña.

-¿Las medidas de protección o el rumor de devaluación del real minan la confianza del grupo?

-Las barreras de protección son de responsabilidad específica y exclusiva del país que protege. En la desvalorización tienen que ver cuestiones internas del país, pero fundamentalmente las cuestiones internacionales. No veo ningún riesgo de que Brasil pueda desvalorizar su moneda en este momento.

-¿No ve factores externos que gatillen esta medida?

-Si un problema como el terremoto de Japón y el posible desabastecimiento de petróleo por la crisis en Libia no movió la aguja del real, difícilmente alguna cuestión de corto plazo pueda moverla.

-¿Cómo se para el Mercosur frente a China?

-Cada nación responde de forma independiente en las cuestiones macro como el mercado. El Mercosur negocia en bloque con determinados países inclusive. Porque hay restricciones a los acuerdos bilaterales. Argentina no puede salir a negociar con un país sin tener la autorización de los socios. Pero eso en lo que se refiere a las alícuotas externas. Si Argentina hoy le vende a China soja, y Brasil también, lo que no puede hacer Argentina es decir "yo te permito que vos me vendas determinado producto y te hago una reducción de las alícuotas de importación". Eso está homologado en el Mercosur. Lo que sí puede hacerse es viajar a China y tratar de conseguir más clientes para su soja.

BLOQUE CONSOLIDADO

-¿La tentación de los Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos sigue siendo una amenaza?

-No, para mí ya pasó. Los acuerdos van a hacer siempre, desde el punto de vista bilateral, básicamente tecnológicos. La visita de Barack Obama a Brasil no fue con la intención de alejarlo del Mercosur, ni se planteó eso. Sí se plantearon acuerdos tecnológicos. Sobre todo un cambio de tecnología para la explotación del petróleo por debajo de los 7.000 metros de profundidad.

-¿La ampliación del bloque sería sólo incorporando a Venezuela o hay otro país en condiciones de sumarse?

-Creo que Chile va a seguir como invitado, de la misma manera que Bolivia. No los veo como socios plenos porque para entrar en el Mercosur, Chile tendría que aumentar sus impuestos de importación. Además tiene buenos acuerdos bilaterales con Estados Unidos. Lo de Venezuela es muy interesante para todos los países porque es uniproducto: tiene para vender petróleo y derivados, y tiene para comprarnos un montón de otras cosas.

-¿Su integración depende únicamente de que lo apruebe el Congreso de Paraguay?

-Sí, nada más. Brasil lo aprobó a pesar de muchas quejas, pero tiene un superávit con Venezuela de 5.000 millones de dólares. Le vende por 5.500 millones de dólares y le compra por 500.

-¿A qué obedece la polarización en las conclusiones sobre el desarrollo del Mercosur luego de dos décadas?

-Yo diría que hasta diciembre de 1998 los dos países, Argentina y Brasil, estaban bastante parecidos. Con la desvalorización del real, el 13 de enero de 1999, Brasil tomó una política económica totalmente distinta de la Argentina. Claro, en el momento en que cada uno de los países toma una decisión de acercarse a modelos diferentes, naturalmente creen que ese modelo es el mejor para su economía. El esquema brasileño dio mejores resultados que el argentino, pero tiene que ver también con otros factores.

-¿Qué sectores se beneficiaron más con el intercambio?

-Sin ninguna duda, el automotriz. Hoy es el sector que maneja la balanza comercial. Entre los diez principales productos que los países intercambian, siete son del sector automotriz. La diferencia de Brasil hacia acá, fuera de este rubro, está dada en la venta de maquinas agropecuarias y tractores, a los que ahora Argentina les está poniendo trabas. Y desde aquí hacia Brasil, trigo, harina de trigo y algún derivado del petróleo. También se mejoró mucho en las inversiones cruzadas. Sobre doce sectores importantes de la economía argentina, siete están en manos de capitales brasileños. Ahora hay muchísimas más facilidades.