"PADRES DE LA PLAZA": UN EMOTIVO DOCUMENTAL DIRIGIDO POR JOAQUIN DAGLIO

La memoria hecha de dolor

Ficha técnica:
"Padres de la plaza". Argentina, 2010. Documental. Dirección: Joaquín Daglio. Guión: Joaquín Daglio, Juan Vitale y Maximiliano Cerdá. Fotografía: Diego Castro. Música: Joaquín Daglio. Con la participación de: Teobaldo Altamiranda, Rafael Belaustegui, Mario Belli, Mauricio Brodsky, Ricardo Chidíchimo, Oscar Hueravilo, Julio Morresi, Bruno Palermo, Jaime Steimberg y Marcos Weinstein. Presenta: Senda producción audiovisual. Duración: 104 minutos. Calificación: para todo público.

La película de este director de menos de treinta y cinco años, que naciera antes de la instauración del Proceso en la República Argentina, tiene el propósito fundamental de visibilizar la historia de estos hombres, figuras fantasmáticas hasta ahora para el gran público. Se trata de los padres de desaparecidos en su mayoría, cuyas esposas son conocidas como Madres de Plaza de Mayo.

Cuando se escuchan testimonios de algunas de las integrantes de Madres, quizás por la magnitud de los sucesos que relatan y la angustia que provoca en quien los recibe, es imposible visualizar personas diferentes de aquéllas que un lejano día eligieron la modalidad ambulatoria como forma de circulación en la plaza, simplemente por el hecho de que la quietud podía provocar arrestos e insultos. Nadie piensa en que esas mujeres tuvieron parejas, maridos, con tanta preocupación por sus hijos como ellas mismas.

Diez fueron los "Padres de la Plaza", elegidos por el director para brindar su testimonio sobre lo que ocurrió. Todos de una manera u otra, dicen, estuvieron presentes cuando sus mujeres caminaban con sus protestas y sus carteles.

En la esquina, en un bar cercano, esperaban con sus mismas ansiedades y temores. De distintas extracciones sociales, profesiones y edades, operarios, pilotos, metalúrgicos, médicos, cuentapropistas, contadores, fotógrafos, abogados, ajenos a la política, militantes, todos con el deseo que nunca abandonaron, volver a ver a sus hijos. Esos que sin la presencia de su cuerpo, impiden la elaboración de un duelo, eternizando la angustia.

AUSTERA Y SENCILLA

Frente a la calesita donde jugaban niños, en el consultorio donde alguno estuvo refugiado, en el colegio que estudiaron, en el cuadro en el que algún pintor fijó su rostro, todos son fragmentos de memoria dolorida que parece querer comprender lo incomprensible.

El filme está rodado con austeridad. Simplemente con los testimonios a cámara de hombres de más de setenta años, en su mayoría, con paneos a lugares de infancia o a espacios de trabajo, donde los mismos padres trabajaron alguna vez, con sus diarios en la mano, algún juguete querido o la poesía del chico de catorce años que antes de militar reflexionara sobre la vida y la muerte, sabiendo, como el mismo dice "que esa poesía lo iba a mantener vivo siempre".

Joaquín Daglio, joven egresado de la carrera de Imagen y Sonido de la Universidad de Buenos Aires, construye su película. Callada, con algunos silencios, las palabras necesarias y ningún alarde de cámara.

Toda la vida con todo el dolor se respira en el filme. Y es un sentimiento sincero, de algo que está más allá, porque esos padres después de más de treinta años de ocurridos los hechos, no juzgan, los llaman aun en diminutivo, se duelen y de lo único que se lamentan es de no poder haber visto un cuerpo, una tranquilidad de muerte para tanto dolor. En este filme no se necesitan fuera de campo, ni flashbacks, ni sofisticados efectos, la atmósfera se fue creando sola y transmite lo indecible, esa angustia callada tan difícil de explicar.