LA ARGENTINA QUE VIENE

Una nueva oportunidad histórica

El espectacular salto exportador que se produjo en los últimos diez años cambia por completo las expectativas sobre el futuro económico argentino. Sin embargo, las políticas cortoplacistas podrían frustrar, una vez más, el despegue.

POR MARIO BRODERSHON *

¿El salto exportador en la primera década del siglo XXI marca el comienzo de un contexto comercial internacional muy favorable para países como la Argentina productores de bienes agropecuarios y de la minería? ¿La teoría del deterioro estructural en los términos de intercambio que dominó el pensamiento económico de América Latina durante la segunda mitad del siglo XX, está siendo desplazada por un nuevo paradigma internacional?

EL GRAN SALTO

En 1995 las exportaciones totales llegaban a 21.000 millones de dólares y en el 2008 a 70.000 millones de dólares; en un poco más de una década las exportaciones aumentaron un 233%. Tres grandes acontecimientos explican este gran salto exportador:

El primero de ellos es la revolución tecnológica y la expansión de la frontera agropecuaria que tiene lugar a partir de la segunda mitad de la década del noventa.

Detrás de ello esta la aparición de la soja transgénica, la minería y la industria automotriz asociada con la expansión económica brasilera. Pasamos de una producción de 45 millones de toneladas en 1995 a una producción de 95 millones en el 2010. El área sembrada aumentó un 41% y los rendimientos por hectárea aumentaron un 70% en maíz y un 43% en soja.

La aparición de China y la India como actores importantes en el comercio internacional, muy especialmente como demandantes de productos agrícolas, permitió un aumento muy significativo en sus precios internacionales.

El fuerte aumento del precio del petróleo permitió la entrada al mercado de alternativas renovables de energía a partir del maíz y la soja. En la actualidad la demanda de biocombustibles representa la tercera parte de la producción mundial de cereales y oleaginosas.

En nuestro país en el período 2003/10 el superávit comercial acumulado fue de 105.000 millones de dólares. Los cincuenta años anteriores se caracterizaron por sostenidos procesos de desequilibrio externo, que llegaron a su punto culminante en la segunda mitad de la década del noventa.
 

Este nuevo contexto internacional nos está sugiriendo que estamos frente a una nueva oportunidad histórica: independizarnos de la limitación que imponía al crecimiento económico la restricción externa. De esta forma, será posible poner punto final a una prolongada historia de cincuenta años de recurrentes ciclos económicos en el crecimiento económico.

STOP AND GO

En efecto, en esos años a medida que el país crecía, las importaciones aumentaban más rápidamente que las exportaciones. Para frenar las importaciones el gobierno combinaba devaluación y contención salarial con una política fiscal y monetaria muy restrictiva. La devaluación no era suficiente por si sola para corregir el déficit externo. Se requería, además, deprimir la actividad productiva para contraer las importaciones. Este conjunto de medidas creaba las condiciones para lograr el equilibrio externo al mismo tiempo que daba lugar a importantes desequilibrios internos: caída del salario real, aumento del desempleo y desequilibrio fiscal.

Por ello, una vez que la contracción de la actividad económica permitía alcanzar el equilibrio externo vía disminución de las importaciones, la sociedad comenzaba a reclamar políticas orientadas a corregir los desequilibrios internos. Ello llevaba al gobierno a aumentar los salarios y el gasto público, lo cual generaba el go económico. A medida que se expandía la actividad productiva volvían a reaparecer las condiciones que conducían a un nuevo desequilibrio externo y con ello las exigencias de generar el stop de la economía mediante una nueva devaluación, contención salarial y política fiscal-monetaria restrictiva con la finalidad de disminuir las importaciones.

SOLVENCIA EXTERNA

El superávit comercial y las elevadas reservas internacionales nos dan una solvencia externa que contrasta con los desequilibrios externos de los cincuenta años previos de la historia argentina. Hay un conjunto de factores positivos, que en su conjunto constituyen una masa de maniobra que pocas veces tuvo la Argentina:

En el 2010 el superávit comercial será de 13.500 millones de dólares y en el 2011, si Dios nuevamente es argentino y peronista, seguirá siendo positivo. El nivel de reservas internacionales ya superó los 50.000 millones de dólares.

La deuda pública neta es del 30% del PBI. La mitad esta en pesos y la otra mitad en dólares, euros y yenes. Este monto de deuda es claramente inferior a la de los países europeos: Alemania (73%), Francia (78%), Italia (116%), España (53%), Portugal (77%), Grecia (115%).

El canje de la deuda para salir del default permitió un prolongado período de gracia. En efecto, el primer pago de vencimientos de capital será en el 2024 para el bono descuento y en el 2029 para el bono par.

En el 2010 los intereses de la deuda representan el 1,1% del PBI (medidos en dólares suman 3.600 millones) y los vencimientos de capital el 1,9% del PBI (6.400 millones de dólares). En el 2001 sólo los pagos de intereses representaban el 3,8% del PBI (u$s10.000 millones) y actualmente en Brasil llegan al 6% del PBI.

Cada vez se consolidan más las expectativas de que estamos frente a un nuevo paradigma internacional que le puede ofrecer a la Argentina recuperar el atraso económico del pasado y reconquistar presencia internacional.

Sin embargo, la política cortoplacista del actual gobierno esta creando condiciones endógenas que pueden frustrar el futuro que nos esta brindando el nuevo contexto internacional.

LAS AMENAZAS

1 - La inflación: A partir del 2007 reaparece la inflación y entra en escena la indexación de la economía tal como queda en claro con los recientes aumentos salariales, la movilidad jubilatoria, el subsidio universal. Solo quedaron al margen de la indexación, para actuar como ancla antiinflacionaria, la devaluación del peso y las tarifas de los servicios públicos. El precio que estamos pagando por este dualismo en los precios es una distorsión creciente en la estructura de los precios relativos, que no ha impedido que la Argentina alcance una de las inflaciones más altas de América Latina.
 

Entre 19 países, Venezuela con el 36% y la Argentina con el 23% se distancian claramente del resto de los países de la región. El país que les sigue con más alta inflación es Costa Rica con el 7,2% anual. La inflación actual en la Argentina es 4 veces más alta que la de Brasil, Méjico, Paraguay y Uruguay, entre 6 y 9 veces superior a la de Bolivia, Chile, Ecuador y Perú.

2 - El modelo del dólar alto y competitivo es reemplazado por un dólar bajo que quita competitividad internacional.
Los analistas económicos suelen analizar dos formas distintas de medir el tipo de cambio. Por un lado, toman la relación entre el peso y el dólar. Por el otro lado, toman el tipo de cambio multilateral donde se utilizan las monedas de todos aquellos países con los que comercia Argentina, ponderado por su participación en el comercio exterior argentino.

Los argentinos acumulan dólares como una reserva de valor contra la inflación. Por ello, la relación del peso contra el dólar influye en la fuga de capitales mientras que el tipo de cambio multilateral influye en el comercio internacional.

Hemos supuesto para el 2010 una inflación del 23% anual y para el 2011 del 25%. Suponemos, además, que la devaluación será inferior a la tasa de inflación. En efecto, en diciembre 2010 el dólar cotizaría a 4,05 pesos (devaluación del 7,7%) y en diciembre 2011 a 4,35 (devaluación del 7,4 %).

Si se cumplen nuestras proyecciones, a fines del 2011 el peso en relación al dólar tendrá un valor similar al que tenía en el punto más bajo de la convertibilidad, esto es, diciembre 2001.

En cambio, la situación del tipo de cambio multilateral es distinta a la relación del peso con el dólar. El gobierno a partir del 2008 comenzó a abandonar su política de tipo de cambio alto y competitivo, que fue uno de los pilares básicos del crecimiento económico y de los superávit gemelos fiscal y externo del período 2003/08. En ese entonces, el tipo de cambio multilateral más que duplicaba el de la época final de la convertibilidad. La devaluación del dólar en relación a las principales monedas internacionales ha neutralizado parcialmente que la inflación en la Argentina sea 10 veces más alta que la inflación internacional. Estimamos que el dólar multilateral se apreciará en el 2010/11 en un 23%.

3 - Deterioro fiscal: En el período 2003/08 el gobierno tuvo un superávit primario del 3% del PBI, que permitió financiar con recursos impositivos genuinos no solo el total de sus gastos operativos sino también los intereses y los vencimientos de la deuda en pesos y en moneda extranjera.

A partir del 2009 comienza a cambiar el panorama de las cuentas fiscales. En ese año los recursos impositivos no alcanzaron para financiar el total de los gastos operativos debido a que, por primera vez desde el 2003, se
registra un déficit fiscal primario del 0,4% del PBI.

Como el gobierno tenía cerrado el acceso a los mercados financieros internacionales no les quedó otra alternativa que recurrir al ANSES, a la expansión monetaria del Banco Central y a los DEG entregados gratuitamente por el FMI. Con estos financiamientos extras, que sumaron el 1,9% del PBI, fue posible pagar los servicios de intereses y de deuda del 2009.

En el 2010 el panorama se complica un poco más dado que ese financiamiento extra sube al 2,5% del PBI y serán financiados con expansión monetaria del Banco Central y con las reservas internacionales. Solo con este financiamiento extra será posible hacer frente a los vencimientos de intereses y de capital.
 
4 - La principal causa de la exclusión social es la segmentación del mercado laboral entre trabajadores en blanco y en negro:

En el primer trimestre del 2010 el 34,6% de la fuerza laboral son trabajadores en negro y el restante 65,4% son trabajadores en blanco. Los primeros no tienen acceso a la jubilación ni al PAMI ni cobran indemnización ni seguro de desempleo cuando son despedidos.

El 75% de los trabajadores informales no cobra vacaciones, aguinaldo ni días por enfermedad y no alcanza a cumplir un año en el trabajo. La tasa de desempleo es cuatro veces más alta y la brecha salarial por hora trabajada es del 80% entre los trabajadores formales y los informales. El 45% de los trabajadores informales está debajo de la línea de pobreza mientras que en los formales se reduce al 17%5.

5 - El gobierno estimula que los jubilados le hagan juicio al gobierno:

El 26 de noviembre del 2007 la Corte Suprema de la Nación, en el conocido fallo Badaro, declaró inconstitucional la Ley 24.463 de la época Menem-Cavallo por no contemplar el ajuste de los montos mensuales que perciben los jubilados. En ese fallo la Corte sostuvo que corresponde ajustar para el período 2002/06 el haber jubilatorio en función del índice de variación mensual del salario promedio de la economía que publica el Indec.

El Gobierno frente a este fallo de la Corte Suprema tomo dos medidas:  

Primero, sancionó un nuevo régimen de movilidad jubilatoria a partir del 2009 dejando de lado el fallo de la Corte Suprema para los años 2002/06.

Segundo, decidió que el fallo de la Corte sólo se aplicaba al jubilado Badaro y que por lo tanto cada jubilado que quisiera ajustar su jubilación en función de este fallo debe hacerle juicio al gobierno.

En la actualidad hay en trámite 400.000 juicios de jubilados y esas demandas están creciendo exponencialmente. Se estima en 9.000 millones de pesos (sin incluir las retroactividades) el costo fiscal que el actual gobierno está transfiriendo para el próximo gobierno.

6 - La crisis energética: en pocos años pasamos de la abundancia a la escasez.  En la Argentina el petróleo y el gas representan casi el 90% del consumo total de energía. En el mundo es del 60%, correspondiendo el resto al
carbón, la energía nuclear, hidroelectricidad, biocombustibles. A su vez, el gas representa la mitad de todo nuestro consumo energético y en el mundo un 25%. En Brasil representa un 8% y los biocombustibles un 28%.
 

La estrategia seguida desde el 2003 ha sido maximizar los subsidios energéticos, exacerbar el consumo, desalentar la producción y la exploración de hidrocarburos.

El nivel de producción petrolera del año 1998 (49,1 millones de m3) es el mayor de toda nuestra historia. A partir de ese año comienza un período que ya lleva 12 años consecutivos de declinación productiva. Actualmente, la producción de petróleo es casi un 30% inferior a la de 1998. Las reservas de petróleo vienen cayendo desde el año 1999. El nivel de reservas de petróleo cubre hoy menos de 11 años de la producción actual.

7 - La falta de credibilidad en las instituciones desestimula la inversión privada. La solvencia externa de la Argentina se compara favorablemente no sólo con su historia de los últimos cincuenta años sino también con el de la mayoría de los países de América Latina. ¿Cómo explicamos que el riesgo país de la Argentina más que triplique el de Brasil y Méjico, que tienen una relación deuda pública/PBI y un superávit comercial externo menos favorable que el de la Argentina? ¿Cómo explicamos, entonces, que el riesgo país argentino sea más alto que el de Perú, Uruguay, Venezuela, Paraguay y Bolivia?

El principal factor determinante es la baja credibilidad internacional de la Argentina y ello proviene no sólo de su historia de defaults sino también del deterioro en la seguridad jurídica y el desapego que muestra el gobierno
para un transparente funcionamiento de su gestión de gobierno.

Las manipulaciones en el Indec, la inexistencia de un sistema bancario que financie inversiones de largo plazo, la falta de acceso al mercado financiero internacional, las arbitrariedades en el manejo de los precios relativos de los bienes y servicios, la dilapidación de las reservas de gas y petróleo, son ejemplos de rubros que son internalizados por las empresas privadas como indicadores de un gobierno ausente en la fijación de objetivos de largo plazo.

* Director de la consultora Econométrica