¿Hasta dónde llegará Internet?

Expertos de Estados Unidos conjeturan cómo será el mundo en 2050. Los humanos estaremos cada vez más conectados, incluso con una cámara o un proyector de video en el ojal. Las escuelas deberán concentrarse en el desarrollo del pensamiento crítico: enseñar a la gente a evaluar lo que encuentran en la web.

POR BRIAN WOLLY

A fines de los años sesenta, cuando Vinton Cerf se había graduado en informática en la Universidad de California Los Angeles (UCLA), ayudó a diseñar ARPAnet, un predecesor de Internet. Ahora es vicepresidente de ingeniería en Google, el gigantesco motor de búsqueda que es dueño de YouTube y se expande a los teléfonos móviles, la edición y el periodismo. Cerf compartió sus opiniones sobre el futuro de la red de redes con la revista Smithsonian.

-De aquí a diez años, ¿cómo nos comunicaremos entre nosotros?

-Es muy posible que estemos constantemente conectados. Incluso hoy, la gente anda con esas cosas Bluetooth colgando de las orejas. No hay motivo para que no tengan una cámara de video en el ojal, o incluso un proyector de video. Y no habrá necesidad de llevar una laptop o notebook, porque cualquier superficie plana con una visibilidad razonable podría ser la pantalla.

Casi cualquier aparato estará en la red y se hablarán entre ellos y con el sistema de generación eléctrica. Los electrodomésticos le prestarán atención a nuestras preferencias.

Una de las preguntas en verdad difíciles es cómo les seguiremos el ritmo a los aparatos. Tal vez los sistemas (informáticos) sean más conscientes de cómo son nuestras vidas cotidianas, de qué es lo que queremos lograr en el transcurso del día, y si eso pudiera venir incorporado en los programas, entonces buena parte de todo eso ni siquiera necesite nuestra interacción explícita.

-¿Cómo se beneficiarán de todo esto los jóvenes de hoy?

-¿Qué antigüedad tiene YouTube? Cuatro o cinco años, ¿verdad? Y se ha transformado en un fenómeno enorme. En Google vemos que cada minuto se suben a YouTube 23 horas de video, y estoy seguro de que la cifra aumentará con el tiempo. Así que tratar de proyectar las herramientas que estarán disponibles en los próximos 40 años es verdaderamente intimidante.

Alguna vez Henry Kissinger me dijo que le preocupaba mucho el impacto de Internet sobre la capacidad de la gente de absorber información de manera concentrada, porque nos hemos acostumbrado a buscar algo, conseguir un dato y conformarnos con eso, en vez de leer y analizar un volumen denso que llega a mayores honduras.

Esto me recuerda el relato apócrifo de esa persona que se quejaba de la invención de la escritura porque, decía, iba a hacer que dejáramos de recordar cosas. Y sin embargo, la escritura resultó harto importante, y la protesta de Kissinger podría ser o no un tema materialmente grave.

No creo que en esta etapa sepamos lo suficiente como para justificar una conclusión sobre los beneficios de esos cambios interactivos y rápidos que ocurren en los juegos con múltiples usuarios (en la red). ¿Estamos resolviendo problemas, aprendemos a combinar tareas? ¿Es bueno eso? No lo sé. Se parece un poco a la televisión. Cuando apareció muchos esperaban que mejorara la educación y todo lo demás. Pero lo que descubrimos es que hay una cantidad finita de calidad en el universo, y cuando hay más canales tiene que ser reducida en cantidades cada vez más chicas para que, finalmente, cada canal aporte una calidad próxima a la nada, y así estamos hoy, hechas algunas excepciones.

Lo que tenemos en claro es que la red es un medio de colaboración que no se parece a nada que haya existido antes. Vemos gente trabajando junta, jugando junta, interactuando en situaciones sociales por el uso de estos medios. Esperamos que surja como la nueva herramienta de la educación.

Hay un problema, que también vale para los libros y para cualquier otro medio, y es que no sabemos si la información que encontramos (en la red) es exacta o no. No necesariamente sabemos de dónde viene. Así que tenemos que enseñar a la gente a evaluar lo que encontraron. Es una habilidad, una capacidad de pensamiento crítico, que es importante al margen de cuál sea el medio. Es más drástico en Internet, puesto que hay tanta yuxtaposición de cosas buenas, no tan buenas, cosas erradas, desinformación deliberada o ignorancia lisa y llana.