Entrevista a Marifeli Pérez-Stable, exiliada cubana y experta en la política de su país

"Estamos asistiendo al lento final de una época en Cuba"

"La liberación de presos políticos no necesariamente indica que habrá cambios profundos a corto plazo", opina la profesora de la Universidad Internacional de Florida. Mientras vivan los Castro no habrá grandes avances.

Algunos hechos inusuales ocurrieron en Cuba en las últimas semanas. El régimen comunista entabló un diálogo histórico con la Iglesia y accedió a liberar por tandas a todos los presos políticos detenidos durante la ola represiva de 2003. Pasos concretos que podrían insinuar el principio de una transformación en la férrea estructura de poder en la isla caribeña. ¿O no será asi?

Para analizar esa posibilidad La Prensa consult¢ por correo electrónico a Marifeli Pérez-Stable, profesora de sociología en la Universidad Internacional de Florida, vicepresidenta para gobernabilidad democrática de la organización Diálogo Interamericano y experta en la historia y la política del país que abandonó siendo una niña en 1960. En su opinión no se avecinan grandes cambios estructurales en el futuro inmediato, aunque admite que estamos asistiendo al fin de una era con la lenta salida de escena de toda una generación de ancianos jerarcas comunistas.

MEDIACION RELIGIOSA

-La reciente liberación de presos políticos en Cuba, ¿puede marcar el comienzo de cambios más profundos en el país o es sólo un gesto político en momentos de dificultades?

-No veo cambios profundos en Cuba a corto plazo. El gobierno cubano tenía que afrontar el tema de los prisioneros que quedaban desde la Primavera negra de 2003 para que la Unión Europea levantara su posición común (de condena al régimen), algo que parece que va a ocurrir en septiembre. Aun así, Cuba queda en un aprieto puesto que el acuerdo de cooperación económica con la UE incluye una cláusula no vinculante sobre derechos humanos, democracia y estado de derecho, y no sé si La Habana lo aceptar. Vietnam firmó un acuerdo así a mediados de los años noventa, al igual que otros países que distan de ser democracias.

-¿Qué importancia le asigna al papel de la Iglesia en este proceso incipiente? ¿Podría abarcar otras formas de mediación?

-La mediación de la Iglesia fue real. El gobierno necesitaba una vía de escape para la conmoción provocada por la muerte de Orlando Zapata Tamayo y el mayor hostigamiento a las Damas de Blanco. El diálogo entre la Iglesia y el Estado marca la primera vez que el gobierno acepta como "socio" a una institución cubana independiente. Por ahora, no veo que la mediación se extienda a otros temas no eclesiásticos.

- ¿Qué tan lejos está Cuba de una auténtica transición a la democracia liberal?

- No me gusta hacer predicciones, ya que todavía estamos esperando el "derrumbe inevitable" del régimen tras el fin de la guerra fría y de los subsidios soviéticos. En cualquier caso, hay una era que se está agotando.

-¿Podría haber algún tipo de cambio trascendente mientras los hermanos Castro están al frente del régimen?

-Fidel Castro tiene casi 84 años y Raúl Castro acaba de cumplir 79. Muchos de sus camaradas ya han fallecido. Podría haber una transición pero no a la democracia, más bien hacia una reestructuración económica al estilo de la de Vietnam. Pero mientras el mayor de los Castro está vivo es difícil que Raúl avance mucho por ese camino. Raúl y los demás dirigentes veteranos no quieren actuar con audacia por miedo a perder poder. El final de la era podría acelerarse con la muerte de uno o de los dos hermanos Castro, pero ocurrir lentamente. Diría que es eso lo que estamos viendo ahora, en cámara lenta

-¿Qué evaluación hace del gobierno de Raúl Castro hasta la fecha? ¿Se percibe alguna diferencia concreta con la impronta de su hermano mayor?

-Raúl Castro se concentró más en las instituciones, se preocupa más que su hermano por los cubanos comunes y corrientes, pero también él es conservador. No quiere ser el que pierda el poder, y no hay diferencias políticas centrales entre los hermanos. Sin embargo, para ser justos, la represión no ha sido tan severa con Raúl Castro, aunque la diferencia es casi imperceptible.