Liquidez y depreciación para evitar el default

POR WALTER MOLANO *

Dado que Grecia está fuera de control, Europa afronta su propio momento Lehman. La situación en Atenas es insoportable. Los griegos se enfrentan a años de deflación para recuperar competitividad. Aunque la adopción del euro eliminó la idea de monedas nacionales, cada país tenía su propio ambiente inflacionario. Los países eran libres para fijar sus propios salarios y beneficios sociales, siempre que permanecieran dentro de ciertos criterios fiscales.

Lamentablemente, algunos pudieron engañar al sistema dando cifras menores de gasto y eliminando los pasivos de los balances. En consecuencia sus precios relativos se revaluaron y perdieron competitividad.
 

En otras palabras, el euro nunca fue una moneda unificada. Era una paridad cambiaria. Aparte de eso, fue una ilusión que les dio confianza a los inversores, y permitió que los países se endeudaran en exceso. Esta combinación de monedas atadas y exceso de apalancamiento es la receta del desastre.

También es una lección que los mercados emergentes aprendieron bien en los años "80 y "90. Marcados con las cicatrices indelebles de maxidevaluaciones, hiperinflaciones y crisis de la deuda, los gobernantes se comprometieron a no repetir nunca esos errores. Por eso los bajos niveles de deuda y los tipos de cambio flexibles son dominantes en América latina, Rusia y el sudeste de Asia. También por eso es inevitable una devaluación/cesación de pagos en Grecia y tal vez en otras partes del sur de Europa.

SIN ESCAPATORIA

Lo triste es que la exposición de los bancos europeos en esa variedad de países es inmensa, y no hay forma de que puedan escapar a la carnicería. Así como al titular de la Reserva Federal, Ben Bernanke, no le quedó otra opción que inundar el sistema financiero con billones de dólares cuando se descubrió al borde del abismo, al presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, no le quedará otra opción salvo la de poner en marcha su helicóptero.

Aunque Trichet deteste abrir los grifos monetarios, no tiene alternativa. Bancos europeos como Fortis, Dexia y SocGen tienen presencia en Grecia. Infortunadamente no hay una clara delimitación de ese riesgo y en virtud de es incertidumbre, los bancos reducen sus líneas con otros bancos, y activan así una masiva restricción monetaria.

El problema es que Grecia constituye apenas el 3% de la Unión Europea, mientras que algunos de los otros países del Mediterráneo son mucho más grandes. La economía española es trece veces el tamaño de la griega e Italia es el doble de España. De ahí que el derrumbe de los llamados Piigs (las siglas en inglés de Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España) estallará como una bomba nuclear sobre el sector financiero, y hará que el desplome de Lehman parezca el estallido de un petardo. Por eso los miembros de la UE se pasaron el fin de semana pasado anudando un paquete de apoyo al sistema financiero europeo y dieron pasos para aumentar el financiamiento a Grecia.

Sin embargo, el electorado está inquieto. El partido de la canciller alemán Angela Merkel (CDU) fue superado por los socialistas en las elecciones del domingo pasado en Westfalia-Renania del Norte debido en gran parte a la furia por la ayuda extendida a Grecia. Con algo de dramatismo político, el secretario del Tesoro británico, Alistair Darling, opinó que cualquier paquete reunido por los países europeos debería ser financiado únicamente por los estados que tienen el euro. Como sólo 16 de los 27 miembros de la Unión Europea comparten el euro, la carga recaerá fuertemente sobre Alemania, Francia, Noruega, Holanda y Austria. Algunos analistas señalan que Alemania nunca aceptará algo así, y podría terminar retirándose del euro en caso de tener que rescatar países dispendiosos como Grecia, Portugal, Italia y España.

Lamentablemente, la economía mundial es sumamente débil en este momento. La recuperación económica estadounidense dista de estar consolidada. China parece estar paralizándose y los grandes bancos mundiales actúan como mega fondos de cobertura. En vez de usar las condiciones monetarias expansivas para prestarle a la economía real, están comprando valores líquidos, hacen subir los precios y embolsan enormes ganancias. Una gran restricción monetaria debida a la contracción del préstamo interbancario obligará a las instituciones financieras a desprenderse de papeles.

Por lo demás, los mercados se están volviendo más oscuros. Aunque las cabezas parlantes de las cadenas noticiosas financieras atribuyeron el desplome de hace dos semanas a un error de tipeo, la explicación más probable podría ser la alta frecuencia de operaciones que proliferan entre los sospechosos de siempre en Wall Street. Por eso es que podríamos encaminarnos a una calamidad. La única forma de evitar un derrumbe del sistema europeo será con una inyección masiva de liquidez, que conducirá a la eventual depreciación del euro.

* Economista de BCP Securities.