Peligrosas emisiones

Los dolores de cabeza que pueden producir los embotellamientos de tránsito cuando uno quiere llegar a casa o al trabajo resultan un perjuicio casi insignificante si se tiene en cuenta que el aumento del parque automotor se condice con un aumento de los casos de ciertas enfermedades respiratorias y cardiovasculares, originadas a partir de los componentes contaminantes de las emisiones vehiculares.

La contaminación atmosférica causa alrededor de dos millones de muertes prematuras al año en todo el mundo, siendo las emisiones vehiculares uno de los factores que contribuyen a tal situación. Y es que -al igual que otras fuentes de alteración de la calidad del aire limpio-, la combustión de fósiles (petróleo) necesaria para permitir el funcionamiento del motor de un vehículo puede aportar contaminantes tales como material particulado (MP), dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2) y ozono (O3).

En concreto, la Organización de la Salud advierte que "los contaminantes atmosféricos, incluso en concentraciones relativamente bajas, se han relacionado con una serie de efectos adversos para la salud" y como contrapartida pone de manifiesto: "Si se reduce el nivel de polución atmosférica, puede descender la carga de la morbilidad causada por infecciones respiratorias, cardiopatías y cáncer de pulmón".

"La prevalencia del asma en todo el mundo va en aumento en forma paralela a la densidad del tráfico vehicular y al aumento de la urbanización", destacó en una entrevista con La Prensa el jefe del servicio de Alergia del Hospital Durand, Alberto Tolcachier.

Sólo en la Ciudad de Buenos Aires había en 2008 casi un millón y medio de vehículos, según datos del Registro Nacional de la Propiedad Automotor. Sin embargo, no existen datos oficiales sobre los niveles de contaminación a los que están expuestas las personas cada día en la urbe porteña.

"Cualquier megalópolis del mundo mide, monitorea, la calidad de su aire minuto a minuto. Nosotros no tenemos información clara de qué está pasando con la calidad del aire en Buenos Aires, es un tema pendiente", opinó Tolcachier para luego añadir: "No hay duda de que nuestra salud se ve afectada. Es probable que vivir en Buenos Aires implique vivir algunos años menos porque estamos respirando aire sucio... los aires que vio don Pedro de Mendoza no tienen nada que ver con estos".

EFECTOS NO DESEADOS

Respecto a los distintos contaminantes del aire y cómo inciden sobre la salud humana, el profesional explicó: "El dióxido de nitrógeno (NO2) es asmógeno, produce inflamación de la mucosa respiratoria y en personas especialmente susceptibles es responsable de una fracción etiológica del paquete causal del asma".

Sobre el dióxido de azufre (SO2), el experto en Medicina Ambiental alertó que es más asmógeno aún, y aunque la naftas utilizadas en nuestro país "son poco azufradas, la importación de naftas desde Venezuela va a llevar a una modificación de esta situación y es muy probable que tengamos un aumento del dióxido de azufre en el aire".

En tanto, Tolcachier precisó que los niveles de otro contaminante, el material particulado (MP), en Buenos Aires son importantes. "En la naturaleza hay MP, como el polen o la arenilla que podemos respirar en la playa cuando hay viento, pero tenemos mecanismos de exclusión antigénica (tos, estornudos, cierre del espacio glótico, secreción de inmunoglobulinas de superficie, aumento de la secreción de moco, barrido de cilias y acción de macrófagos alveolares), lo cual posibilita que las partículas que llegan a la vida aérea puedan ser eliminadas", graficó.

"Pero si todas estas partículas que normalmente se eliminan tienen alguna propiedad adicional, como por ejemplo, son tóxicas, irritantes, alergénicas, cancerígenas o radioactivas, sobrevienen patologías", agregó el jefe del servicio de Alergia del Hospital Durand. El MP también es capaz de originar enfermedades cuando se presenta en una cantidad excesiva tal que los mecanismos de defensa resultan insuficientes.

Según detalló Tolcachier, el MP proveniente del combustible tipo "diesel" es el más nocivo para la salud.
Asimismo, el especialista remarcó que monóxido de carbono es otro de los gases contaminantes presentes en el aire, que no tiene impacto en la vía aérea pero sí en el sistema nervioso.

"La neurotoxicidad del monóxido de carbono lleva a cefaleas e irritabilidad; y las concentraciones que hay en la calle pueden llevar a que la gente tenga alguna modificación conductual, pero como es un gas que no se huele ni tiene color, es probable que pase totalmente desapercibido y a lo sumo la persona se tomará una aspirina o se peleará con el vecino", comentó.

Por otra parte, Tolcachier describió los efectos nocivos del ozono (O3): "Se trata de un tóxico, proinflamatorio -igual que el dióxido de nitrógeno-, que disminuye el batido de las cilias, aumenta la inflamación en el epitelio bronquiolar terminal, disminuye el barrido de los grandes basureros de la vía aérea (los macrófagos alveolares, que se ocupan de fagocitar todo el material particulado que va llegando), por lo tanto aumenta la susceptibilidad a agentes infectantes".

Para finalizar, Tolcachier estimó que a la hora de implementar medidas tendientes a controlar y disminuir los niveles de contaminación, es necesario elaborar normas "en función de la población más susceptible a cada uno de los contaminantes" y no fijar niveles en base al promedio de la población, como sucede actualmente.

PREVENCION

Por su parte, el director de de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, Horacio Asprea se refirió a un trabajo presentado recientemente en el Congreso de Neumonología de la Provincia de Buenos Aires en el que se analizó el impacto de la contaminación atmosférica proveniente de las emisiones vehiculares sobre la salud humana.

"Por primera vez en un Congreso de Pulmón se incorporó la necesidad de controlar la calidad del aire porque está directamente afectando la cantidad de personas que ven afectada su salud", afirmó Asprea para luego proseguir: "En este momento la cantidad de alérgicos es muy grande y se supone que en unos 100 años más, prácticamente el 50% de la población va a tener problemas alérgicos de todo tipo, y las alergias pulmonares son las que están directamente vinculadas a la calidad del aire y la cantidad de partículas que hay en el aire".

En ese sentido, el funcionario hizo hincapié en que "a medida que hay mayor cantidad de autos y mayor cantidad de población, con la consiguiente edificación cada vez más alta, la ventilación disminuye, por lo tanto la única solución posible es que los vehículos -que cada vez son más- emitan cada vez menos".

Los avances alcanzados por la industria automotriz hicieron posible que un vehículo moderno tenga una emisión 60 veces menor que un vehículo clásico de los años 50. "Los autos nuevos han mejorado en cuanto a la calidad de la inyección, a la forma electrónica en que se combina el combustible con el oxígeno, y al ingreso de un sistema de catalizadores que termina de quemar en forma perfectamente distinta los hidrocarburos que puedan salir sin haberse quemado en proceso de explosión", apuntó Asprea, quien consideró que hoy el problema más serio -en términos de emisiones vehiculares- es la cantidad de vehículos antiguos que todavía circulan por las calles del país, en especial del transporte público.

"En los vehículos nuevos ya están incorporados estos detalles tecnológicos para que el vehículo emita lo menos posible y cumpla con la regulación europea, basada en dos características fundamentales: la calidad de los motores y la calidad de los combustibles", enfatizó. Sobre este último aspecto, el director de Prevención y Recomposición Ambiental aclaró: "El petróleo proviene de fósiles animales o vegetales, por lo tanto tiene un azufre en su composición natural. De modo que es necesario refinar el petróleo para evitar que el azufre -que contiene toda materia viva orgánica de la cual proviene el petróleo-, finalmente genere óxidos de azufre que son tremendamente irritantes para las personas y que producen la lluvia ácida".

"En nuestro país -añadió Asprea- la característica de los motores que se fabrican es exactamente igual a la mejor tecnología internacional, pero los combustibles todavía no han llegado a esa calidad, por eso hay premium, súper y comunes. Esa diferencia en la calidad de los combustibles hace que aunque el motor sea excelente, las emisiones que se produzcan dependan de esa simbiosis dada por el motor más el combustible".

Según el especialista, la calidad de los insumos combustibles se está mejorando a través de un plan, "que significa una inversión muy grande para las empresas petroleras y que se pautó para ir llevando adelante esas mejoras en los próximos cinco años".

Por último, Asprea indicó que en la cuenca Matanza-Riachuelo "se está planificado el control de la contribución de las chimeneas industriales, de los vehículos y de las emisiones que se producen por degradación del agua del Riachuelo".

"Esto se va a monitorear en los próximos años de acuerdo a lo que tiene como cometido la autoridad de la cuenca Matanza-Riachuelo por disposición de la Corte de Justicia de la Nación. Ahora se está comprando el equipamiento y se están licitando las obras que van a hacer al mejoramiento de la calidad ambiental", concluyó.