"Chile tiene política de Estado"

Jorge Castro evalúa el escenario regional que surgirá tras el triunfo de la centroderecha. Hay dos tipos de países en América latina: los integrados a la globalización y los rebeldes. La Argentina no encaja en ninguna de estas categorías. El gran desafío del nuevo presidente trasandino será bajar el desempleo.

La victoria de la centroderecha en Chile el pasado domingo sacudió el escenario latinoamericano. La figura del electo Sebastián Piñera, líder de Coalición por el Cambio -integrada por Renovación Nacional y la Unión Demócrata Independiente (UDI)- preanuncia posibles vientos de cambio político para la región.

Sin embargo, Jorge Castro, analista internacional y director del Instituto de Planeamiento Estratégico, prefiere aquietar las aguas, dejando en claro que, ante todo, detrás del gobierno de turno en Chile subyace una seria política de Estado.

-¿Vislumbra algún cambio en la política chilena para con Argentina tras el triunfo de Sebastián Piñera?

-Lo que hay que tener en cuenta a nivel regional es que la política exterior de Chile tiene carácter de política de Estado. Surge de un consenso entre las fuerzas de centroizquierda que integran la Concertación Democrática y la centroderecha Coalición por el Cambio, que acaba de triunfar en las elecciones.

-¿Entonces no habría variantes pese al cambio de signo político?

-No tiene ningún significado. Lo que hay que tomar en cuenta es que como dijo Piñera en la conferencia frente a la prensa extranjera, en este momento en América Latina existen dos grupos de países: por un lado está un grupo de naciones en los cuales se encuentran Brasil, Chile -con Bachelet-, Perú -con Alan García-, Colombia -con Alvaro Uribe- y Uruguay -con Tabaré Vázquez-, que en la región tienen dos características comunes. En primer lugar, han profundizado su integración con el sistema internacional; en segundo lugar, tienen como prioridad estratégica atraer la inversión directa de las empresas transnacionales. También hizo mención a México, Panamá y Costa Rica.

-¿Y el segundo grupo?

-Piñera dijo que el segundo grupo está encabezado por Venezuela y el presidente Hugo Chávez; Bolivia con Evo Morales y Ecuador, con Rafael Correa. Todos tienen una política de ruptura con el sistema internacional y sostienen una posición de hostigamiento a la inversión transnacional e internamente a la oposición política.

-¿Dónde encaja Argentina?

-En esta división que ha hecho Piñera, que refleja una realidad en América Latina de dos grupos de países, no nombra a la Argentina. Esto no es por un olvido, sino porque nuestro país en un sentido estricto no está dentro de ninguno de los dos grupos. La cancelación del viaje presidencial a China indica lo siguiente: el sistema de poder vigente en la Argentina en los últimos seis años no es que tenga una estrategia de inserción internacional o una política exterior de un signo definido. No tiene ninguna.

EL MODELO

-¿Cree que el gobierno de Piñera profundizará esa política de inserción internacional?

-El escenario que mencioné es el Chile actual, el de la Concertación, el de Michelle Bachelet, con el que se identifica plenamente Piñera. Chile tiene firmados desde el año 1991 un total de 21 tratados de libre comercio con el mundo. Firmó el primer TLC con Estados Unidos en América del Sur, y el que lo rubricó fue el presidente socialista Ricardo Lagos. Acá no hay, en lo referente a la estrategia de inserción internacional, posiciones de derecha o izquierda. Hay un consenso nacional y políticas de Estado.

-¿Cómo definiría el tan mentado modelo chileno?

-Es el modelo surgido del consenso y del acuerdo entre las fuerzas políticas de oposición al régimen militar, encabezadas por la Democracia Cristiana y el socialismo en 1989. La base del acuerdo fue el mantenimiento de la base de la estructura económica capitalista de mercado creado por el régimen militar chileno a partir de 1970, y la continuidad de su estrategia de inserción internacional. Los 20 años de gobierno de la Concertación Democrática con las presidencias sucesivas de Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet estuvieron basadas en el mantenimiento de este consenso nacional de fondo.

EL GRAN DESAFIO

-¿Cuál será entonces la impronta del gobierno de Piñera?

-Todas las medidas tomadas en cuanto a las decisiones fundamentales de política social e inserción internacional -los acuerdos de libre comercio- se realizaron sobre la base del pacto con las fuerzas de centroderecha. Piñera continuará esto y lo profundizará en un rubro: no obstante su fortaleza institucional, su solidez macroeconómica, la densidad de sus acuerdos de libre comercio con todo el mundo, Chile tiene una baja tasa de crecimiento económico si se la juzga con respecto a su potencial. Un 2,7% en los últimos cuatro años y 4% en la última década.

-¿Es un caso curioso para el contexto regional?

-Se da en el caso de Chile todo lo contrario de lo que sucede con los otros países emergentes, en los cuales después de la etapa de despegue hubo crecimiento del PBI y aumento de la productividad. En Chile hay disminución del PBI y caída de la productividad. Esta es la razón por la cual se mantiene, a pesar de estos 20 años de estabilidad, una comparativamente alta tasa de desocupación, el 10% de la población económicamente activa.

-¿El gran desafío es elevar la tasa de empleo?

-Sí, pero la única manera para elevar la tasa de empleo y por lo tanto disminuir drásticamente la desocupación es aumentar la tasa de crecimiento económica e incrementar sobre todo el nivel de la productividad. Este es el principal desafío del gobierno de Piñera.