El IAPI fue un fracaso rotundo

El rumor de estatización del comercio exterior de granos y carnes impactó de manera negativa en las expectativas económicas. ¿Estará la administración Kirchner pensando en cómo evitar el default en 2010?

POR GABRIEL CAAMAÑO GOMEZ *

Los trascendidos pueden ser más dañinos que las medidas concretas, incluso si no llegan a concretarse y, sobre todo, si no son desmentidos enfática y oportunamente. Más aún, cuando se dan en el contexto de un Gobierno que esta transitando una importante crisis de credibilidad. La supuesta intención de la administración CFK de crear un nuevo IAPI es un buen ejemplo al respecto. Aún sin concretarse y confirmarse, el potencial efecto negativo del mismo vía mayor ritmo de fuga de capitales y mayor conflictividad es lo suficientemente importante en el corto plazo, como para acelerar el proceso recesivo en curso.

El viernes pasado comenzaron a circular rumores sobre la posible intervención estatal en el comercio exterior de granos, vía creación de un ente destinado a emular al Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI, creado por Perón en 1946), que en términos simples era un organismo destinado a centralizar la comercialización de productos agrícolas (granos y carnes).

En otras palabras, el IAPI contó con un doble monopolio: era el único comprador de la producción agrícola local y el único vendedor de la misma. Con lo cual se suponía que podía obtener un mayor precio en el mercado internacional. Como era de esperarse, nunca ocurrió de esa manera. Pues, aún con toda la producción nacional en su poder, no pudo fijar precios en un mercado internacional de granos lo suficientemente grande como para impedir que la oferta nacional fuera determinante.

En consecuencia, la diferencia se hizo fijando un menor precio a los productores locales, que era precisamente lo que permitía suponer el monopolio de compra o monopsonio. En particular, desde 1946 a 1949 el IAPI pagó a los productores de granos y carnes un precio que resultó, en promedio, 50% inferior al que obtuvo en el mercado internacional.

Con lo cual, no sólo se apropió de un excedente agrícola durante la fase de alza de los precios, sino que cuando llegó el momento de subsidiar al agro frente a la caída de los precios internacionales, no estuvo en condiciones de hacerlo. Finalmente, el déficit terminó siendo lo suficientemente importante como para impedírselo (en su último balance el déficit operativo del organismo ascendió a 20.000 millones de pesos o 3% del PBI corriente de ese entonces).

Durante esa etapa deficitaria, el Banco Central (ente del cual el organismo dependía) se vio obligado a financiarlo. Para hacerlo, utilizó un mecanismo elegante. El Banco Nación y el Banco de Crédito Industrial pedían redescuentos (préstamos) a este último y luego prestaban esos recursos al IAPI y al Estado Nacional.

Sintetizando, el IAPI desincentivó la producción agrícola y término siendo una fuente de presiones inflacionarias (la tasa de inflación llegó a 40% anual) y deuda pública. Un antecedente histórico poco auspicioso, no sólo para el agro, sino también para toda la economía argentina.

MAS DETERIORO

Con una economía local entrando en recesión vía impacto de la crisis internacional sobre los precios de los commodities y de las decisiones de política económica local erróneas y/o poco oportunas sobre la fuga de capitales privados, los citados trascendidos sólo puede dar a pie a una profundización del proceso de deterioro macroeconómico local.

Por un lado, los mismos sólo pueden incrementar el ritmo de la fuga de capitales privados, impulsando aún más las presiones recesivas sobre el consumo y la inversión privada. Por otro lado, los incentivos a invertir en los sectores directamente afectados continúan reduciéndose y se incrementa la posibilidad de que el nivel de conflictividad con los mismos vaya nuevamente en ascenso. Por último, tomando en cuenta los dos puntos anteriores y lo que hemos recordado sobre el IAPI, el impacto sobre las expectativas económicas de los agentes, en general, sólo puede ser negativo.

En síntesis, a primera vista, la administración CFK acaba de hacer un mal negocio: cambió trascendidos y discursos provocativos y poco claros, por mayores presiones recesivas en el corto plazo. Decimos a primera vista, porque resultaría excesivamente ingenuo suponer que el Poder Ejecutivo Nacional no tomó en cuenta el impacto inmediato de los mismos. Por el contrario, es precisamente este punto el que nos lleva a suponer que los motivos que lo movilizan son más profundos. Y cuando nos lanzamos en su búsqueda, el pago de los servicios de la deuda pública nacional en 2010 aparece en el primer de la lista.

La creación de un nuevo IAPI, no sólo otorgaría a la administración CFK el control de las exportaciones de granos y libre vía para decidir el tamaño de la porción a expropiar de la renta agrícola. También daría el control del mercado cambiario (ya controla la oferta de divisas del BCRA) y de buena parte de los fondos potencialmente disponibles para el sistema financiero local. Todo esto, sin necesidad de pasar por el Congreso Nacional. Por lo tanto, desde el punto de vista de la Administración CFK todas estas especulaciones tienen varios efectos positivos. Claro que la contrapartida, son todos los efectos negativos que las mismas tienen para el sector privado.

* Economista jefe del Departamento de Economía de Joaquín Ledesma y Asociados.