El Conicet sigue creciendo

La presidenta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas dialogó con La Prensa acerca de la actual labor que desarrolla este organismo, explicó cuáles fueron las mejoras alcanzadas en los últimos años y habló de los proyectos futuros.

El año que acaba de terminar marcará, sin dudas, un hito en la historia del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), no sólo porque en febrero se celebró el 50 aniversario de su creación, sino también porque en abril tuvo lugar el nombramiento de la primera mujer en acceder a la presidencia de este organismo.

Doctorada en Ciencias Físicas de la facultad de Ciencias Exactas de la UBA y ex directora del Instituto de Astronomía y Física del Espacio, Marta Graciela Rovira (63) es quien hoy tiene a su cargo la conducción del Conicet, la institución considerada como la más importante del país en materia de promoción de investigaciones científicas y tecnológicas. En una entrevista con La Prensa, Rovira habló de su trayectoria, de la situación actual de los científicos argentinos y de los proyectos del Conicet.

- ¿Recuerda cómo decidió dedicarse a la Física?

- En ese momento estaba muy de moda la orientación vocacional y yo me hice un estudio de orientación profesional, pero en realidad cuando me dieron el resultado ya estaba anotada en el curso de ingreso de Ciencias Exactas. La formación del colegio secundario no daba como para decidir si seguía física o matemáticas, pero sabía que estaba dentro de las exactas y que no podía seguir nada de sociales, ni medicina, ni cosas por el estilo. El resultado de ese estudio me ayudó porque me confirmó que estaba en un buen camino.

- ¿Por qué se abocó al área de la astronomía?

- Porque cuando me recibí me ofrecieron ir a trabajar a un par de lugares y uno de ellos era el Observatorio de Física Cósmica en San Miguel, donde trabajaban compañeros con los que había estudiado. De todas formas, siempre digo que cualquier tema que hubiera elegido, si me ponía en el tema, me hubiera gustado, porque me interesaba la Física y casi cualquier tema de Física me hubiera entusiasmado.

- Es decir que no tuvo dificultades para conseguir trabajo cuando terminó sus estudios...

- Enseguida tuve la posibilidad de empezar a trabajar.

- ¿Se fue a trabajar al exterior en algún momento?

- Sí, al año de entrar a trabajar me fui por un año y medio a Estados Unidos.

- ¿Pensó en quedarse allí?

- Sabía que iba por un tiempo limitado, en ningún momento me planteé si me quedaba o no.

- ¿Encontró diferencias entre el modo de trabajar en Estados Unidos y en la Argentina?

- Me sentí muy cómoda cuando estuve allá. Trabajé en un observatorio con gente que me atendió muy bien y no me costó. Cuando la gente se va por más tiempo, al volver les cuesta más porque extrañan un poco -también depende del lugar donde hayan ido-. Ahora hay lugares acá donde las condiciones de trabajo son muy buenas también.

- La actual Presidenta de la Nación, al asumir el cargo, dijo que gobernar le iba a costar más por su condición de mujer. ¿Usted siente algo similar como presidenta del Conicet?

- No, a mí no me parece. Ser mujer también tiene sus ventajas.

- ¿El de la Ciencia es un ámbito machista?

- Los argentinos son machistas, así que no se puede separar a los científicos. Pero yo nunca sentí que hicieran diferencia por el hecho de ser mujer e incluso algunos me tratan muy bien justamente por el hecho de ser mujer.

- ¿Cómo fue que llegó a ser nombrada presidenta del Conicet?

- Estuve nueve años como directora del Instituto de Astronomía y Física del Espacio, después renuncié porque me quería quedar tranquila. Luego estuve tres años como investigadora en el Instituto... Y ¿por qué estoy acá? No lo sé. Por supuesto, que porque dije que sí. Pero por qué me eligieron, realmente no sé. Supongo que le deben haber acercado varios nombres al Ministro (Lino Barañao) y es cierto que el directorio del Conicet me apoyó, pero el que decidía era el Ministro, a quien había visto un par de veces y no era conocida de él... y acá estoy.

- ¿Por qué cree que después de 50 años eligieron por primera vez a una mujer como presidenta del Conicet?

- Porque hay una Presidenta (de la Nación) mujer.

- ¿De qué modo cambió su vida a partir del nombramiento?

- A nivel personal, es realmente un cambio de vida, es una dedicación completa a las actividades del Conicet, lo que no me molesta. Estar muchas horas por día dedicada al trabajo lo hice toda la vida, excepto cuando mis hijos eran muy chicos, entonces les dedicaba un poco más de tiempo. Pero hay que atender muchas cosas al mismo tiempo y el Conicet tiene más de 15.000 personas, entonces hay problemas y muchas cosas distintas: convenios, becas, ingresos a la carrera, promociones, informes...

- ¿Esta presidencia era algo esperado?

- Puede ser que haya muchos científicos que tengan la ambición de ser presidentes del Conicet. No era mi caso, pero no dejó de hacerme sentir muy bien y muy honrada el hecho de que me lo hayan propuesto. En general, ser presidente del Conicet no es el objetivo de la carrera del científico.

BUENAS Y MALAS

- ¿Qué opinión le merece el trabajo del Conicet al repasar la historia del organismo?

- El Conicet tuvo períodos buenos y malos, pasó por distintas etapas. Durante la última gestión se introdujeron muchas mejoras; se logró que ingresaran más investigadores -la carrera había estado cerrada -, entraron alrededor de 500 investigadores y 1.500 becarios por año; se informatizó el sistema; y se crearon muchas Unidades Ejecutoras de investigación.

- Durante años se habló de la "fuga de cerebros" en referencia a los científicos argentinos que decidían radicarse y trabajar en el exterior porque el país no tenía demasiado para ofrecerles. ¿Cómo es la situación actual de los científicos?

- No es mala. Esa tendencia se detuvo y están volviendo. Durante los últimos años tuvieron acceso a subsidios y también a la compra de grandes equipamientos, a través de la Agencia Nacional. Eso hace que las condiciones de trabajo sean mucho mejores.

- ¿Hay programas específicos de repatriación de científicos?

- Sí, hay un programa -llamado Raíces- del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, que es para repatriar gente y muchos de los investigadores que repatrían son después investigadores del Conicet o de otras instituciones. Por otro lado, el Conicet también tiene un programa de este tipo, que entre el 2002 y el 2007, trajo de vuelta al país a 460 investigadores.

- ¿Cuáles considera que fueron los principales obstáculos con los que ha tenido que enfrentarse la Ciencia?

- Hubo épocas en las cuales no había medios para trabajar y los sueldos eran malos.

- ¿A qué respondía esta realidad?

- Era una cuestión política, que no favorecía a las ciencias técnicas. Un problema de política, de decidir si se apoya o no la técnica.

LA GENTE Y LA CIENCIA

- ¿La sociedad argentina valora a sus científicos o ignora la importancia de la Ciencia?

- A mi me da la sensación de que la sociedad piensa que el científico es... muy inteligente, y en ese sentido creo que lo respeta, pero la sociedad tiene que saber más sobre qué hacen los científicos. Además debemos tratar que la gente vea que hay investigaciones que se hacen en el Conicet que le pueden reportar beneficios para su vida diaria. Y este es uno de los temas que nos proponemos: tratar de transferir conocimientos a la sociedad. Por supuesto, hay que seguir haciendo ciencia básica, porque sino nunca vamos a poder hacer transferencia. Pero hay que buscar temas para que la gente vea que es importante la presencia del Conicet y de los investigadores y que no piensen que es una burbuja que está ahí y no saben qué hace.

- ¿Hubo una postergación de la Ciencia en el sistema educativo, es decir, en la enseñanza que se ofrece a niños y adolescentes?

- No creo que se le dé mucha importancia a la Ciencia. No lo puedo asegurar, pero me parece que es así.

- ¿Esto también tuvo repercusión en la cantidad de estudiantes que eligen carreras dentro de las Ciencias Exactas?

- Hay menos estudiantes en la parte de Ciencias Exactas y Naturales, lo cual es un problema y están viendo cómo incentivar esa área.

- En el contexto mundial, ¿cómo se califica el nivel de los desarrollos científicos de nuestro país?

- La Ciencia argentina es competitiva a nivel internacional. Los investigadores son evaluados -los primeros cinco años de su carrera- cada año, y después que pasan de categoría, cada dos años. Una de las cosas que se tienen en cuenta para la evaluación, es el número de publicaciones en revistas internacionales. Ahí compiten con todo el mundo y -entre los países de Latinoamérica- estamos en segundo lugar en cuanto a número de publicaciones, después de Chile.

- De modo que la falta de recursos no impidió que los investigadores de la Argentina logren posicionarse en un nivel de excelencia.

- Siempre estuvieron a la altura internacional porque es gente que trabaja independientemente del dinero que le pagan. No son voluntarios, pero es difícil que dejen de hacer Ciencia porque el sueldo sea un poco más bajo de lo que realmente tendría que ganar.

- ¿En qué medida se exportan los desarrollos científicos que se realizan en el país?

- Desde hace unos años hay un grupo de transferencia tecnológica, que hace acuerdos con empresas, y hay desarrollos en cooperación entre algunas Unidades Ejecutoras del Conicet y empresas. De este modo se desarrolló, por ejemplo, el yogur Bio, un pediculicida, un detector láser para polvo de superficies... varias cosas que acá se encargan de patentarlas.

- ¿Qué proyectos tiene el Conicet para este año?

- Promover la inserción de los investigadores en sus regiones a través de los Centros Científicos Tecnológicos (CCT); impulsar la relación con el sector productivo y la sociedad en su conjunto; incrementar los contratos de asistencia técnica y transferencia tecnológica; e integrar el sistema de patentamiento y transferencia tecnológica. En general, se trata de transferir no sólo los conocimientos tecnológicos sino también los sociales a la sociedad.