Un Instituto especializado en el tema estima que cerca de medio millón de argentinos nunca fueron inscriptos en el Registro Civil

El calvario de vivir sin tener documentos

No reciben certificado de estudios ni acceden a un empleo en blanco, a un crédito de cualquier tipo o a una obra social. Dos jóvenes cuentan las penurias por las que pasan desde hace más de 20 años.

Se sabe que el primer paso para darle identidad a un niño es elegirle un nombre. Luego, cuando nace, se lo inscribe con el apellido del padre, y ahora también si se quiere con el de la madre, en el Registro Civil. Sin embargo, para muchos argentinos esta situación que parece tan normal no lo es. Se calcula que en el país cerca de medio millón de ciudadanos nunca fueron inscriptos, es decir que no poseen identidad legal alguna. Así, no pueden obtener certificado de estudios, o cuando crecen acceder a un trabajo en blanco, pedir un crédito o hacer un trámite por algún servicio esencial. Al no tener DNI pasan a ser, simplemente, "NNs" para el Estado y la sociedad.

Así lo confirmó a La Prensa Jorge Alvarez, director del Instituto Abierto para el Desarrollo y Estudio de Políticas Públicas (IADEPP), una entidad que ayuda a las personas a que puedan hacer el trámite que les permita tener un DNI.

Alvarez contó que el IADEPP nació en 2002 a partir del trabajo de un grupo de jóvenes que concurrían a parroquias y realizaban tareas comunitarias en barrios carenciados, como La Cava en San Isidro.

"Un día se nos acercó un papá a decirnos que tenía problemas porque no había inscripto a su hijo en el Registro Civil. Solucionamos este caso y se acercó más gente de otros lugares en la misma situación. Vinieron hombres y mujeres de Maquinista Savio, Garín. Nos dimos cuenta que no era un problema concreto de una localidad, sino un problema estructural", dijo.

Como ejemplo, el especialista recordó que hace pocos meses una investigación realizada en conjunto por el Registro Provincial de las Personas y la Dirección de Educación Bonaerense mostró que cerca de 70 mil chicos de más de cinco años no contaban con su partida de nacimiento.

Alvarez mencionó que hay varias etapas para la inscripción de un niño recién nacido. La primera es hasta los cuarenta días del nacimiento, donde hay que concurrir al Registro Civil más cercano al Hospital con la certificación del parto.

Si esto no ocurre en el lapso de los cuarenta días, tiene una segunda opción hasta los seis años a partir de una llamada ley de perdón que facilita la inscripción a través de un juzgado de paz y dos testigos.

Pasado ese lapso la situación de inscripción ya se vuelve engorrosa. Alvarez detalló que ya se hace lo que se llama "juicio de inscripción" que se tramita en un juzgado.

Hay que probar que quien no fue anotado es hijo de uno, a partir de acreditar constancia de madre y padre, pedir a la dirección provincial un certificado de que no existe otra persona con ese nombre, tomar huellas dactilares y ser revisado por un médico legista. Si todo esto funciona, el Juez dicta un fallo de identidad favorable y le entrega el esperado DNI.

¿A qué responde el hecho de que los padres cuando nace un hijo no lo anoten para darle una identidad? Según Alvarez en la mayoría de los casos se da por una cuestión de indigencia y pobreza.

"Muchas veces nace un chico en el hospital y para ir a anotarlo el padre o madre tiene que tomar dos colectivos o tren, son seis o siete pesos de más en un día que tal vez es el dinero que tiene para comer y alimentar a otros hijos", contó.

MIEDO A PEDIRLO

"Además -agregó- es gente que vive en la informalidad. Si tiene algún trabajo o changa es en negro. No suele darle utilidad a su documento. Y además una vez que asume que su hijo a futuro necesitará su DNI muchas veces siente miedo de decir que no lo inscribió. Es muy común escuchar que la madre de un niño sin documento nos dice: "lo que pasa es que me da miedo terminar presa si me presento a un juzgado a iniciar el trámite". Piensa que será castigada, cuando no es así".

Alvarez contó que la indocumentación de niños y grandes se da principalmente en el conurbano bonaerense. En Capital Federal está mas controlado. También hay provincias como Entre Ríos, Misiones y Tucumán con altos niveles de indocumentación.

"Lamentablemente a veces nos encontramos con dos generaciones sin documentos. Por ejemplo, estuvimos hace poco con un caso de una joven de 17 años en Boulogne sin documentos y embarazada que no quería ir al hospital salvo urgencias porque no tenía documentación y se le complicaba todo".

"Para anotar al hijo -continuó Alvarez- logramos que el municipio primero intercediera ayudándola con el juzgado para que acredite primero que la madre es quien dice ser para luego poder darle identidad a su hijo".

El IADEPP trabaja en varios partidos del conurbano buscando ayudar a quienes no poseen DNI para que los puedan tramitar con centros de atención en varios puntos.

En su recorrida ha observado que aparecen casos de mucha gente sin documentos en partidos como Lomas de Zamora, La Matanza, Lanús, José C Paz, Ezeiza y Presidente Perón.

También destacó que en algunos municipios hay más preocupación por esta situación, como el caso de Pilar, donde se ha abierto una oficina para conocer y ayudar a resolver este tipo de situaciones.

Precisamente, Alvarez señaló que es fundamental que los municipios se acerquen a los juzgados y a la gente para ver cómo ayudar a quienes viven sin identidad. "Es muy importante que existan oficinas con gente preparada para saber que hacer frente a un indocumentado", dijo Alvarez.

El especialista también remarcó que sería vital que hubiera una ley por la cual se establezca que cualquier bebé que nazca, principalmente en un hospital público, abandone el mismo con su partida de nacimiento.

VIVIR SIN IDENTIDAD

En el pasillo de un complejo de sencillos y limpios departamentos de bajo ubicados frente a la villa "La Cava" en San Isidro, Nico (8) y Melina (3) juegan mientras toman unos juguitos helados. Ellos, junto a su hermana Yasmín (5) van al colegio y saben que tendrán su título y podrán seguir al secundario, y tienen obra social gracias al padre.

Tienen derechos elementales a cualquier niño, entre otras razones, porque tienen documentos. Sin embargo, la mamá de los chicos, Carina Cáceres (25) nunca fue anotada en el Registro Civil. Lleva nueve años luchando para conseguir su DNI. Mientras tanto es una mujer sin derechos.

Carina es la menor de nueve hermanos. Ella junto a su hermano (30) fueron los únicos que no fueron inscriptos por sus padres. "Nunca supieron explicarme bien por qué no lo hicieron", dice algo resignada.

La mujer cuenta que presentó los papeles en un juzgado de San Isidro para poder tener su Documento. Pero entre idas y venidas al Registro Provincial de La Plata sigue aún sin resolver la situación.

"Dicen que sale para allá el papel. Luego vienen pero cuando voy al juzgado no hay nada. Así estoy hace mucho tiempo", cuenta Carina quien también está tramitando el documento de su hermano, que actualmente está preso por robo.

Carina durante todos estos años, cuenta, perdió muchos derechos. "Estudié en la primaria pero no me reconocieron el título, después abandoné el secundario. Trabajo limpiando casas y una familia quería ponerme el sueldo en blanco, pero como no tengo documento me dijeron que es imposible hacerlo".

La joven mujer pasó también muchas penurias cuando fue mamá, siendo aún menor de edad. ""Tuvo que venir a buscarme mi mamá, pero como yo no tenía documentos primero no me dejaban salir porque no podían acreditar que yo fuera hija de ella"", narró.

POR LOS CHICOS

Para que no se repitiera la historia, Carina logró anotar a sus tres hijos. "No fue fácil porque al no tener documentos tuvimos que hacer varios trámites. Pero ahora ya tengo la tranquilidad que ellos no tendrán los mismos problemas", contó.

De todas formas, cada vez que hay que hacer un trámite por los chicos, no es fácil. "Para anotar a los chicos en la colonia tuvo que ir mi marido porque yo no puedo acreditar mi identidad. Tampoco puedo recibir la tarjeta magnética para amas de casa con la cual puedo retirar dinero para comprarle leche y alimentos a mis hijos".

El marido de Carina, que trabaja en la construcción, posee obra social y pudo incluir a sus hijos pero no a ella. "Yo tengo que recurrir a la salita pública, pero a veces como no tengo documentos no me quieren dar los remedios. Es como que llevo una vida que no existe"