FERIAS EN NUEVA YORK Y LISBOA. LA ACCION PRIVADA TRAJO LA MUESTRA DE DUCHAMP. BEDEL RECIENTE

Buscando distintas salidas

La semana pasada la feria de arte latinoamericano de Nueva York, Pinta, vendió más de cuatro millones de dólares en sus tres días de duración, además de lograr que más de diez mil personas la visitaran.

 

El mercado de arte contemporáneo latinoamericano celebró sus egunda edición y en ella participaron cincuenta y cinco galerías de Europa, Estados Unidos y catorce países de América latina. "Pinta ofreció una gran experiencia para cualquier interesado en el arte latinoamericano", señaló su director Diego Costa Peuser, quien consideró cumplida la meta de "ser el centro de intercambio artístico y cultural de Nueva York".

 

Costa Peuser, quien anunció que la tercera edición de la feria tendrá lugar en noviembre de 2009, consideró que "a pesar de estos tiempos difíciles de crisis económica, todas las galerías vendieron, lo que es un índicio positivo para el mercado del arte en general".

 

La octava edición de la Feria de Arte Contemporáneo que se celebra en Lisboa (ArteLisboa) ha logrado atraer a grandes figuras del sector. Este año hubo nombres de primera línea mundial, como la directora artística de la feria de París, Jennifer Flay, o Matthew Slotover, de Londres. Por primera vez en su historia, la muestra logró reunir a un total de setenta galerías, sobre todo portuguesas y españolas, y en esta edición potenció las actividades paralelas, como debates y conferencias, y la presencia de las propuestas más vanguardistas a través de los llamados "project rooms" (como en Arco y en arteBA).

 

En las conferencias y mesas redondas de la feria expertos, galeristas y coleccionistas dialogaron sobre las múltiples perspectivas del arte contemporáneo, desde las estéticas a sus posibilidades como refugio inversionista, una de las apuestas de las firmas presentes ante la crisis financiera internacional.

 

VISITANTE DUCHAMP

 

Cuarenta años después de su muerte, el artista que revolucionó el concepto de arte, el francés Marcel Duchamp, recibe un homenaje en Buenos Aires, donde se inauguró su primera muestra individual en América latina, gracias al empeño de la porteña Fundación Proa y de su directora, Adriana Rosenberg.

 

La exposición "Marcel Duchamp: una obra que no es una obra de arte" está conformada por unas ciento veinte piezas, entre imágenes y reproducciones, en diferentes soportes como fotografía o video, componen un trayecto que comienza cuando Duchamp formuló su duda sobre el concepto de arte. Esta fue la idea alrededor de la que giró la producción del francés, nacido en 1887, quien revolucionó el concepto tradicional de arte en 1917, cuando presentó como obra de arte un vulgar mingitorio de loza que había comprado en la calle.

 

Duchamp bautizó a ese orinal -del que hay una reproducción en la exposición porteña- como "Fuente" y lo envió a la Exposición de los Independientes, una propuesta sin jurados ni premios organizada en París, en la que fue rechazada y que inició una polémica acerca de la definición de obra de arte. Esto no pasó inadvertido en su vida privada, ya que propició que perdiera a amigos como Picasso, Matisse y Braque, y precipitó la revolución de su pensamiento que lo llevó a crear sus objetos "ready made".

 

Estas obras consisten en la combinación arbitraria de objetos de uso cotidiano, como un perchero o una pala de nieve, que adquieren una entidad nueva y estética al estar descontextualizados y fuera de su función primaria.

 

"¿Puede uno hacer una obra que no sea una obra "de arte"?" es la reflexión que retomó la curadora de la exposición, Elena Filipovic, quien ha señalado que ése fue el interrogante que marcó el comienzo de la rebelión de Duchamp frente a las ideas tradicionales sobre la obra de arte.

 

Más allá de agitar la sociedad de su época con sus obras revulsivas, Marcel Duchamp formó parte del grupo surrealista y participó de distintas disciplinas artísticas como escultura, diseño, pintura o tipografía. Su influencia fue crucial para las vanguardias artísticas del siglo pasado, como el dadaismo y el surrealismo, el Pop Art y arte conceptual sobre todo, y aún hoy continúa siendo el artista que toman como referencia las nuevas expresiones artísticas.

 

Duchamp, quien murió a los ochenta y un años en París, vivió nueve meses, entre 1918 y 1919, en la ciudad que hoy le rinde homenaje y a la que llegó supuestamente escapando de la guerra, aunque de su estancia no se tiene demasiada información más allá de algunas cartas. Acá se desencadenó su pasión por el ajedrez.

 

Duchamp, quien fue íntimo amigo del fotógrafo Man Ray (y retratado por él varias veces, incluso travestido de mujer), mandó inscribir en su tumba la siguiente "Por otra parte, los que mueren son siempre los demás".

 

Murió en 1968 y tras su desaparición, en Estados Unidos y Europa, se presentaron importantes retrospectivas suyas como la del Philadelphia Museum of Art, la Tate Gallery y el Centro Pompidou.

Con esta muestra la Fundación Proa inauguró la ampliación de su sede tras diez meses de trabajo, sobre un proyecto del estudio Caruso-Torricella, de Milán, apoyado contra viento y marea por Techint desde el inicio de esta fuerte apuesta boquense.

 

En Pedro de Mendoza 1929, hasta el 1º de febrero, de martes a domingos, de 11 a 19.

 

BEDEL AL NATURAL

 

Una exposición del escultor, pintor, diseñador y arquitecto Jacques Bedel titulada "Aproximaciones", que reúne cuarenta obras recientes de su producción a través de las cuales exploró renovadas posibilidades expresivas de un género tradicional como es el paisaje, abrió sus puertas en el Museo Nacional de Bellas Artes.

 

Horizontes lejanos, brillantes, infinitos y etéreos, enmarcados en cielos, nubes y mares realizados con bolsas negras de polietileno y papel filme transparente donde la luz juega un papel preponderante, conforman el imaginario de esta exposición que otorga quietud y dramatismo a un mismo tiempo y donde la mirada del espectador es vital.

 

En alguno de estos paisajes, el artista utiliza polvo de los espejos usados en los telescopios del que saca partido por su efecto material y también simbólico.

 

El recorrido por la cuarenta piezas realizadas entre 2005 y 2008 reproducen una dosificación de la percepción del artista, que van desde las primeras obras diáfanas y transparentes hasta llegar a las de más dramática alusión, como aquellas enormes -apaisadas y abstractas- de una década atrás, que requerían de una iluminación especial para poder visualizar la superficie gris-azulada cubierta por gran cantidad de materia.

 

Las series "Aproximación al mal" y "Más allá de Dios", junto a piezas como "El llano en llamas" o "La tempestad" son algunos de los grandes formatos, de diferente cromatismo, en los que sólo a veces aparecen figuras y en las que -como se dijo antes- la iluminación intencional produce reflejos y sombras que terminan por completar la composición, siempre enigmática,

En Libertador 1473, hasta el 2 de febrero, de martes a viernes de 12.30 a 20.30 y sábados y domingos de 9.30 a 20.30.