LA VISITA DE FEDERICO GARCIA LORCA A LA ARGENTINA Y UNA NUEVA BIOGRAFIA

Una doble concidencia

Cuando se cumplen setenta y cinco años de la llegaba del poeta a Buenos Aires, Manuel Fernández Montesinos, su sobrino, lanzó en España "Lo que en nosotros vive", un libro con sus recuerdos familiares.

Setenta y cinco años después de su visita a Buenos Aires, el espíritu del poeta español Federico García Lorca volvió a recorrer sus rincones favoritos de la capital argentina a través de un homenaje organizado por la Diputación de Granada.

Lorca (1898-1936) viajó a Buenos Aires en 1933 invitado por Amigos del Arte para dar una serie de conferencias sobre literatura durante dos semanas, sin embargo la ciudad le cautivó y alargó su visita seis meses. Los tres lugares que marcaron su estancia fueron el teatro Avenida, el Hotel Castelar y el Café Tortoni, todos sobre la Avenida de Mayo -la "Gran Vía" y la calle más española de Buenos Aires-, sirvieron de escenarios para el homenaje al poeta granadino.

DESDE BARCELONA

El 29 de septiembre de 1933, acompañado por el escenógrafo Manuel Fontanals, Lorca embarcó en Barcelona en el transatlántico italiano "Conte Grande" rumbo a Buenos Aires.

Llegó el 13 de octubre a Buenos Aires, donde se acababa de estrenar con éxito "Bodas de sangre", a cargo de la compañía de Lola Membrives, y se lo esperaba como una celebridad. "Tu llegada es una fiesta para la inteligencia", señaló un telegrama de intelectuales argentinos dirigido al poeta.

Lorca se instaló en la habitación número 704 del emblemático Hotel Castelar, un pequeño cuarto del séptimo piso con una extraordinaria vista a las cúpulas y techos de los edificios dela Avenida de Mayo. En la década del 30, el Castelar era el hotel de moda de la ciudad, inaugurado en 1929 y con todo lujo, como baños privados en las habitaciones. Desde ese "cuartel general", caminaba a diario unos metros para supervisar el reestreno de "Bodas de sangre", en el teatro Avenida, y participaba activamente en las tertulias del Café Tortoni, centro de reunión de la intelectualidad de la época.

DIAS DE RADIO

En los sótanos del Castelar participó más de una vez en las retransmisiones de la desaparecida radio Stentor, y en los salones del Tortoni compartió mesa con Carlos Gardel, el poeta chileno Pablo Neruda, Oliverio Girondo, Ricardo Molinari, Victoria Ocampo, Jorge Larco, Norah Lange, Amado Villar y Salvador Novo, entre otros. En 1934, pronunció con Neruda un discurso en homenaje al nicaragüense Rubén Darío, en el PEN Club de Buenos Aires. Además, aprovechó su estancia en la ciudad para dirigir los ensayos de "La zapatera prodigiosa" y "Mariana Pineda", también en el teatro Avenida, y para asistir a su adaptación de "La dama Boba" de Lope de Vega y al estreno del "Retablillo de don Cristóbal".

Aún tuvo tiempo de viajar a Montevideo, entre enero y febrero de 1934, donde se reunió con Enrique Díez-Canedo, entonces embajador de España en Uruguay, José Mora Guarnido, un viejo amigo de Granada, y la escritora Juana de Ibarbourou.

ADIOS PARA SIEMPRE

A su regreso a Buenos Aires, se despidió del público argentino através de los micrófonos de Radio Stentor.

Setenta y cinco años después, todavía quedan huellas de su paso por la capital argentina. Su habitación en el Castelar fue decorada con motivos literarios en 2003, coincidiendo con el setenta aniversario de su visita, tras un concurso de ideas organizado por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires. En la ambientación de su cuarto se le dio mucha importancia a la ventana, porque dicen que Lorca escribía con luz natural y había quedado fascinado con las cúpulas de la Avenida de Mayo. El suelo y la lámpara de la habitación, añade, son los originales y en las paredes de entrada se pintaron personajes de sus obras más famosas.

En el Tortoni, aún conservan un grabado que donó al café con losversos: "Sólo el misterio nos hace vivir. Sólo el misterio", que hoy se exhibe cerca de su mesa favorita.

En Buenos Aires, Lorca fue tratado como una estrella, tanto queen alguna ocasión reconoció estar abrumado por las atenciones querecibía.

Antes de partir, escribió: ÇMe voy con gran tristeza, tanta, que ya tengo ganas de volver". Pero no volvió. En agosto de 1936 fue asesinado en Granada por unpiquete de guardias civiles a las órdenes del ejército franquista.

VIDA EN FAMILIA

En el libro "Lo que en nosotros vive", una biografía sobre Federico García Lorca y su familia lanzada en España, el sobrino del poeta, Manuel Fernández Montesinos, rememora varios de los hechos más importantes del siglo XX de la mano de sus protagonistas.

"No quiero volver a ver este jodido país en mi vida" es la frase que da inicio a esta biografía, pronunciada según cuenta Fernández Montesinos por su abuelo, el padre de Federico García Lorca en 1940, cuando zarpaban hacia Nueva York en el barco que los llevó al exilio.

La obra que resultó finalista en la XX edición del Premio Comillas, salió recientemente a la venta editado por Tusquets.

Al escribir este libro, el vocero de la Comunidad de Herederos de Federico García Lorca tuvo como objetivo que "no se perdiera la memoria" de su familia. Para Fernández Montesinos, se trató de dejar constancia sobre "una familia laica y de izquierda a la que siempre, por unas razones o por otras y para otros, se ha considerado un poco diferente o rara".

En este momento la familia Lorca se encuentra dividida entre los que aprueban la exhumación de sus restos que estarían en una tumba anónima y los que se oponen a una medida que arbitra el juez Baltazar Garzón.