Imágenes de alta definición que revolucionan la medicina
Tras una primera consulta por migrañas recurrentes, el paciente vuelve a ver al médico clínico con los estudios que éste le pidió, entre ellos una tomografía cerebral. Extiende el sobre cerrado. El médico extrae de su interior una carpeta que parece promocional. Se detiene un momento para contemplar las figuras del reverso de la carpeta, que ilustran estudios más complejos. Después de largos segundos sin decir palabra, comenta asombrado: "Es increíble la calidad de las imágenes que logran hoy con estas máquinas, los detalles... Parecen fotografías verdaderas". Por un momento, el médico y el paciente comparten el asombro.
Lo que ambos observan es una reproducción de un estudio en 3D del corazón y las arterias coronarias hecho con un tomógrafo ultrarápido denominado multidetector o multislice. Ese tomógrafo es la estrella de los actuales aparatos de diagnóstico por imágenes disponibles en el país. Con sus 64 filas de detectores, llega a captar entre 180 y 240 imágenes por segundo de cualquier parte del cuerpo, y con una alta resolución.
"La tomografía es un método de diagnóstico conocido hace tiempo", explica el cardiólogo Miguel Rosales, del departamento de Imágenes del Sanatorio Otamendi.
"Pero hoy la tecnología avanzó tanto que posibilita evaluar órganos o secciones muy pequeñas, de hasta 2 o 3 milímetros, como las arterias coronarias".
Con el tomógrafo de 64 filas, que tienen los centros de primera línea del país, un estudio cardíaco se puede completar hoy en 9 segundos. Incluso ahora se pueden "hacer estudios de cuerpo entero en 35 segundos, y ver si hay alguna patología oncológica o lesión secundaria, o ver cómo está el árbol vascular", asevera la doctora Patricia Carrascosa, jefa del departamento de Imágenes del Diagnóstico Maipú.
TRES DIMENSIONES
Pero, ¿cómo se logran las imágenes en tres dimensiones? La doctora explica que el aparato capta un gran número de imágenes en un plano axial, con un intervalo que para estos estudios es submilimétrico, de apenas 0,6 milímetros. Ese intervalo se llama espesor de corte. Como en la práctica se llega a producir una superposición de información, un software de computación puede volver a unir las imágenes para que, juntas, den por resultado una figura tridimensional.
Para ilustrarlo mejor, la doctora propone pensar en un pan lactal del que se cortan fetas ultrafinas. Después esas fetas se compactan nuevamente y así se reconstruye la imagen completa, con volumen. En la computadora el médico puede después rotar la figura obtenida para verla en cualquier plano del espacio.
Los médicos no dudan en calificar los avances como una revolución para la medicina.
El diagnóstico por imágenes incluye gran diversidad de estudios, desde radiologías a mamografías. Algunos han progresado mucho. Hoy se hacen ecografías en tres dimensiones. Hay incluso ecografías que se hacen dentro de la arteria coronaria, según cuenta Carlos Fernández, del servicio de hemodinamia del Sanatorio Otamendi.
Pero "lo que más se desarrolló en los últimos años es la tomografía y la resonancia magnética", afirma Rosales.
Los tomógrafos permitieron que muchos diagnósticos sean menos invasivos, menos molestos para el paciente y den un indicio más precoz de enfermedad: así ocurre con estudios de corazón, esófago, tráquea o colon, por ejemplo.
"Con la cámara gama, con el ecocardiograma, con el electro, con la ergometría se puede detectar la enfermedad cuando ya es poca la cantidad de sangre que deja pasar la arteria, porque la obstrucción es tal que se detecta tardíamente. Con los tomógrafos ahora apenas aparece una manchita, la veo. Esto permite la prevención", señala Gastón Rodríguez Granillo, también del Sanatorio Otamendi. El cambio es notable. "Antes se abría el pulmón incluso para ver".
Entre las aplicaciones más recientes de este equipo se cuentan los estudios de perfusión. "Se evalúa cómo se perfunden órganos como el corazón, el hígado o el riñón, para ver si hay rechazo por ejemplo en pacientes con trasplante. Si el paciente tiene una estenosis de la luz de la coronaria, se evalúa qué trastorno está causando en la irrigación", dice Carrascosa.
"Después están los estudios integrales de pulmón, para ver lesiones muy pequeñas, para evaluación de enfisema pulmonar", añade.
Carrascosa, que acaba de publicar un libro sobre el tema, desarrolló recientemente un nuevo estudio ginecológico, la histerosalpingografía virtual, que permite evaluar el cuello del útero, el cuerpo y las trompas, en pacientes que tienen trastornos de fertilidad, de un modo no invasivo. El estudio, que ganó el año pasado el primer premio en desarrollo técnico en el Congreso Americano de Medicina Reproductiva, produce un menor disconfort porque no se tracciona el útero, y se completa en 3,5 segundos.
El avance de los equipos no sólo gana en definición, sino que permite también moderar las dosis de radiación, que era -y sigue siendo- la otra gran preocupación.
MAS IMAGENES, MAS RAPIDO
"En la última década el desarrollo del diagnóstico por imágenes fue vertiginoso", asegura Carrascosa, quien agrega que los adelantos obligan a actualizarse en forma permanente.
"En los "80 -recuerda la doctora- teníamos la tomografía axial. Empezaban a aparecer las imágenes en distintos planos pero había pérdida de resolución porque el aparato no era tan veloz y el espesor del corte era grueso. En el "98 llega el multislice, que es un helicoidal ultraveloz, pero con cuatro filas. Y en los años siguientes se le van agregando cada vez más filas, se obtienen cada vez más imágenes, se vuelve cada vez más rápido".
"Actualmente están saliendo nuevos equipos, que no se disponen en nuestro país todavía, que tienen entre 256 y 320 filas de detectores, en los cuales el tubo de rayos que emite radiaciones rota aún más rápido y el número de imágenes que te brinda es significativamente superior. Un estudio cardíaco que actualmente dura nueve segundos, en este tipo de equipamiento nuevo se hace en 1,5 segundo. Es decir, es en tiempo real. Vos ves cómo se van pintando las arterias. Es algo impresionante", asegura.
EL OJO CLINICO
La excitación que pueden despertar estos aparatos acarrea también nuevas preocupaciones. Rosales advierte que "la supertecnología puede llevar a perder de vista algunas apreciaciones de la clásica medicina de interpretación de la enfermedad".
"Existe el riesgo de pensar que solamente debemos exponer a un paciente a una máquina para que nos resuelva el problema", afirma. "Esto genera un conflicto con el antiguo concepto del ojo clínico, la opinión, la sospech"".
"Lo vemos a diario", asegura Rosales. "Muchos pacientes son pasados primariamente por un sistema de aparatología y luego, con esos elementos, se interpreta la enfermedad retrospectivamente. Antes no era así. Antes era pensar, generar una teoría, y pedir los métodos diagnósticos".
Sin menospreciar los adelantos, Rosales cree que "estamos en un momento de transición, porque la tecnología avanza más rápido que los conceptos educativos y filosóficos".
De inmediato aclara que no propone volver al estetoscopio para escuchar "un ruidito raro, cuando hoy con un aparato se puede ver si la válvula está enferma"". ¿Cuál es la solución entonces? Una vez más -dice-, es el sentido común, el criterio médico, la tranquilidad al observar al paciente, lo que nos van a permitir aprovechar más estas grandes y poderosas máquinas".