"LA BELLE HELENE" DE OFFENBACH SE PRESENTO CON GRAN BRILLO EN EL TEATRO AVENIDA

Testimonio de la opereta francesa

"La belle Hélne", opereta en tres actos. Libreto: Meilhac y Halévy. Música: Jacques Offenbach. Dirección musical: Dante Ranieri. Dirección del coro: Juan Casasbellas. Dirección escénica: Peter Macfarlane. Escenografía: Nicolás Rosito. Vestuario: Daniela Taiana. Cantantes: Mariana Rewerski, Carlos Ullán, Osvaldo Peroni, Leonardo Estévez y otros. Orquesta y coro de Buenos Aires Lirica. En el teatro Avenida, el viernes 6.

Músico prolífico, de innegable talento y facilidad creativa, Jacques Offenbach (1819-1880) fue, aunque oriundo de Alemania, indiscutido rey y fundador de la opereta francesa. "Una sola ópera", "Les contes d"Hoffmann", con sus admirables valores, coinciden entre decenas de títulos en un género más ligero que fue desarrollando en su propio teatro, el de los "Bouffes Parisiens". Dentro de este contexto, "La belle Hélne", estrenada en París en 1864, es uno de sus logros más sostenidos, donde contó con la célebre dupla de libretistas Henri Meilhac y Jacques Halévy (los mismos de la celebérrima "Carmen" de Bizet) hilvanando su partitura con diálogos y números musicales cerrados de pegadizos acentos. Su historia transcurre en la Hélade y hace referencia a Helena, esposa de Menelao, que es raptada "según el relato de Homero" por el príncipe Paris. RECUPERAR EL GENERO Buenos Aires Lírica se propuso reivindicar este género de su letargo en nuestro medio (fue frecuentado en el "viejo" Buenos Aires y se sostuvo en los primeros años del siglo XX) encarando "La belle Hélne" con los extensos parlamentos acortados y en español y actualizados en su contexto, logrando un positivo resultado, producto de una efectiva dirección musical de Dante Ranieri, donde la orquesta son gratamente y motivada en los acentos humorísticos y burlescos en que acompaña la acción, teniendo también eficacia el coro de unos treinta integrantes bien preparados por Juan Casabellas. La labor de los cantantes puede entenderse empeñosa y efectiva en la doble labor del canto y la teatralización, en un género particular que exige esa ambivalencia. En tal sentido, desde la protagonista Mariana Rewerski, con claro "physique du r™le" y una línea vocal sobria y convincente, del tenor Carlos Ullán como Paris que fraseó con propiedad y ambos en el dúo del segundo acto lograron uno de los más lúcidos momentos, hasta los demás personajes, se fue advirtiendo una cuidada preparación. HISTRIONICO MENELAO Por ejemplo, apareció un logrado e histriónico Menelao en la labor de Osvaldo Peroni, un enfático Agamenón en el barítono Leonardo Estévez, un buen timbre vocal y eficacia en el bajo Walter Schwarz, lo mismo que en el Orestes de Vanesa Mautner, completándose el nutrido elenco con la intervención de Pablo Pollitzer como Aquiles, Carlos D"Onofrio, Gustavo Zahnstecher y otros más, en amalgamado ensamble. La escena, concebida por el "régisseur" tucumano Peter Macfarlane planteó este regreso con ciertos aires de varieté, expresados con sutilezas y "gags" en los partes habladas y gestuales, logrando en los dos últimos actos ensambles y efectos atractivos (por caso, el coro con las sombrillas) sobre una escenografía colorida y algo "na•ve", así como el vestuario de Daniela Taiana mostró variedad y cuidadosa realización. La sencilla coreografía de Carina Vargas complementó una puesta que, como en los varietés franceses, terminó con el saludo y a plena orquesta con las luces de la sala encendidas. Néstor Echevarría