"MARIA DE BUENOS AIRES", LA OBRA DE HORACIO FERRER Y ASTOR PIAZZOLLA, SE REPUSO EN EL CERVANTES

Una mujer para siempre porteña

Ficha técnica: "María de Buenos Aires". Opera urbana. Letra: Horacio Ferrer. Música: Astor Piazzolla. Dirección general: Marcelo Lombardero. Dirección musical: José Carli. Escenografía y multimedia: Tito Egurza. Coreografía: Oscar Araiz. Iluminación: José Luis Fiorrucio. Cantantes: Julia Zenko y Guillermo Fernández. Duende: Horacio Ferrer. Bailarines-actores: Laura Aguerreberry, Soledad Argañaraz, Paola Bordón, María Laura Capira, Aymará Parola, Mario G. Filgueira, entre otros. Cervantes (Libertad 815).

Horacio Ferrer y Astor Piazzolla formaron una dupla que logró fama con temas, como "Balada para un loco" y "Chiquilín de Bachín", a los que dotó de personalidad propia una voz y una intérprete llamada Amelita Baltar. Ella fue la que estrenó en 1968, en la vieja sala Planeta, de Suipacha y Paraguay, "María de Buenos Aires" y lo hizo acompañada de Héctor de Rosas. Corrían los años del Instituto Di Tella y los artistas apelaban al libre albedrío, mientras la "neobohemia" porteña y tanguera descubría en la música pop, una competencia inesperada. De ese cruce de estéticas nació María, la heroína imaginada por Ferrer a la que Piazzolla le puso música y que después de su estreno se convirtió en la gran ópera de vanguardia ciudadana. Una de las primeras que hablaba de los mitos urbanos, del tanguero "ilusionista" y urdidor de imágenes ligadas a un ideal que la mayoría de las veces sólo formaban parte de sueños y frustraciones, o destejían cierto universo "oscuro" de una generación, la de los hijos de la inmigración, que pujaron por conformar una identidad rioplatense. IDEAL FEMENINO "María de Buenos Aires" está más ligada a un mito de ideal femenino imaginado por el hombre, que a la existencia de una mujer real. Ella es una criatura de los sueños, surgida de la imaginación de un poeta, como Ferrer, que hereda parte de su esencia la impronta arltiana, del marginal lunfardo y le debe lo suyo al sesgo surrealista. La poesía de Ferrer justamente se impuso popularmente por no adherir a ningún "ismo" y sí a una construcción literaria tan personal y de continuas rupturas, que permite a las palabras encontrar su propio cauce sonoro y de impacto.. La "operita", como se la llama, tiene en la composición de Astor Piazzolla un sonido creativo universal. El bandoneonista construye con su música estados de sutileza dramática, de planos rítmicos tan sutiles como intensos. A su vez, el bandoneón, asoma entre los otros instrumentos, con su propia languidez melancólica, lo que le otorga a la heroína de la historia un pasaje hacia una posible eternidad, resplandeciente de significados rioplatenses. De esto nace la raigambre trágica con la que el personaje parece imponerse. LA NUEVA VERSION La obra, con nueva puesta en escena, permite disfrutar de un espectáculo de un original refinamiento estético, en el que las voces de Julia Zenko y Guillermo Fernández, como María y el payador -porteño gorrión y ladrón-, que se imponen en sí mismas, dándole una personalidad y un vigor dramático acertado al oratorio imaginado por Horacio Ferrer. El es precisamente el que asume, como en su estreno del "68, la voz de El Duende, que va guiando la evolución del relato. Dividida en dos partes, la María mítica y la que resucita desde la oscuridad de las alcantarillas, la obra de Ferrer, tiene una amplia cercanía con "Canción de las venusinas", a la que también le puso música Piazzolla. Esta "María de Buenos Aires" puede leerse como un espectáculo integral, conmemorativo de una obra que recorrió el mundo y hoy, quizás, se parece algo lejana, tras haber representado un hito de la creación musical argentina. Otro de los grandes pilares que sostiene esta versión de "María..." es la recreación visual, excelente, que Tito Egurza hizo de la "operita", en la que se puede encontrar parte de la imaginería argentina, desde una implicancia estética que parece inspirada tanto en la pintura de Antonio Seguí, como en la de Antonio Berni. En la coreografía Oscar Araiz aporta un estilo que se sostiene entre lo apolíneo y lo dionisíaco y mediante un entramado de movimientos que fusionan y amplían los contenidos de esta leyenda urbana que Piazzolla y Ferrer crearon cuarenta años atrás. La reposición de "María de Buenos Aires" ha sido un gran acierto de los actuales responsables del Cervantes: Rubens W. Correa y Claudio Gallardou. Juan Carlos Fontana