EN EL ARGENTINO DE LA PLATA SE REPUSO "LA FILLE DU REGIMENT" DE DONIZETTI

Regreso de una hija pródiga

Ficha técnica: "La hija del regimiento", ópera cómica en dos actos. Libro: Jules Henri Vernoy de Saint-Georges y Jean-Franois-Alfred Bayard. Música: Gaetano Donizetti. Cantantes: Natasha Tupin, Eduardo Ayas, Leonardo Estévez, Mabel Perelstein, Jorge Luz, Sebastiano De Filippi, Cristian Casaccio, Luiz de Sa Leitao, Hernán Videla, Miguel Abeledo-Piñeyroa y Alfredo Corral. Escenografía: Emilio Basaldúa. Vestuario: Mini Zuccheri. Iluminación: Gonzalo Córdoba. Regie: Alicia Zanca. Coro (Eduviges Picone) y Orquesta Estables del Teatro Argentino (Fernando Alvarez). Argentino de La Plata (repite el 29 y 30 del actual y el 6 y 7 de diciembre).

Con sólo un tibio apoyo oficial, pero bajo la inteligente dirección general y artística de Daniel Suárez Marzal, el teatro Argentino ofreció el domingo un espectáculo lírico que se inscribe sin duda entre los mejores que se han realizado en el país en los últimos años. Se estrenó en esta ocasión en La Plata "La hija del regimiento" ("La Fille du Régiment"), una deliciosa "opéra-comique" de Gaetano Donizetti, presentada inicialmente en París, en la Salle des Noveautés, en 1840, y muy poco después, en 1852, en nuestra ciudad, en el teatro de la Victoria. Sin embargo, a pesar de su particular encanto y de las muchas funciones efectuadas en los años sucesivos, esta obra tan divertida se ofreció por última vez en la Argentina en 1940, en el Colón (en versión italiana conducida por Albert Wolff), por lo que en este contexto, su actual reedición suponía un verdadero acontecimiento artístico, que había generado la consiguiente expectativa. UNA PUESTA MAGNIFICA Proveniente del teatro de prosa, Alicia Zanca hizo en esta oportunidad un debut muy auspicioso en el terreno del melodrama, ya que con incuestionable talento y acabado dominio del oficio escénico, plasmó una puesta inmejorable, dinámica y regocijante, entretenida y ajustada en todos sus múltiples detalles. Contribuyeron al logro de este óptimo resultado una escenografía diseñada con ingenio y buen gusto por Emilio Basaldúa, con su interesante fondo espejado, el muy atinado trabajo de iluminación de Gonzalo Córdoba y la calidad, refinamiento y armonioso colorido del vestuario seleccionado por Mini Zuccheri. Fue también de primer rango la faena desplegada por el coro del Argentino, organismo preparado por Eduviges Picone que se destacó en todas sus intervenciones debido a su sincronización y belleza canora. Por su lado, Fernando Alvarez, uno de los mejores directores de ópera de la nueva generación de maestros argentinos, condujo con precisión técnica y estilística a la orquesta estable del coliseo platense, cuya labor resultó tan sólida como aplicada. LA IMPECABLE FARSA El pianista Alfredo Corral, maestro interno de la misma sala, cumplió un cometido realmente muy gracioso, por momentos desopilante, al igual que Sebastiano De Filippi (Hortensius) y Jorge Luz (Duquesa de Crakentorp), todo lo cual subrayó con exquisita comicidad el impecable tono farsesco impuesto por la "régie". En cuanto a los cantantes, cabe sostener que el cuadro se mostró eficiente y homogéneo al mismo tiempo. Natasha Tupin (Marie), dueña no sólo del "physique-du-r™le" sino también de un desenvuelto juego teatral, mostró un registro lírico seguro y convincente, que le permitió especial lucimiento en la zona de los agudos y sobreagudos. Eduardo Ayas (Tonio) abordó sin problemas los temibles nueve do naturales seguidos de "Pour mon ‰me", Leonardo Estévez (Sergent Sulpice) volvió a exhibir un metal enjundioso y parejo, adecuadamente armado, y Mabel Perelstein (Marquesa de Berkenfield), además de buena voz, aportó por último una hábil cuota de comediante, sobre todo en la feliz revelación que desembocó en la exultante Canción Patriótica final: "Salut ˆ la France! A ses beaux jours! A l"espérance!". Carlos Ernesto Ure