El arte de la bailarina argentina abrió fronteras

María Ruanova, la primera de una serie de estrellas

A veinticinco años de su muerte se la recordará hoy en el teatro Colón. Bailó junto a Serge Lifar y Leonide Massine, y formó parte de la compañía del marqués de Cuevas. También desarrolló una larga y generosa actividad docente.

María Ruanova, argentina de ascendencia gallega (rua nova: calle nueva), había nacido en San Juan en 1912; fue criada en La Rioja y formada en Buenos Aires. Cuando por prescripción médica debió hacer ejercicios físicos, ingresó en 1924 en los cursos de danza clásica del recién creado Conservatorio Macional de Música y Declamación que funcionaba en el Teatro Colón. Y, junto a sus hermanas Angeles y Matilde, también alumnas, figuraban en el Cuerpo de Baile como "bailarinas de cuarta fila". En 1931, por concurso, María ascendió a solista y en 1932 a primera bailarina, año en que bailó "Giselle". En 1934, llegado a Buenos Aires el primer bailarín de la Opera de París, Serge Lifar, la eligió como su "partenaire", luciéndose en "El espectro de la rosa", "El pájaro azul", "Sílfides" y "Prometeo". Gracias a los juicios elogiosos que hicieron de ella en Europa los maestros que pasaban por el Colón: Bolm, Nijinska, Romanoff, Fokin, Antonia Mercé o Lifar, en 1936 fue contratada por René Blum, director del Ballet de Monte Carlo, como primera figura junto a los famosos: Nemtchinova, Oboukhoff, Eglevsky, Panaieff y Vilzak. El debut de la bailarina argentina en Mónaco fue saludado así en el diario "Le Petit Nicois": "Una nueva estrella fue descubierta en una bailarina argentina, María Ruanova. Y ella paró literalmente por cinco minutos la representación del sábado por la noche, mientras era requerida por la distinguida concurrencia", Alfred E. Henderson. CONSAGRACION LONDINENSE La "troupe" prosiguió su gira por Londres, para seguir luego a Sudafrica y regresar a Europa en 1937, encabezando María Ruanova el elenco al presentarse en Mónaco, París, Glasgow y Londres. En esta ciudad fue consagrada en los estrenos de "Don Juan" y "L´Epreuve d´amour" durante los festejos por la coronación de Jorge VI. De regreso al Colón se produjo el siguiente comentario del crítico Gastón O. Talamón en La Prensa: "María Ruanova reapareció en "Suite de danzas", de Tchaikovsky. Al presentarse, el público le tributó una ovación que obligó a interrumpir el espectáculo". Es que el público y la crítica en general la consideró siempre la "etoile" del Ballet del Teatro Colón, título que, obviamente, no figuraba en el escalafón municipal. Siguió su carrera local protagonizando, entre otros, los ballets "La bella durmiente del bosque", "Concierto de Mozart", "Apollon Musagete", "Don Juan de Zarissa, o "El sombrero de tres picos" (junto a Leonide Massine en 1953). El Gran Ballet del Marqués de Cuevas contrató a María Ruanova en 1956 como primera bailarina y maestra de baile y por ese motivo volvió a Europa. Posteriormente, desde 1964 al ´67, fue directora del Ballet del Sodre de Montevideo. Desde 1968 al 72 fue directora del Ballet del Teatro Colón. María Ruanova ha sido la primera bailarina argentina de rango internacional formada en la Escuela de Danza del Conservatorio Nacional y de la Escuela del Colón, e íntimamente relacionada con el arte hasta 1976, año de su muerte. Pilar de la danza clásica en nacional, es hoy reconocida mundialmente a través de los bailarines que nuestro país dio siguiendo sus pasos. A veinticinco años de su muerte, sigue siendo un ejemplo de auténtica vocación, de trabajo y de lucha, que será recordada hoy, a las 17.30 en el Salón Dorado del Teatro por el Consejo Argentino de la Danza, entidad que entregará el premio María Ruanova a otra gran figura de la danza argentina: paulina Ossona. Carlos Manso