Son pacientes que requieren atención especial y no exclusión de la sociedad

El cuidado de los enfermos mentales

Antes de excluir de la sociedad a un enfermo mental, conviene saber que este tipo de males puede afectar a cualquiera, no sólo a los adultos. Aproximadamente uno de cada cinco jóvenes (de hasta 15 años de edad) sufre alguno de estos trastornos. Como la mayor parte de los tratamientos se han destinado tradicionalmente a los pacientes adultos, un gran número de niños no recibe el cuidado necesario desde el inicio de los síntomas.

POR CLAUDIA LOMBARDI Hablar sobre salud mental es importante ya que una actitud equilibrada permite afrontar de manera más eficaz el estrés de la vida cotidiana, realizar un trabajo fructífero y hacer más fácilmente aportaciones positivas a la comunidad. Prevenir y tratar los trastornos mentales y cerebrales despeja el camino para el pleno aprovechamiento del potencial individual. No existe justificación ética, científica ni social para excluir de la comunidad a las personas que sufren una enfermedad mental o trastorno cerebral. El sistema de atención a la salud puede abrir el camino. No hay razón para excluir del sistema asistencial los servicios de salud mental. La paridad entre la salud física y la mental es primordial. No hay por qué temer a los que sufren una enfermedad mental. Esta puede afectar a cualquiera. No hay que desatender los signos tempranos de la enfermedad. Es preciso luchar contra los mitos y las ideas falsas. Dispensar una mejor atención, garantizar el acceso a dicha atención e insistir en la equidad asistencial: todo esto debe hacerse, y todo esto es posible, si realmente admitimos que la atención de la salud mental debe ser una preocupación básica para todos en el campo de la salud. Es un mito que los trastornos mentales y cerebrales afectan sólo a los adultos de los países ricos. La realidad es que afectan a todos: niños y adultos, ricos y pobres. Aproximadamente uno de cada cinco jóvenes (de hasta 15 años de edad) sufre alguno de estos trastornos. Como la mayor parte de los tratamientos se han destinado tradicionalmente a los pacientes adultos, un gran número de niños se quedan sin tratar y, como consecuencia, se desatiende la necesidad de una intervención temprana en la infancia. Unos 17 millones de jóvenes de 5 a 17 años de edad de América latina y el Caribe padecen trastornos mentales o cerebrales de gravedad suficiente como para requerir tratamiento. En un estudio trascendental de la OMS que abarcó 27 países en desarrollo y desarrollados, no se halló ningún grupo de población libre de esquizofrenia. Por ejemplo el abuso del alcohol es otro trastorno común que no respeta fronteras. La epilepsia es más frecuente en los países en desarrollo. Se calcula en 5 millones el número de personas afectadas en América latina y el Caribe. LOS TRASTORNOS SON REALES Las enfermedades mentales y los trastornos cerebrales provocan sufrimientos y discapacidades, e incluso pueden acortar la vida, como se observa en los episodios de depresión posteriores a un ataque cardíaco, las afecciones del hígado resultantes de la dependencia del alcohol o los casos de suicidio. Se calcula que en el 2000 se produjo un suicidio cada 40 segundos. Muchas veces la existencia de un trastorno mental o cerebral se mantiene oculta, por voluntad del paciente o, simplemente, porque éste o sus familiares no lo reconocen como una enfermedad. Sin embargo, los exámenes mediante imágenes del cerebro han permitido identificar la subestructura anormal subyacente de muchos trastornos. En consecuencia, negar su existencia equivale a negar que existe el cáncer porque no se pueden ver las células anormales sin un microscopio. Las enfermedades mentales se pueden diagnosticar y tratar antes de que sea demasiado tarde. Los síntomas delatan una enfermedad real. Es fácil pasar por alto o negar la existencia de muchos síntomas, pero el hecho es que la depresión unipolar, el consumo de alcohol, los trastornos afectivos bipolares (maniacodepresivos), la esquizofrenia y los trastornos obsesivocompulsivos figuraron entre las diez principales causas de discapacidad en el mundo en 1990. La discapacidad asociada a un trastorno mental o cerebral impide al paciente trabajar y dedicarse a otras actividades creativas. Algunas personas se recuperan totalmente de los trastornos mentales y neurológicos; a otras les resulta más difícil. Pero siempre se puede aliviar el sufrimiento con distintos métodos. Por ejemplo: La esquizofrenia, un trastorno grave,