Opinión
El rincón de los sensatos

Votar sin elegir

Un candidato a diputado otrora generosamente financiado por el narcotráfico, pero que mintió enfáticamente hasta el último momento en que se tuvo que bajar. Otro que encabeza su lista en la provincia de Buenos Aires, sermoneando sin el menor pudor, luego de haber cometido la atroz cobardía de dejar una eficaz bomba en un céntrico café para que matase a cualquiera. Otra candidata a diputada atada a los narcos desde el Sur. Y así siguiendo…

¿Qué tiene eso que ver con el pueblo argentino? ¿A quién representan estas caricaturas, delincuentes en su mayor parte, en la primera elección organizada por un Gobierno que prometía terminar con la casta? ¿De dónde salen estos enemigos de la vida, asociados en su mayor parte con el aborto, la eutanasia y la manipulación del género, enfrentados con el modo de ser de la mayoría de los argentinos?

Pero, en efecto, en pocos días más vamos a tener que votar sin poder elegir entre estos sujetos, la mayor parte de los cuales goza del único mérito de haber pasado una y otra vez bajo las horcas caudinas de los comités partidarios, quedando bien con autoridades en las que no creen, pero que les han resultado imprescindibles para fabricar su currículum y circular por uno tras otro de los cargos públicos a los que son adictos.

Nuestro país entero sabe que esto no sirve y empuja a una inevitable y cada vez más profunda caída, que no tiene verdaderamente que ver con nuestra naturaleza ni con el espíritu de la mayor parte de nosotros. Sin embargo, ha quedado hasta aquí constituída por sucesivas reformas de las cuales la última alfonsín-menemista plasmó la exclusividad de los partidos políticos y su cursus des-honorum de agachadas para optar a representar a los compatriotas.

La Argentina no tendrá remedio si no cambia esta trampa por una verdadera república en que la inmediatez entre los gobernantes y sus representados sea la norma. Y el presente Poder Ejecutivo, que prometió limpieza pero sólo muestra en el mejor de los casos ignorancia política, cargará con una responsabilidad mayúscula.