Frente a la basílica de San Francisco, en el área Fundacional de la Ciudad, una botica aún conserva unos increíbles frescos en sus techos, revestimientos y muebles en madera, frascos y cajas de medicamentos centenarias. Es la farmacia de La Estrella, la más antigua de Buenos Aires, que se erigió cuando el país aún estaba en plena conformación.
Su actual dueño, Alejandro Cardelli cuenta a La Prensa que la farmacia abrió sus puertas en 1834. Fue a pedido de Bernardino Rivadavia que se decidió crear una botica que no había en la Ciudad.
Su primer propietario fue el italiano Pablo Ferrari. Luego pasó a manos de Silvestre Demarchi, que desarrolló una gran tarea en el país fundando empresas como la Compañía Primitiva de Gas, y el Banco de Italia y Río de la Plata. La Farmacia, desde 1885 se sitúa en la esquina de Alsina y Defensa. El local está dentro de los lotes del Museo de la Ciudad.
"Se abrió en esta ubicación porque estaba justo frente a la Iglesia. Se buscaba que la gente tuviera una referencia. Entonces sabía que frente al campanario estaba la farmacia", cuenta Cardelli, quien junto a su socio Francisco Malfitani, hace cinco año están al frente de la vieja botica.
"Además -continúa- se puso cerca del puerto, ya que en ese tiempo bajaba mucha gente de los barcos con enfermedades. Se las trata rápidamente con alguna medicación".
- ¿Y aquí mismo preparaban los remedios?
- Sí, claro. Incluso los primeros laboratorios del país comenzaron haciendo sus primeras armas en La Estrella. Han trascendido en el tiempo algunas preparaciones como la Hesperidina que se hizo acá. Nació como una bebida digestiva a base de naranja, empezó a trascender, y pasó a distribuirse en bares. Así se terminó convirtiendo en un aperitivo. Después está el comprimido para la tos, las pastillas Parodi, que también tuvo mucha repercusión, y la limonada Roge.
- También muchos políticos venían a charlar acá
- Sí, abajo en el sótano se juntaban los políticos más importantes de la época. Venía mucho Julio Argentino Roca que vivía acá al lado. También Irigoyen, Mitre. Es que la farmacia en aquel entonces era un lugar de encuentro social. Ahora viene mucha gente de los ministerios a comprar, es que estamos muy cerca de la Casa Rosada.
- LLaman la atención los techos, las maderas
- Toda la parte en madera es de nogal traído de Italia. El piso es de Génova y los vidrios y espejos son Murano de Venecia. Después se ve los techos y los lienzos pintados por el italiano Barberis. Está el de una mujer que ilustra la industria farmacéutica de la época, se la ve con los alambiques, tubos, preparando cosas en el laboratorio. La otra mujer representa todo el estudio de la farmacobotánica, es decir el estudio de las flores, los árboles con todos los principios activos que contienen, y como son volcados a la medicina. Arriba está la pintura con un bebé que se salva de la enfermedad, salvado por angelitos y duendes con el cáriz de la salud, eso significa lo que es farmacia.
- ¿Se sabe cuales eran las enfermedades que más se daban en esos años?
- Eran principalmente enfermedades que traía la gente cuando bajaban de los barcos. Había mucha tos, mucha neumonía
- La farmacia está en un lugar clave, debajo del Museo de la Ciudad
- Es que somos una farmacia museo. Nosotros abrimos La Noche de los Museos porque formamos parte del Museo de la Ciudad. Tenemos mucho apoyo de ellos.
- En los fines semanas debe haber mucho turismo
- Estamos en todas las guías de turismo de Europa, así que tenemos capaz 50 visitantes europeos por día. Después tenemos visitas que nos hacen los chicos de jardines de infantes y otros que pasan a conocerla. Los fines de semana la feria de San Telmo llega hasta la punta de Plaza de Mayo. Se llena de turistas, hay gente que se acerca para verla.
- Debe ser difícil conservarla
- Sí, lleva mucho esfuerzo. Hay que usar una cera especial para los muebles. Después la temperatura, la luz tiene que ser la adecuada para que nada se arruine.
- ¿Cuáles son las preparaciones que más se hacían?
- Las que se se hacían y se siguen haciendo son todo tipo de cremas para afecciones dérmicas, jarabes para la tos y todo tipo de comprimidos, para hipertensión, para gastritis, antibióticos, vitaminas, eso es muy variado.
- También recetas homeopáticas
- Sí, claro, llega la receta pedida por el médico y la preparamos, tenemos la farmacéutica que se encarga de realizar todo eso. Hacemos todo tipo de tinturas madre, herboristería, recetas magistrales. Conservamos cajitas de hace cien años para guardar elementos. Llegan las recetas prescriptas por los médicos, los técnicos las preparan, se envasan y van a los domicilios de los pacientes. Acá se hacen glóbulos, tabletas, microdosis, microglóbulos, papeles. Hay una gran variedad.
- ¿Qué son tinturas madre?
- El proceso de tintura madre es extraer del vegetal o la planta el principio activo que es el que tiene el efecto ante la enfermedad y con un proceso de maceración se extrae ese principio activo y se lo guarda en los botellones y a la gente se le vende frascos de 100 o 50 mililitros. Es una alternativa muy buena, son productos muy nobles. Son 100 por cien naturales y la gente se vuelca y produce efectos muy comprobables ya que son de los que la industria farmacéutica obtiene los medicamentos. Los médicos lo están recetando bastante. Tenés contra gastritis, afecciones de riñón, castaña de India para la circulación de las piernas, digestivos, vitaminas, antialérgicos.
- Se sigue atendiendo como si fuera la farmacia del barrio
- Es que somos la farmacia del barrio. Tenemos empleados que están hace 25 años, clientes de toda la vida. También hay gente de paso, tratamos de darle el mismo trato a todos y eso la hace más cálida. La gente vuelve
- ¿La gente pregunta por la historia del lugar, se interesa?
- Capaz alguien que es cliente viene varias veces y un día mira para arriba y te dice:- no puedo creer lo que es el lugar, el techo. Se quedan fascinados, da gusto verlos.
- ¿Qué debe tener un buen farmacéutico?
- Debe ser responsable, leer bien la receta, no aconsejar de más porque para recetar está el médico. Es el primer cordón sanitario ante una consulta de gripe, paspadura, tos, resfrío, consulta básica y esencial, después nada más. Sería sino muy imprudente e inapropiado.
- ¿Qué es lo que más llama la atención a la gente de la Farmacia?
- Se queda mirando el techo y luego la balanza. Me costó seis meses repararla, no conseguía quien pudiera arreglarla. Son cosas que hay que ir arreglando con cuidado. No es fácil mantener la esencia de lo que fue este lugar.