Cultura
‘ELIGE TU PROPIA AVENTURA’, UN ÍCONO DE LOS AÑOS 80 QUE SE REEDITA CON ÉXITO

Una colección infantil incombustible

Las estaciones del tren subterráneo lucen en Buenos Aires un aviso que parece salido del tiempo: promocionan la serie de libros infantiles Elige tu propia aventura, la entrañable colección popular de los años 80 que marcó a toda una generación de niños y adolescentes en numerosos países del mundo, y que ha vuelto a publicarse en nuestro país desde hace cinco años. Esta reedición demuestra que el tiempo pasa para todos menos para esta serie, que resulta ser incombustible.

Elige tu propia aventura, ideada por el escritor Edward Packard (Huntington, Nueva York, 1931), fue revolucionaria en su día, se convirtió en la cuarta colección para niños más vendida de todos los tiempos, conoció el ocaso, y ahora sorpresivamente está de vuelta. Y no sólo en Argentina. También en Estados Unidos, donde la editorial que volvió a publicarla hace unos años acaba de anunciar una reimpresión de los primeros libros “después de 25 años de espera”.

Contada desde el punto de vista de una segunda persona, esta serie de libros de “ficción interactiva”, como se la llamó, está pensada para niños de entre 7 y 14 años, a los que se invita a ser los protagonistas de la historia, que deben tomar decisiones al cabo de pocas páginas.

“Si decides abrir la puerta, salta a la página 3”; “si decides subir la escalera, pasa a la página 5”, era la propuesta, que sigue cautivando a los niños. Cada elección conduce a una de las múltiples aventuras posibles de cada libro, con desenlaces diferentes.

El número de finales posibles en cada obra fue variando desde los 40 iniciales hasta solo 7 en algún momento, aunque luego ese número repuntó otra vez.

Pero lo cierto es que la incertidumbre de cada elección aporta realismo a las andanzas y mantiene en vilo a los niños, que pronto se dan cuenta de que ser prudentes no siempre los lleva a un final feliz. Y aun así eso solo sirve para espolear la curiosidad y volver al inicio en busca de una nueva aventura.

Con esta dinámica, la colección logró la rápida identificación de miles de niños desde el primero de los títulos, La cueva del tiempo, ilustrada por Paul Granger.

“Estás haciendo senderismo en el Snake Canyon cuando te encuentras perdido en la extraña y tenuemente iluminada Cueva del Tiempo”, invitaba ese primer título.

“Dependiendo del camino sinuoso que elijas, te verás inmerso en un momento emocionante de la historia. ¿Serás adoptado por una tribu de humanos primitivos y cazarás un mamut lanudo? ¿Serás capturado por caballeros medievales y juzgado ante un rey? ¿O te encontrarás a bordo del Titanic momentos antes de que choque contra un iceberg? Con cada giro y cada decisión que tomes, te espera una aventura completamente nueva en el pasado... ¡o tal vez incluso en el futuro!”, prometía.

Montañista, investigador privado, piloto de carreras, doctor o espía, las aventuras fueron cambiando con cada nuevo título.

ANTECEDENTES

La fórmula no era enteramente nueva y mucho se ha escrito sobre los antecedentes.

Leslie Jamison, en un artículo para el New Yorker en 2012, apuntaba que la antigua tradición de relatos orales ya suponía la interacción entre el narrador y la audiencia y que más recientemente la literatura posmoderna había comenzado a explorar las posibilidades de múltiples historias simultáneas.

En su artículo mencionaba el cuento de Robert Coover “The Babysitter” (1969), la novela de John Fowles La mujer del teniente francés (1969), con tres finales para la misma historia, y el cuento de Jorge Luis Borges “El jardín de los senderos que se bifurcan” (1941) que imagina la novela inacabada de un funcionario chino en la que se producen todos los desenlaces posibles de un acontecimiento, en lugar de solo uno.

Atendiendo a la descomposición del orden natural de lectura que proponía Elige tu propia aventura, otros suelen mencionar el antecedente de Cortázar con su Rayuela (1963).

Pero también se ha dicho, con acierto, que este tipo de ficción interactiva fue, a la vez, un adelanto de la experiencia que ofrecerían tiempo después las lecturas con hipervínculos y los videojuegos.

EL CREADOR

La saga fue creada por Edward Packard, un abogado de 55 años de Manhattan, quien un buen día abandonó la práctica de la profesión para dedicarse por entero a la escritura.

La idea de escribir un libro surgió de las historias que contaba a sus hijas antes de dormir, que giraban en torno a un personaje llamado Pete y a sus aventuras. En momentos clave de la historia, Packard preguntaba a sus hijas, Caroline (9) y Andrea (5), qué pensaban que haría Pete, y ante cada una de sus respuestas él exploraba ambas posibilidades hasta el final.

“Lo que me impactaba era el entusiasmo que tenían por la idea”, comentó años más tarde Packard.

El resultado de esa colaboración fue Las aventuras de ti en la isla Caña de Azúcar, escrita en 1969. Pero Packard tendría que atravesar su propia aventura para publicarla.

El texto en cuestión fue rechazado por nueve editoriales de Nueva York y Packard terminó abandonando el manuscrito en su escritorio. Debieron pasar cinco años hasta que vio en un anuncio que una nueva editorial infantil, Vermont Crossroad Press, estaba buscando ideas innovadoras y le envió el material.

Raymond Montgomery (Greenwich, Connecticut, 1936-2014), uno de los dueños de la editorial, decidió arriesgarse con la propuesta. El título fue publicado finalmente en 1977, vendió 8 mil ejemplares y muy pronto sería comercializado por Pocket Books, donde también se vendió bien.

En esa historia, el lector-náufrago recorría la isla del título y debía elegir, por ejemplo, entre caminar por la playa de arena o escalar la colina rocosa, lo que podía deparar tesoros, finales desafortunados o el escape del lugar.

Tanto Packard como Montgomery pensaban que esa buena recepción que habían tenido debía ser aprovechada a una escala mayor, y para eso era necesaria una editorial más grande.

Packard dejó Vermont Crossroad Press para publicar su próximo libro con J.B. Lippincott & Co.

Ante su alejamiento, Montgomery escribió su propio libro bajo el seudónimo de Robert Mountain, cuyo título fue Viaje bajo el mar. Con esa obra en mano acudió a Bantam Books, entonces parte de Bertelsman, con la que firmó en 1979 un contrato para publicar seis títulos, rebautizados como Elige tu propia aventura. El número era tan grande que Montgomery llamó a Packard, quien había quedado sin editorial, para que lo ayudara.

El primer título de la serie fue La caverna del tiempo (Packard), seguida de Viaje bajo el mar (Montgomery), Al Sahara en globo (Douglas Terman), Más allá del espacio (Montgomery) y El misterio de la casa de piedra (Packard).

Con el tiempo la serie de libros que estaban escribiendo se convertiría en una de las colecciones infantiles más populares en las décadas del 80 y 90. Vendió más de 260 millones de ejemplares de los 184 títulos que tuvo la serie original, entre 1979 y 1998, y fue traducida a unos 40 idiomas.

El éxito fue tan grande desde el primer momento que la editorial decidió que quería tener doce títulos al año, así que tuvo seis de Packard y seis de Montgomery hasta 1983, cuando ellos no dieron abasto y convocaron a otros autores. El número de escritores creció hasta llegar a una treintena, y entre ellos estuvieron Doug Wilhelm, Jay Leibold, y Laban Carrick Hill, ganador del National Book Award.

DIFERENTES

Packard y Montgomery serían, sin embargo, los más prolíficos autores de la serie, con más de medio centenar de obras cada uno. Aunque la prosa es en todos los casos muy sencilla, seca, breve, ambos tenían un estilo diferente.

Packard era apreciado por los aficionados más serios, según evaluó Grady Hendrix, en un artículo para la revista Slate. Con pocos y simples elementos, como una casa abandonada, una anciana, un gato y un guardia, como sucedió en El misterio de la casa de piedra, se las arreglaba para crear infinidad de opciones.

Montgomery, en cambio, a menudo renunciaba a la coherencia interna en favor de las grandes ideas, comentó Hendrix. Mientras Packard escribía la típica historia de espadas y brujería de El castillo olvidado, con dragones, caballeros y princesas, Montgomery daba rienda suelta a la desenfrenada La casa del peligro, en la que unos monos superinteligentes conspiraban para desestabilizar la economía mundial mediante la falsificación, detectives psíquicos, fantasmas de la Guerra Civil, secuestros alienígenas, hologramas, regresión de edad, canibalismo, conspiraciones medioambientales secretas y un final que convierte al lector en Genghis Khan.

Montgomery era él mismo un aventurero. Había escalado el Himalaya, esquiado por toda Europa y había dedicado gran parte de su vida al submarinismo. Sus libros tenían, por tanto, su propio encanto extraño.

Con el paso de los años, Bantam añadió varias series con el mismo formato que el original, como por ejemplo Elige tu primera aventura, que permitió que incluso preescolares se adentraran en estas ficciones interactivas.

El éxito rutilante de Elige… comenzó a declinar en los años ‘90 debido a múltiples razones, entre ellas el desgaste de los autores, un cambio de ritmo en los libros donde la narrativa empezó a predominar sobre la interacción, además del desafío que ya planteaban otras series de libros similares que surgían en diferentes latitudes, y la competencia de los videojuegos.

Cuando Bantam, ahora propiedad de Random House, dejó caducar la marca registrada, Montgomery y su mujer, Shannon Gilligan, formaron la editorial ChooseCo en una granja de Vermont, en el norte de Estados Unidos, casi en el límite con Canadá. Con ella se dedicaron a reeditar algunos títulos de la serie original a partir de 2003 y añadir otros nuevos. Desde entonces la compañía vendió más de 16 millones de copias de la serie original.

Ese mismo sello, ahora propiedad de Penguin Random House, comenzó a publicar de nuevo en agosto último los primeros títulos de la serie, con la misma cubierta original y el mismo arte de tapa.

No sólo La cueva del tiempo sino otros cinco títulos saldrán de nuevo a la luz: El Misterio de Chinmey Rock, el 4 de noviembre, Tu nombre en clave es Jonas y Quién mató a Harlowe Thrombey en la primavera de 2026; y Dentro del UFO 54-40 y El reino subterráneo en otoño de 2026.

Varios factores motivaron la decisión de reeditar la obra de Packard, según contó Gilligan a la revista PW, dirigida a editores, bibliotecarios y libreros. “Estos libros han sido una referencia para los fans originales de la serie y han sido muy buscados durante mucho tiempo”, comentó.

“Siempre he querido publicar La cueva del tiempo, no solo porque es el primer libro de la serie, sino por su probada trayectoria de ventas. También sabíamos que queríamos publicar otros títulos emblemáticos de los primeros años de Packard, porque son los favoritos de los fans y, lo admito, los míos también. Pero la selección final la hizo del propio Edward”.

COMO LLEGARON

A partir de los años ‘80, la colección original fue publicada en España por varias editoriales, incluyendo Timun Mas, Editorial SM, y más recientemente Molino y otras editoriales que forman parte del grupo SM/Anaya Infantil y Juvenil. En total llegaron a editarse allí 90 títulos.

En la Argentina, la Editorial Atlántida adquirió tempranamente los derechos y comenzó a publicar títulos discontinuos a partir de 1983. El que apostó por estos libros fue Alfredo Vercelli, uno de los propietarios de Atlántida, quien viajó a Estados Unidos y trajo algunos ejemplares para impulsar el proyecto.

Al primer título que publicaron, Viaje por las galaxias, le costó un buen tiempo abrirse camino en el mercado, cuentan a La Prensa Antonio Fiasche y Oscar Armayor, que trabajaron en Atlántida durante veinte años, hasta su ocaso, y hoy son, respectivamente, director y editor de la Editorial Artemisa, que ahora tiene los derechos de la colección en Argentina.

Las primeras tiradas, que eran importantes, se distribuían en las librerías pero al poco tiempo los libros volvían todos para atrás. La preocupación crecía entre los vendedores, pero Vercelli les pidió esperar, cuenta Fiasche. De pronto, con toda la publicidad que hacían -carteles, avisos en las revistas del grupo, exhibidores- empezaron a moverse las ventas y cuando quisieron acordarse era una explosión: los distribuidores iban con sus propios vehículos a buscar las nuevas tiradas porque no querían esperar el tiempo normal de envío.

A ese primer título le seguirían La caverna del tiempo, Viaje bajo el mar, Al Sahara en globo, El misterio de la casa de piedra y Tu nombre en clave es Jonás. No venían desde España, sino desde Estados Unidos y se traducían acá, explican Fiasche y Armayor.

Se presentaban en una edición de tapas duras que pronto fueron un éxito de ventas asombroso: prácticamente no había adolescente que no supiera de su existencia o no hubiera leído alguno de los ejemplares. Hasta 1998 se publicaron en nuestro país 70 títulos.

Con el derrumbe de Atlántida, Fiasche creó su propia editorial en 2010 y de inmediato intentó reanudar la impresión de la serie en nuestro país, pero las negociaciones con ChooseCo se prolongaron hasta 2020, cuando recibió finalmente la autorización.

Desde entonces Artemisa lleva publicados 33 títulos. Los editan en tapa blanda, en un formato ligeramente más pequeño que Atlántida, pero con la misma calidad de impresión y con una muy buena acogida entre el público, según Fiasche, quien señala que en algunos momentos llegaron a editar hasta dos títulos por mes. "Hoy la colección ocupa un lugar importante en las ventas de la editorial", admite Fiasche.

De los 33 títulos que ya sacaron a la calle, 23 son reimpresiones de la colección original, con títulos ya publicados por Atlántida, y otros diez son novedades en Argentina y también en ChooseCo, entre ellas una serie de tres libros sobre unicornios, que la editorial argentina lanzó en una caja hace tres meses. Los próximos lanzamientos que tienen previstos en Artemisa son la reimpresión de La cueva del tiempo, de E. Packard, a principios de octubre, y Hermana del multiverso, de C. E. Burger, en febrero.

UNA EPOCA

Elige tu propia aventura marcó una época. Su popularidad fue tan grande que en cierto punto parecía que todo el mundo la había leído y hasta su nombre se incorporó al lenguaje como símbolo de toda opción personal.

Lo curioso del resurgimiento de esta colección, sin embargo, es que los factores que la hicieron desaparecer en su momento hoy están más extendidos que antes, hasta el punto de ser omnipresentes. Y, sin embargo, pese a que los niños y adolescentes están absorbidos por los dispositivos electrónicos, misteriosamente la lectura de Elige tu propia aventura se abre paso de nuevo.

Tal vez la explicación no sea tan extraña. Hoy, cuando cuesta más que antes atraer a los niños hacia la literatura, esta ficción interactiva es un puente que están más dispuestos a transitar en el camino hacia la lectura.