En reuniones privadas, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, admitió, según trascendidos, que el candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires, Jorge Taiana, le lleva a su rival de LLA José Luis Espert veinte puntos de ventaja. Confió, también, en que la diferencia podría reducirse (ver “Dos mediciones”).
Sin embargo, las últimas denuncias sobre fondos recibidos por el diputado libertario de un acusado por narcotráfico autorizan a creer lo opuesto. Veinte puntos son muchos, pero el peronismo arranca, de acuerdo con la reciente elección en la provincia, trece por adelante y el Gobierno desde esa derrota no hizo mucho para acortar distancias.
Hoy Javier Milei se encuentra respecto de Espert en lo que en ajedrez se llama “Zugzwang”: una posición en la que le toca mover y ninguna jugada es buena. Solo dispone de malas o peores. Mala sería bajarlo de la lista; peor, conservarlo.
La Casa Rosada intentó presentar el escándalo como una maniobra de campaña sucia. Declaró que la denuncia era un “refrito”, pero posteriormente voceros del peso de Patricia Bullrich o Guillermo Francos reclamaron una respuesta del candidato. Sólo lo sostiene el tenaz apoyo del Presidente que ya nadie sabe bien a qué atribuir.
Esto último tiñe toda la campaña que se convirtió en una montaña rusa en la que un oficialismo sin estrategia improvisa sobre la marcha. Las acusaciones a Espert lo pusieron en una situación tan frágil que hasta Axel Kicillof se animó a reclamarle explicaciones “coherentes”.
La crisis de la campaña de La Libertad Avanza se desarrolla en espejo con una crisis cambiaria (en grado de tentativa) por presiones del mercado. La diferencia entre ambas reside en que el dúo Milei-Caputo tiene respuestas de todo color y saca un conejo tras otro de la galera para frenar la corrida, mientras que los que deben diseñar la política de la Casa Rosada no saben dónde ponerse.
El viernes, el dólar oficial cerró estable como así también los financieros y el blue. Todos dentro de la banda. Se espera que en la nueva ronda de gestiones en los Estados Unidos, Milei y Caputo obtengan el respaldo efectivo para calmar los ánimos alterados por un muy verosímil triunfo del peronismo.
Bajo estas circunstancias y con el recuerdo de la performance de Martín Guzmán, Silvina Batakis y Sergio Massa de hace apenas dos años, se lanzó una carrera para acaparar billetes verdes y el lunes 27 estar fondeado en dólares. Nadie quiere esperar el escrutinio en pesos.
Las malas expectativas electorales y las presiones sobre el tipo de cambio por lo tanto se retroalimentan.
Para remediar esto, el Gobierno apuesta a algo más que declaraciones de apoyo de Donald Trump y su vocero en el tema, Scott Bessent, secretario del Tesoro. La idea es volverse a Buenos Aires con números de refuerzo para las reservas del BCRA que permitan calmar la demanda. Un “ancla” que permita llegar a las elecciones sin más sofocones.
Así como el mercado se cubre, Milei quiere hacer otro tanto hasta el 26. Pero si ese día se produce la resurrección definitiva del kirchnerismo, la estabilidad será un recuerdo. Por eso Bessent aclaró que no habrá dólares frescos para la Argentina. Alumbró una nueva cotización cambiaria: ni blue, ni CCL, ni MEP, sino dólar en “expectativa electoral”.
Por otra parte, el trascendido de que Washington pide un acuerdo político para garantizar las reformas y un acercamiento a Mauricio Macri es sólo retórica. Macri carece de capital político y la oposición no quiere ningún acuerdo con Milei: quiere liquidarlo.
Prueba de esto es que sigue juntando clavos para su ataúd en el Congreso. El jueves, el Senado rechazó otros dos vetos a leyes que aumentan el gasto público sin financiamiento genuino. Como había hecho con el aumento para los subsidios a discapacitados, insistió con más fondos para trabajadores docentes y no docentes de las universidades y del Hospital Garrahan. Un plan “platita” de campaña en beneficio propio, pero con dinero del adversario. Maravilloso.
Las sesiones del Congreso son asombrosas. En primer lugar, causa perplejidad la indignación del kirchnerismo con la corrupción. También la de sus aliados “institucionalistas” (UCR y Carrió) que arman comisiones investigadoras para sustituir al Poder Judicial.
Por otra parte, no hay antecedentes de convocatorias semana tras semana a sesiones para demoler una estabilidad macroeconómica cada vez más comprometida por los embates legislativos. La tarea de zapa ha reunido mayorías extraordinarias que pretenden desplazar al Ejecutivo en su rol constitucional de poder administrador. Ese propósito contra natura que lleva directo al conflicto de poderes constituye junto con el plan “platita ajena” la estrategia principal de la campaña opositora.