Con un menú basado en recetas típicas y muy genuinas pero adaptadas con gran sensibilidad al gusto local, Karina Gao se luce en su primer restaurante en el país.
Karina Gao rebalsa carisma. Eso es lo primero que podría decirse tras la charla/invitación a la prensa para conocer su flamante local. Es que la experta comunicadora gastronómica puede hablar durante horas y no cansar. Suelta anécdotas, explica platos, brinda tips. Nada se le escapa y sabe cómo hacer para mantener el interés de su platea.
Su cuenta de Instagram @monpetitglouton tiene más de un millón de seguidores. También se luce en Tik Tok y YouTube. Para cada red, cuenta con personas que la ayudan: graba todos los días, entrega material y después se lo editan según las dinámicas de cada medio. Pero ella es sin dudas el corazón de todo.
A ese perfil comunicacional, este año, con la apertura de GĀO Restó, le sumó el rol de empresaria gastronómica. El lugar, ideado por ella, con su seguimiento personal y permanente en el día a día, en poco tiempo logró transformarse en un sitio obligado de Belgrano.
Pensado como un espacio ideal para encuentros familiares, cumpleaños, cenas románticas o salidas de amigos, el restó suele tener reservas cubiertas por las noches y funciona muy bien el resto del día.
TRABAJO
Entre plato y plato, Karina cuenta su historia. Sonriente, relata su llegada a los 9 años de China con su familia trabajadora. Da pistas de su amor por Argentina, país al que decidió adoptar cuando ya de grande, podría haberse quedado en París para seguir su carrera.
Es que con los años se transformó en economista y especialista en emprendedurismo, se especializó en Francia, donde conoció a su marido de origen galo. Allí imaginó una cadena de restaurantes chinos en Buenos Aires. Ese proyecto quedó trunco pero ahora en cierta forma comenzó a hacerse realidad con GĀO.
LOS SABORES
Karina explica que el restó busca ofrecer una cocina china genuina, contada desde las raíces familiares y pensada para conectar con el paladar argentino.
La ambientación —a cargo de los estudios Reina de Plata y Ripani— fusiona estilos modernos y rehuye de los estereotipos del restaurante chino tradicional.
La anfitriona ofrece una catarata de platos a la prensa que muestran la variedad, calidad y alcance de sus recetas. Entre las entradas, se destacan el arrolladito primavera al vapor y las albóndigas perladas de cerdo y langostinos. También resultan imperdibles los raviolitos de cerdo dorados a la plancha, y la bondiola laqueada con miel.
Las proteínas, por su parte, se presentan en preparaciones como las Baby Ribs, plato heredado de la madre de Karina; el pollo a los tres aromas, o la ternera con salsa de ostras y verduras.
Entre los postres -algo adaptado al gusto local ya que en China comen fruta como final de cada comida-, se destaca el Shíjǐn pàobīng, un helado para compartir, convertido en uno de los más pedidos.
“Estoy feliz con este proyecto y siento que vamos por más”, señala al final de la charla. Mira a su alrededor con cara de satisfacción y desgrana una cálida sonrisa que conquista a todos.