Actualidad
Desde 1936 se buscó dotarlo de un ascensor interno para permitir el acceso del público a la cúspide

Un mirador que renueva el Obelisco

En pocos minutos se llega al punto panorámico desde donde se ofrece la experiencia de disfrutar de inmejorables vistas de destinos emblemáticos de la ciudad. Su acceso es actualmente gratuito, con planes futuros de licitación para su explotación turística.

Ochenta y nueve años después de su inauguración, el Obelisco se ha convertido en un ícono indiscutible de Buenos Aires. Testigo de innumerables eventos históricos, artísticos y deportivos, este monumento de 67,5 metros de altura y 170 toneladas sigue siendo un punto de encuentro y celebración para los argentinos.

Hace pocos días, la Ciudad de Buenos Aires inauguró un mirador que permite disfrutar de vistas panorámicas desde su cúspide. Se instaló un ascensor vidriado que recorre el interior del monumento y facilita la llegada al mirador, ubicado a más de 65 metros de altura.

Para acceder a esta nueva iniciativa, se debe ingresar por la puerta ubicada en su base. Allí se ubica una chapa colocada en el piso que recuerda al visitante que debajo de sus pies pasan 3 líneas de subtes. Está planificado reemplazarla por un vidrio que permita observar lo que sucede en el subterráneo.

Tras subir 8 escalones, se llega a un pequeño descanso que sirve de espera o para tomar directamente el ascensor. La novedosa estructura está sostenida por un sistema de anclajes y cuenta con una escalera metálica de emergencia.

Luego de un breve viaje en ascensor, los visitantes deben subir unos escalones más para llegar a las cuatro ventanas que ofrecen vistas de 360° del centro de la ciudad. Desde allí, se puede apreciar la inmensidad de la 9 de Julio, la vitalidad de la Avenida Corrientes y la belleza del paisaje porteño.

La idea de incorporar un ascensor al Obelisco no es nueva. Ya en 1936, el intendente porteño De Vedia y Mitre expresó su intención de dotar al monumento de un ascensor interno para permitir el acceso del público a la cúspide. Hoy, ese proyecto se ha hecho realidad, permitiendo que tanto los porteños como los turistas se conecten con la ciudad de una manera diferente.

TESTIGOS DE UN HITO

Para difundir las nuevas vistas porteñas, el gobierno de la ciudad organizó varias fechas para visitar este nuevo atractivo turístico. Para cumplir el deseo de conocer el interior del Obelisco, habrá que estar atento a las redes sociales oficiales en Instagram: @baparticipacionciudadana y @entedeturismodebuenosaires.

Durante el recorrido que participó La Prensa un grupo de vecinos de la ciudad pudo descubrir esta nueva propuesta turística. “Siempre hay algo nuevo y también es como obtener otra mirada de la ciudad. Es un mundo distinto desde arriba y podemos descubrir rincones que quizás viéndolo desde la calle o mientras caminas por cualquier avenida, no lo podríamos ver nunca”, explicó Rocio mientras formaba fila para tomar el ascensor.

A pocos metros, Carlos admiraba la estructura que sostiene al ascensor y que asciende hacia el mirador del obelisco perdiéndose a la simple vista del turista que se encuentra en la base de la estructura. “El obelisco es muy importante para nosotros y vi algunas imágenes de esta experiencia en las redes. Me parece que es un mirador único de la ciudad, así que quiero subir y sacar fotos”, señaló Carlos a minutos de ingresar al ascensor que lo trasladará a la punta del obelisco.

Los casi cinco minutos en que se permite quedarse en el mirador basta para llenarse de paisajes urbanos únicos que solo se consiguen desde esas cuatro aberturas. El hormigón original que yace en aquellas paredes ofrece al visitante viajar en el tiempo e imaginarse la transformación que fue testigo el obelisco. En una de las fachadas internas, sobre una de las ventanas del mirador, se visualizan las firmas de tres personas vinculadas con las tareas del lugar que dejaron su testimonio el 24 de noviembre de 1939.

Las cuatro aperturas en el mirador permiten ver con otra perspectiva edificios icónicos porteños. A un lado, el chalecito de la mueblería Díaz, ubicado en un décimo piso en la 9 de Julio, yace misterioso en las alturas. También se puede ver el edificio del ministerio de obras públicas con la escultura de Eva Duarte y, al final de la avenida Corrientes, el majestuoso Río de La Plata.

A esa altura el sonido es escaso excepto cuando pasa una formación del subte que retumba en las paredes del obelisco.

Las fotos panorámicas se mezclan en el mirador con las selfies que las cuatro personas, que por turno llegan hasta este nuevo recorrido de la ciudad, aprovechan sacarse con el paisaje detrás de sus espaldas. “Me encanta ver este aspecto de la ciudad. Es impresionante todo lo que se puede ver y qué pequeños somos abajo. Nunca imagine que iba a poder acceder a este punto del obelisco”, dijo Carlos, otro de los elegidos para realizar el recorrido de la jornada.

Además del ascensor y el mirador, se espera que a futuro se implemente una propuesta museográfica dentro del Obelisco, enriqueciendo aún más la experiencia de los visitantes. Este nuevo espacio cultural sumará valor a un monumento que ya es un símbolo de la identidad porteña.

La apertura del mirador del Obelisco representa un nuevo capítulo en la historia de este emblemático monumento. Ahora, tanto los porteños como los turistas pueden apreciar la ciudad desde una perspectiva única, llevando consigo un recuerdo inolvidable de Buenos Aires.

 

Foto 2 y 3: