Cultura
SAN HÉCTOR VALDIVIELSO SÁEZ, EL PRIMER SANTO ARGENTINO

Un martirio que ha sido olvidado

POR IGNACIO F. BRACHT (*)

El 9 de octubre se celebra en el santoral católico la muerte de San Héctor Valdivielso Sáez, primer santo argentino y mártir de la Fe.

Nacido en Buenos Aires el 31 de octubre de 1910 en una casa de la calle Treinta y Tres Orientales, en el porteño barrio de Boedo, era hijo de los españoles Benigno Valdivielso y Angulo y de doña Aurora Sáez Ibáñez, naturales ambos de Castilla, arribados a la Argentina en busca de nuevos horizontes y oportunidades. Fue bautizado en la antigua iglesia de San Nicolás de Bari, en la misma pila bautismal donde lo fuera Jorge Luis Borges; pila que se conserva en la actual iglesia que recuerda al santo de Bari, ubicada en el barrio de Recoleta en la avenida Santa Fe.

Sus padres decidieron regresar a España cuando Héctor tenía cuatro años e instalarse en la localidad de Briviesca. A los doce años, junto a su hermano mayor sintiendo la vocación religiosa, ingresaron al internado de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, congregación religiosa fundada por San Juan Bautista de La Salle en 1680.

Realizó el noviciado en la Casa Misionera de Lembeq-Lez-Halle en Bélgica y en 1926 recibió los hábitos con el nombre religioso de Benito de Jesús.

Al poco tiempo regresó a España y comenzó su obra como educador de niños y jóvenes, orden distintivo de los lasallistas, en Astorga y León. Su deseo manifiesto era volver a la tierra donde nació, tal como lo expresó en una carta a sus padres donde les expresó "ir a misionar a su patria argentina, en algún momento de su vida", algo que la sangrienta mano del destino le impedirá.

ASTURIAS

En 1933 fue destinado al pequeño pueblo de Turón, cercano a Oviedo en Asturias, donde en el Colegio Nuestra Señora de Covadonga se volcó a la enseñanza, educando a niños humildes del pueblo y cercanías, muchos de ellos hijos de obreros y mineros de la zona. A su vez, colaboró con artículos en la prensa católica. Según testimonios de padres de sus alumnos, brindaba a los jóvenes su apostolado religioso, poseyendo un gran carisma, sobresaliendo por su vocación caritativa.

En octubre de 1934 estalló en España la revolución que venía incubándose en las izquierdas radicales, sobresaliendo el socialista estalinista Francisco Largo Caballero, contra el gobierno de la Segunda República.

La acción de la violencia izquierdista resultó fallida en toda España, salvo en Asturias donde triunfó, tomando el control político los comités socialistas, comunistas y anarquistas en armas. Vastos sectores revolucionarios manejaron a discreción el poder durante casi un mes, hasta que fueron derrotados por el ejército enviado por el gobierno republicano del liberal Alejandro Lerroux.

El 5 de octubre los milicianos asaltaron el colegio y la casa de los hermanos lasallistas donde los religiosos, considerados "enemigos del pueblo", fueron detenidos y trasladados a la Casa del Pueblo, sede del Partido Socialista. Allí se los encarceló junto a otros sacerdotes, guardias civiles, integrantes de la Acción Católica, funcionarios y los considerados "gentes de derechas".

El Comité revolucionario constituido por seis comunistas, seis socialistas y un anarquista integrante de la CNT, decidieron por votación el fusilamiento de los hermanos, con la sola oposición de Fermín López, dirigente de las juventudes socialistas y Leoncio Villanueva, concejal del PSOE. De nada sirvieron los pedidos por los hermanos educadores por parte de las madres de los alumnos, que intentaron salvarles la vida.

En la madrugada del 9 de octubre los ocho hermanos junto a un sacerdote Pasionario fueron trasladados a pie al cementerio, donde ya se había cavado una amplia fosa, bajo el mando del miliciano Silverio Castañón. Fueron acribillados, rematándolos de un tiro o un mazazo.

MARTIRES DE TURON

En ese trágico 9 de octubre, día del martirio, sellaron con su sangre la tierra asturiana, la misma de Don Pelayo, donde habían prodigado la enseñanza y la caridad. Estos son sus nombres, luego ya conocidos como los Mártires de Turón:
 

-Hno. Cirilo Beltrán (José Sanz Tejedor. Director).

-Hno. Marciano José (Filomeno López López).

-Hno Victoriano Pío (S. Millán de Lara).

-Hno. Benjamín Julián (Vicente Alonso Jaramillo de la Fuente).

-Hno. Augusto Andrés (Román Martínez Fernández).

-Hno. Benito de Jesús (Héctor Valdivielso Sáez).

-Hno. Aniceto Adolfo (Manuel Seco Gutiérrez Celada Marlantes).

-Hno. Julián Alfredo (Vilfredo Fernández Zapico Cifuentes de Rueda).

-Padre Inocencio de la Inmaculada (Manuel Canoura Arnau y Santa Cecilia. Sacerdote Pasionista).

Luego de vencida la revolución, la fosa común fue abierta, exhumados e identificados los cadáveres y trasladados a la Casa de los Hermanos de la Caridad en Bujedo, la misma localidad donde Héctor Valdivielso inició sus primeros pasos vocacionales y enterrados en una cristiana sepultura construida para los mártires.

Este sangriento hecho fue la precuela de la persecución religiosa que se produjo a partir de 1936, al iniciarse la Guerra Civil en España, donde 7.000 religiosos fueron asesinados por las milicias del Frente Popular, por la sola condición de serlo.

ODIO A LA FE

Pasaron muchos años y recién el 29 de abril de 1990, S. S. Juan Pablo II elevó a la beatitud a los hermanos lasallistas. En 1999, en solemne celebración en la Plaza de San Pedro, Juan Pablo II canonizó a los ocho hermanos y al padre pasionista mencionados, junto a dos sacerdotes italianos. En todos los casos se esgrimió que sus asesinatos fueron motivados "por odio a la fe".

La fecha del 9 de octubre, día de su martirio, es celebrada hoy por el ascenso a los altares del primer santo argentino, Benito de Jesús, el hermano San Héctor Valdivielso Sáez.

Si bien en la iglesia de San Nicolás de Bari en Buenos Aires se rinde culto al santo, donde además de un retrato de él junto a sus alumnos, se exhibe una reliquia de un hueso de su brazo, donada por la Congregación a su tierra natal y a donde fue bautizado, no dejamos de destacar que su figura ha sido silenciada, tanto fuera como dentro de la Iglesia argentina, ganada en amplios sectores por el progresismo, donde un santo como el que nos ocupa, es "políticamente incorrecto".

Al igual que en España con la sesgada Ley de Memoria Histórica Democrática, San Héctor Valdivielso como otros tantos miles de víctimas, son olvidados y ocultados. Claro está que muchos de ellos fueron asesinados por los milicianos socialistas, entre otras fuerzas, del Frente Popular; algo que el PSOE quisiera borrar de su historial.

Sea nuestro recuerdo para el primer santo argentino que, a los 24 años, abrazó el martirio con su sangre inocente.

 

(*) Miembro de Número de la Academia Argentina de la Historia y de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación. Vicepresidente del Instituto Cultural Argentino Uruguayo.