Por Julio C. Borda *
Don Juan Gualberto Gregorio de Las Heras, es tal vez uno de los próceres más ignorados de la historia argentina; es que su rica trayectoria como militar en el cruce de los Andes, al lado de José de San Martín, con el que cultivaba una sólida y firme amistad, jamás fue valorada en su real dimensión.
Hijo de Bernardo Gregorio de Las Heras y de Rosalía de la Gacha, Juan supo ganarse desde joven un respeto poco común debido a su fuerte personalidad y hombría de bien. Era un hombre que se destacó por su cultura y por su piedad religiosa.
Basta relatar dos anécdotas para valorar su carácter y su poder de decisión para enfrentar los avatares de la vida. La primera de ellas se remonta cuando Las Heras contaba sólo con quince años, que pinta de cuerpo entero al futuro militar que paseó su estampa por los Andes.
Durante su época de estudiante en el Real Convictorio Carolino, ocurrió un hecho que fue publicado por don Vicente Fidel López, en su “Historia de la República Argentina” y que por ser compañero y amigo de Las Heras, es imposible dudar de la veracidad de sus dichos.
Cuenta el destacado historiador que en dicha institución se aplicaban severos castigos a los alumnos, los que consistían en azotes y encierros bajo cepo.
Este proceder tan abusivo, dio lugar a un reclamo de los estudiantes a las autoridades, con la amenaza de que, en caso de que no fueran escuchados, estarían dispuestos a tomar el establecimiento, lo que así ocurrió, produciéndose una situación inédita y de extremada tirantez.
Quien se puso a la cabeza de esa rebelión fue Juan Gregorio de Las Heras que con tan solo 15 años de edad, arengaba a todos sus seguidores, proveyéndolos de palos y piedras para enfrentar a las autoridades.
La cuestión es que muchos de los estudiantes se instalaron en las terrazas del establecimiento, para repeler el ataque del cuerpo de policía que había recibido la orden de desalojarlos. Los alumnos sin embargo se defendieron con enorme valor y eficacia, conservando el edificio bajo su dominio durante varios días; el que recién fue abandonado cuando se les hizo la promesa de que no iba haber represalias, y que se suavizaría el régimen de castigos que hasta entonces se aplicaba.
Un acto que llama la atención para la época y que se llevó a cabo con total éxito.
SEGUNDA ANECDOTA
La segunda anécdota ocurre cuando ya era gobernador de la Provincia de Buenos Aires, contando con un gran prestigio entre sus pares debido a la experiencia adquirida en el cruce de los Andes.
La ambición expansionista del Brasil llevó a este imperio a intentar la anexión definitiva de la Banda Oriental, país al que bautizó con el nombre de Provincia Cisplatina. Esta fue la principal razón que dio origen a la guerra de las Provincias Unidas del Río de la Plata contra el Imperio brasileño, conflicto bélico que se extendió desde 1826 hasta 1828 y que a pesar de haberse ganado la guerra en el campo de batalla, se la perdió en la diplomacia. Pero esa es otra historia.
Lo cierto es que en esos turbulentos días, el General Juan Gregorio de Las Heras era el Gobernador de Buenos Aires. Militar cabal, patriota y honorable, Las Heras se puso en forma inmediata a la cabeza de la campaña para enfrentar al codicioso vecino, y es así que en una inflamada arenga lanzada el 1º de enero de 1826, el gobernante porteño expresó con energía: “Conciudadanos: el Emperador de Brasil ha dado al mundo la última prueba de su injusticia y de su política inmoral e inconsistente con la paz y la seguridad de sus vecinos. Después de haber usurpado de una manera la más vil e infame que la historia conoce, una parte principal de nuestro territorio… ¡Ciudadanos! Respondamos todos al grito de la guerra y de venganza. Sonó la hora. ¡Ciudadanos! Desde hoy todos sin excepción somos soldados… ¡Bravos que habéis dado la independencia a nuestra Patria! Descolgad vuestras espadas. Un rey nacido del otro lado de los mares insulta nuestro reposo y amenaza la gloria y honor de nuestros hijos. ¡A las armas, compatriotas! ¡A las armas!”.
Sin dudas, estas fogosas palabras que brotaron de la boca de don Juan Gregorio de Las Heras, deben haber calado hondo en los pechos de aquellos valientes hombres que fueron a combatir en defensa de la Patria, en ese momento tan particular por el que atravesaba nuestro territorio.
Este fue don Juan Gregorio de Las Heras, uno de los mayores héroes de la historia patria.
* Abogado e historiador.